Virus. No público. Todo raro. Lo que hay. El fútbol es una culebrilla animosa y expectante que se cuela por las ranuras de nuestro entretenimiento. Como el dinero, cuando cae y hace ruido deseado y característico. O como un negocio que lleva consigo la siempre peligrosa Economía.
Estadio Da Luz. Lisboa. Formato breve. Nada de partidos de ida y vuelta. Nada de tentar contagios y que la fiesta no se termine de completar. Juega, gana, corre, y luego pregunta.
Burbuja de fútbol en Portugal, Champions League del virus 2020. ¡Agosto de calor y de no hay más remedio! Una Fase final sin el Real Madrid o el Barcelona, puede parecer menor. También había doblado la rodilla la Juve de Cristiano. Y el Liverpool ...
La gran lección de la Final de la temporada, no es nueva. Nunca ganará la Champions la iniciativa privada de la individualidad genial. Si no tienes a un gran portero, a excelentes atletas, a tipos que corran, y además que la enchufen sin que les tiemble el pulso ante la portería, no lo tienes todo servido para ser campeón.
Ya le pasó a Maradona, o a Messi, o a Cristiano, o a tantos futbolistas sensacionales. Tampoco Cruyff ni Beckenbauer hubieran sido tan grandes de no haber tenido músculos y clase acompañando.
Eso pasó en Da Luz. Hay que ser gente de fútbol. Amar y conocer la historia de este carismático deporte parido en Inglaterra. Al París Saint-Germain no le bastó el money de su presidente y mecenas Nasser Al-Khelaifi. No. Porque la tradición va por otros derroteros. Y en Da Luz, ni Mbappé ni Neymar los tenían. Los muniqueses , siempre los tienen. Por ejemplo, en el apellido Müller, que tantas connotaciones futbolísticas suscita.
Ayer se vio por allí nada menos que al gran Karl-Heinz Rummenigge entre otros. Es la estructura de un club sabio en amar y respetar su tradición. Fuerza, bloque, referencias y sabor. ¿Cómo no tener relevos de calidad con la pléyade de astros que circulan por su staff? ...
Sí. El Bayern siempre es el bloque. El "Káiser" siempre amará a Schwarzenbeck, o Cruyff a Haan y Neeskens. Y el Ajax volará sobre ese recuerdo.
El Bayern es la ortodoxia europea y mundial. Un bloque sin fisuras que sabe estar cuando se le espera. Y no falló esta vez ante un voluntarioso Paris Saint Germain, que nunca aspiró realmente a nada.
Ha sido toda una locura esperada y arriesgada. La UEFA debe felicitarse por haber conseguido que se levantara la "Orejona" Copa sin sobresaltos e incidentes de salud. El refugio de Portugal funcionó con eficacia.
El fútbol es una mercancía. Como el francés Coman, que metió el gol en la final para el Campeón. Antes, había debutado precisamente en el Paris Saint Germain como perla negra, y tiempo había tenido para recalar también en la Juventus. Ahora, todavía muy joven, fue el nombre que sonará en la Historia del fútbol bávaro por su gol de la definitiva sexta Champions exitosa.
El virus lo hará todo discreto. Los cervezones alemanes deberán esperar momentos más adecuados para derramarse. Y las fiestas habrán de ser contenidas.
El niño Neymar lloraba derrotado, y sin saber que se había equivocado gravemente al salir de un Barça ahora en ruinas. Neymar se sentía mal, perdedor, errado, desmotivado, y con todo el dinero ...
El fútbol es esfuerzo y humildad, tesón, divismo contenido, correr y entrenar mucho, cuidarse y comer con dieta adecuada, joderse un poco el primer apogeo físico de los primeros treinta años, y disfrutar invirtiendo con las rentas después.
Que es lo que hace ese ejemplar Bayern München de Rummenigge, Beckenbauer o Uli Hoeness. Que es capaz de transferir de generación en generación calidad y esfuerzo colectivo.
¡ENHORABUENA!
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