11:28
jose vicente ortí
Es realmente hermoso. Bello. He de hacer un paréntesis camino hacia la reflexión. Lo ponen las fechas. Empieza un nuevo calendario. Una nueva etapa y un nuevo roto. ¿Balance? Quizás. Quizás sea una opción para hacerlo. O una travesía y un tanto recurrente. Porque los balances son en mí itinerantes y evolutivos.
Mi vida. Me ha pasado mucho a lo largo de mi 2013 que se murió. Y creo que solo por este acercamiento a mi realidad, ya es necesario que dé las gracias a la vida. Gracias a la vida azarosa y hasta extraña, gracias a los buenos y a los malos, a los zurdos y a los diestros, a los progresos y las costras, a los respirares y a los ahogos, al quejido y al placer.
Mi vida crece y avanza, se mueve, explora, sorprende, extraña, admira, pinta, escribe, observa y sueña. Como yo mismo y toda mi ilusión.
Mi vida me viene a mí, desordenada, bebé, primeriza, de temer, inexperta y hasta bisoñamente. Y es hermosa como una reina de África o como el arabesco de un muchacho del Bolshoi. Mi vida es un sueño, un proyecto con piernas y brazos, un túnel que me lleva imparable y decidido hacia mis boxes de socialización y de plenitud. Yo soy una progresividad que se enfada porque lo quiere todo y ya, y desea ambiciones, y nivel, y padrinos, y amantes moras, y nostalgias que ya no caben en un tintero.
Por eso me gusta 2014. Me cae bien. Porque el pasado me cae bastante mal. A mí me gusta el futuro, como a los videntes y a los astronautas las estrellas, como a las montañas su atrio y desnudez, o como los barcos gustan de la sal del mar.
Sí. Yo soy futuro. Imperfecto o perfecto. Me es igual. Pero soy caminante de caminos abruptos y machadianos, de mover el culo y la mente, y de dejarme en los empeños la piel.
Yo soy José Vicente. Ortí. Valenciano, heterodoxo y buscador, noble y fuerte, hijo de Alfonso y Carmen, gustador de damas maravillosas y de buen corazón, musical e impetuoso como un viento desacertado. Pero mi dirección siempre es hacia adelante. Mi marathón vital está lejos y es exigente, pero siempre me gustó el deporte y la rabia del competir. Jamás fui trasero quieto, o conformista o derrotado. Esa palabra nunca cabe en mí, se me sale del bolsillo; me da coraje todo lo estándart o definitivamente domado. Porque quiero que muchas cosas de mí se renueven en manantial fresco y sano de esperanza.
Sí. ¿Cómo no va a gustarme el año 2014? Tiene jugo ese año. Tiene zapatillas nuevas, y caminos que van al interior de mí mismo, e inconformismos, y mil millones de sueños.
El 2014 también me tiene temor y yuyu, y sensaciones contradictorias, y me pienso a veces que no saldrá. Pero, son las menos. Mi 2014 lo que va a ser es distinto. Porque yo voy siendo distinto, y mejor, y ubicativamente más estratega y explorador, y con la sensación auténtica de que mis asignaturas pendientes llevan el anagrama de un sol. De un yo.
Sol, luz, esperanza, renovación, perdonarme a mí mismo, agradeceros a todas y todos vuestra ocurrencia de leerme, esforzarme por sentir placer y poder compensar vuestra atención literaria y hasta curiosona. Sabéis que yo soy mucho mi blog, que me doy mucho aquí, y que me extrapolo cual Marco el chino de la seda camino de mi bolígrafo virtual que exprese sentimientos y sensaciones. Os doy la enhorabuena y los mejores deseos para todos en este juguetón y niño 2014.
¡HACED LO QUE OS DÉ LA GANA!
8:55
jose vicente ortí
Sí. A la fiesta. A sacar toda la ilusión. Ha hacer divertimentos y locuras. Acaba un año vejestorio que atufa a crisis y a mal rollo. Y una tradición lógica y mágica lo cubre todo de placer y de esperanza. ¿Por qué no? ...
¡Fiesta! Caña, a por todas, a por uvas y vino, a vivir que son dos días, a por el mar y las montañas, a por tí y tu carnaval de la ilusión que embarga el futuro de tus ojos. Tenemos derecho a desmarcarnos de la ortodoxia y a ser extraordinariamente felices. ¡Joder! ...
¡Viva la locura! Haced lo que podáis y os dejen. Tirad toda la carne en el asador. Gozad y amad, hacer el niño y el libre, hay tiempo, y subíos a toda esa cabalgata de ilusión que ha de dar la vida. Disfrutemos todas y todos. Transformarse, revivirse, renovarse, atreverse a cantar, y a festejar, y ponerse las ropas imposibles, y a decir alguna trola, y a que no te cuenten cómo has de poner las manos. Tú, ya lo sabes. Casi todo ...
¡Entrada del año! Déjale pasar y no le pongas trabas que no se puede, cómete las doce uvas o las dos sandías, haz el rito maya o la pose que no esté en los libros, el salto del tigre o el gol de tu éxito imitador. Sal a tí, a que no te lo cuenten, a que la sonrisa eterna concluya con el abrazo de tu coherencia.
Llénate de osadía y haz el Travolta o el Budha, pero sé feliz y no me hagas caso. No tengas miedo ni pudor. Vive. Sí, sigue, continúa, abraza tu deseo y tu oportunidad, dale el beso a ese chic@ que te gusta o la confirmación integral y personal de que le quieres. Ama. Ámate. Amátelo todo en una noche. O en dos, o en veinte, o en lo que tú quieras. Pero nunca olvides a la vida.
La vida, sigue. Siempre sigue. Es un río mágico y maravilloso, real y lleno de cosas. Por eso las ligas, y tus jeens ceñidos, y seducciones, y esoterismo, y ciencia, y buenos deseos, y mediazas de fantasía al lado de tu cuerpo que proyectan unos ojos bellísimos. Una musculada y cómplice conversación en compañía de tu alguien. No digas quién ...
Luz entre los fuegos de artificio del riego de tu vitalidad, haz un exceso y un dribling desnudo y a tu semejanza, lucha y porfía. Y escucha música, y danza nuevamente sobre tu fantasía posible. Australia abre, y las Islas más al Oriente, y el mundo tiene derecho a soñar cuando le toca su huso horario. Sí. Que no te quiten lo tuyo. Que no te quiten tu libertad. Que no se te vaya nada de tu sonrisa. Todo depende de tí. Más de lo que crees.
Saca lo mejor y más imaginativo de tí, reúnete con gente clara y noble, juguetea a ser el tarzán de la jungla o el Nadal de la tele de tus deportes, estate con la gente más divertida que se te antoje y sé un color y un globo de frescura y de ternura.
Salta y chilla, levanta la voz, bebe con moderación, si coges cogorza pide ayuda, prepara todo tu arsenal de gracias y de chistes, y juega al campeonato mundial del buen rollo. Sí. Gente que te va a dar sonrisas y aceptación, y ayuda, y comprensión, y un torrente de ilusión. Los tuyos, la tuya, el tuyo, el de él, la de élla, todos de ti, ellos de todo, y tú con todos los tuyos. Contigo mismo.
Un abrazo viene en forma de Año Nuevo entre botines, patines y minifaldas, conffetis, risas, fríos y licor, rusas y españoles, tanzanas o mejicanos, heterodoxos y diferentes, mestizos y puristas, diversos y sensibles, imposibles y utópicos, reales y avasalladores.
Todo eso es una fiesta y yo soy España. España es el mundo. No hagas sufrir a nadie con el coma etílico. Tienes toda la risa garantizada, y el placer, y la elocuencia, y la transgresión, la pintura, y la samba, y la sardana, y el tango, el hip-hop. Tienes la quietud y el amigo frío, el sol y la paz, el calor de las Antípodas y mil nuevos horizontes. Toca las campanas y bésalas, y los violines, y las trompetas, y no te dejes demasiado en el tintero. Nunca hagas caso del todo a nadie.
¡¡ VIVE !!
9:44
jose vicente ortí
El proceso. Euzkadi. País Vasco. Euskal Herría. El conflicto vasco. La cuestión vasca y la reivindicación. La Navidad del 2013. El juego estratégico y necesario. La idea de la pacificación. El cerrar los libros de la sangre. El futuro. La vuelta a casa. Los deseos. Las ganas de regresar a su raíz. Las emociones y el orgullo. La identidad y la lucha. La dignidad y los enemiguismos. Siempre rivales.
Los presos. El colectivo abertzale de presos. La voz fría y enérgica de una chica delgada en un vídeo de mensaje que quiere hacerse oír y comunicar. Habla ETA. Dicen que sienten el daño multilateral generado. No se sienten los malos de ninguna película. Se sienten soldados que tuvieron que hacer algo para salvar la libertad y el espíritu de su patria vasca. No se sienten ni se sentirán nunca españoles. Ni franceses. Y quieren caminar hacia su mejor futuro a través de una palabra mágica y eterna a la que llaman vía política.
La voz del preso se ha tornado firme y nostálgica a un tiempo. No les gusta en absoluto tener que pasar los años de las condenas que no sea en su amado terruño. Y para ello están dispuestos a conceder gestos y a situar algunas concesiones.
Lo que quieren es salir de esas celdas y volver a sus penales. Y si puede ser, de los penales a casa. O que desde los barrotes puedan ver su Cantábrico, o atisbar a ver sus calles y sus caseríos.
Tema más que delicado el de los buenos y los malos, vencedores y vencidos, muertos y heridos, familiares y emociones, españoles en Euzkadi y abertzales en España, choque de focos que huelen a dolor. Impresiona la voz firme y femenina, casi metálica, de la mujer joven del vídeo ETA. Parece una autoridad, una lideresa, casi metálica, de la mujer joven del vídeo ETA. Parece una autoridad, una lideresa, un sentimiento escrutado y real, una medidura exacta de las palabras más precisas y estratégicas, un discurso casi institucional, y hasta un enorme deseo con orgullo. La voz de los otros, de los suyos, de los enfrente, de los malísimos y de los gudaris adorados. Da morbo.
La mejor reflexión es la de tratar de no reflexionar en exceso. Hay que escapar del pasado. Dejarse llevar por la idea de un futuro sin bombas o sobresaltos. A veces una meras palabras ya son unos sobresaltos.
Bombas lapa debajo de los coches, viudas destrozadas, gente por los aires, dolor a mil, zap o paz al revés, estremecimiento, zulo, insulto, ostia, palo, cabrón, hideputa, no me tortures, no me insultes, te voy a pegar, te mato, los paramilitares, los comandos inquietantes, el Gal, la cantera, la confrontación y el gran encabronamiento con pared de amianto. Los explosivos y lo insoportable. Secuestros y desgarros. Toda la tralla de la violencia. La muerte.
La paz, la paloma, la postguerra, el recuerdo de un tiempo, los niños que huelen el futuro, la política como linterna, las leyes, los gestos, los acercamientos, las palabras, las cortesías, el detenerse en la carrera, el pacto, el proceso, el camino, el próximo año, el próximo día, lo que viene, lo que nunca volverá, otra cosa, lo ya sucedido, lo que siempre sucedió, el silencio, la espera de un nuevo tiempo, y una cosa nueva que parece irrefrenable.
Es una buena noticia,-aunque pique-, que el proceso de la pacificación de Euzkadi, tenga lugar. Que los presos vascos cumplan las leyes españolas, que pasen por nuestros códigos jurídicos y que vengan a nuestras salas y razones. Nunca hay sonrisa sin corta distancia. Nunca puedes oír cuando te pones las manos sobre los oídos o si te haces el sordo.
La sordera siempre es una rémora. La realidad es cambiante, perra e imperial. Es una costra de azar que seguramente nunca guste a nadie de los contrarios. Por eso ahora hablarán de cinismos, y de asesinos, y de muchas cosas que excitan, tensan, aturden y enervan. Y la derecha de España sentirá más asco y más rechazo, y cada vez que habla lo que queda de ETA viene a la mente la idea de los muertos y de los heridos. Se remueve todo.
ETA. Tremendo, lo de ETA. ETA fue un espanto y un horror. Ellos representaron ese cuerpo implacable. Y hubo guerra de guerrillas en Euzkadi. Y fue de temblor y de temor en muchísimos sitios. Pero el futuro no debe dar miedo. El futuro no tiene porqué ser metal chamuscado o derrota extraña. El futuro ha de ser gaviota y esperanza. Como unos buenos deseos para muchos más años desde el 2014. Para todos los años eternos y posibles.
-PARA LA PAZ-
8:40
jose vicente ortí
En un extremo casi olvidado de mi balcón. Una planta excesiva e irregular. Múltiples circunstancias. Sus tallos son de variadas alturas. Pero todo parece inicialmente un misterio. Cuanto le sucede, es lejano y casi inadvertido. Pero su porte e impresión primerizas son saludables.
Hay un gran magma vegetativo que le da presencia a la planta. Parece que resiste y triunfa su abundancia y su monumentalidad. Pero yo la sigo viendo olvidada y demasiado sola. Decido jugármela. Intento que me diga qué cosas le pasan.
Y me invita a venir, a llegar, a aproximarme, y hasta a esforzarme de cara a su encuentro. Es como si nos echáramos de menos la planta y yo. Como si el tiempo hubiera distraído nuestro real contacto. O como si ya no me importara tanto.
Trato de levantar a una mano la maceta potente que le da casa y lar. Pesa como siempre. Como un diablo, de grande que es. Y yo cojo la rutina de hacerme el hércules y de no concederle credibilidad a mi humildad. Porque hago lo mismo y sin delicadeza. Aso la maceta de nuevo con una mano, y sufro porque no estoy seguro de hacerme con ella sin que me ceda y se me vuelque. Arriesgo y utilizo las dos manos. Ahora habrá seguridad y decisión por mi parte.
¿Qué hacer cuando ya la tengo y cuando la deposito delante de mis pies? Definitivo es observarla. Pero, antes, levanto la cabeza. Me siento cansado y necesito aclararme las ideas. Debo estar bien para tratar con ella y acometerla. Ser claro.
Porque me da mucha pena el quitarla tronío. Cortar sus ramas largas y atrevidas, de potentes y flexibles tallos, me da pereza y envaro. Pero sé que he de hacerlo. El ayuntamiento me ha dejado demasiada población de palomas revoloteando cerca de mi balcón. He de poner orden en las alturas de la planta para hacer ver que no todo está permitido. Igualo y busco terrenos. Hurgo, sigo y escarbo.
Encuentro mucha materia, y seca y cansada. Tierra vieja y tapada. Raíces extrañamente dudando. Y de repente recupero la vista de un posible nido de hormigas casi furtivas que viven en la clandestinidad jugando con la hez contínua de las palomas y pegada a las hojas de los tallos. Vida clandestina y rastrera. No son míos. Tomo el frasco antihormigas, trato de localizar la oquedad animal, y reparto tóxico en buena cantidad. Hay que elegir y decidirse. No son compatibles ambos géneros.
Y me decido a seguir explorando, y concluyo que voy a cortar mucho la altura de los elevados tallos. Voy a ayudar y a limpiar. Es el mejor momento. Llamo profundamente a mi concentración. Necesito tener mucha más clara la estrategia.
Tomo las tijeras y me dejo de dudas. Comienzó a podar. Corto con decisión, en busca del suelo y de la proximidad de la maceta. Sí. Hay dudas en la propia planta y no tantas en mí. Hay como un enrrejado de dudas entre todas las conexiones de las raíces. Trato de buscar y respetar los puntos y troncos centrales. Solo lo logro con diagonales y sin mayores remilgos. Ya voy llegando.
Hay mucho que eliminar. Hay que sacrificar mucha vida de ahí para poder llegar a las conclusiones claras. El tema es dar y ordenar, podar y perdonar con astucia, descubrir los focos y temas inanes de la seguridad y de la muerte. Va a crecer de todo fuerte y bien, si remato con audacia. La planta tiene más que fuerza para seguir.
Llega un momento en el que pienso que voy a excederme con la poda. No. He de seguir llegando bien abajo. Descubro que algunos tallos toman su forma alta pero ya en equilibrio. Son los más fuertes, y aunque contrasten con el resto rasurado, la planta necesita creerse esa vanidad. Esos tallos exitosos seguirán ahí. Reducidos, pero en su sitio.
Y finalmente tomo agua y riego el suelo de la planta. Lo mojo con humedad y le doy respeto. Es una buena prueba. Sé que volverán a crecer y con convicción. Necesitan hacerlo.
-Y QUE YO LA AYUDE-
11:07
jose vicente ortí
El regalo. La sorpresa. Cansada con las compras. Soy Elisenda, casada, liberada, catalana, viva, brillando como un enigma en el campo maduro de las sorpresas e incógnitas.
La fiesta navideña. La vanguardia y mi modernidad. Profesora de Literatura, y asesora en casa de un envejecido y localizado matemático que es mi marido Roger. La Universidad es mi batalla laboral y alimenticia, el amor mi reducto eterno, y mis hijos ya mayores vuelan solos a su Fiesta de Nochevieja. Hacen bien. Son altos y más que veinteañeros. ¡Que se apañen! ...
Yo ya no haré los cuarenta y cinco años, pero los sesenta me quedan bien lejos y ni siquiera los atisbo ni me los planteo. Yo lo que sé es que todo tiene una caducidad y que pocas cosas son eternas y definitivas. Todo es modificable, y las aperturas hacia la sal me sacan de los tedios y de las inacciones bobas.
Roger se va unos días por ahí. Le he dejado consensuada la mala conciencia. Casado, solo, con amig@s, y crápula. Dice que me quiere y yo sé que no me miente, pero le vence esto de las navidades. Sé que necesita respirar y más que renovar. Le conozco porque mis inquietudes van por ahí.
¿Es que nunca cambia nada del todo? Me niego. Si las cosas no cambian me las trajino yo y tomo mis decisiones. Mi amiga Tessa es una bruja fantástica, y yo sé que me gana y que nunca la alcanzaré. Es sabia, retadora, guerrera y audaz. Y el otro día me habló también de las medias y de los encajes, de los abrigos, de su trabajo en una empresa de diseño, y de que no saben crear. Y que cuando crean, todo es previsible. Me dice que no solo es una aceptada bruja en el terreno mundano, sino una vidente. Afirma que ya sabe por qué la imaginación no se halla en el poder, y que todo lo cursi a veces engaña más que demasiado.
¡Boy! Con b. Esa es una palabra recurrente que me soltó el otro día porque me conoce. Sabe que me aburro. Y va y se abre la puerta de una de sus fastuosas y personales habitaciones, y sale Pierre. ¡Sí, sí, sí, sí! ... El Boy, el juguete carnal, un confidente, un pecado, una vanidad, un ventajismo, un erotismo, y un no me callo. ¿Solo para Tessa?, ¿eh? ...
Se lo dije a Roger y me miró haciéndose el estupefacto. Luego, se encogió de hombros. Sabe lo de Pierre, "el Boy", y que voy a hacer siempre lo que me dé la gana sin hacerle daño. Ya somos mayorcitos y seguro que pecará mucho en esos días necesarios e imprescindibles que se ha tomado. Porque Roger acaba de partir.
Y con las llaves de mi amiga Tessa he abierto la casa amical, no sin antes llamar desde mi oculto al teléfono del joven muchacho. Y cuando entro, va y no necesito empujar casi la puerta. Tessa tiene duplicados de llaves por lo que se ve. Es grande la ausente.
Pierre es eslavo, y yo le he dicho que me deje verle y admirarle. No se llama Pierre, es de donde le dé la gana, pero aquí mando ahora yo y me entronizo a la vida de mi yogur regalo.
Labios carnosos y sensuales, misterioso, joven como una bestia, ojos bálticos, grande como un apolíneo oso, y seguramente gigoló. No quiero ponerme moralista sino descriptiva. Y entonces tiro los prejuicios a la basura y me acerco a su sofá enorme, cálido y confortable. Él me mira y me sonríe. No solo le gusto, sino que se le nota que sabe su cometido. Es un buen actor. Pero a mí me gustan sus películas de serie privada y todo su balbuceo que envidiaría cualquier joven ambicioso y conseguidor.
Me planto este Boy y me lo zampo. Me lo calzo y lo seduzco, le dejo hacer, y me hago el mantra de la isla desierta de la eterna edad y del mar en calma. Y en la casa de Tessa hay jacuzzi, y sauna, y mucho cava, y también vodka y pasión con carmín. Y más carne que en todo el Mercado de la Boquería.
-MI GUIÑO-
10:03
jose vicente ortí
Aquí hoy en la calle no se puede estar. Hoy es día de camina o te hielas. Muy pocas opciones. Son días perros de aire y de frío. Pero lo del aire es la rehostia. No hay sitio para meterte, todo es molesto e inestable, te sientes más solo y vulnerable, y todas esas cosas propias de mi condición. Vivo de la caridad y de la mendicidad. Soy mendigo, y trampeo por las costas de la Comunidad Valenciana como el destino quiere darme a entender. Es de los mejores sitios que he encontrado. Valencia. Aquí no llueve nunca. Es increíble.
Lo que pasa es que te confías y viene de sopetón el invierno, y ya la hemos jodido. Aquí lo que hay es mucha humedad, con el mar al fondo y contagiando de malestar a mis huesos a prueba.
Las navidades me importan un carajo. Ya cuento con ellas, porque tengo una cabeza dura que me sirve para hacerme un buen planteamiento mental. Busco albergues y me acopio de los alimentos que dan. Rara vez escarbo en las basuras, porque padezco del estómago y no me la quiero jugar. Pero guardadme el secreto, que consiste en que a veces meto la mano en el contenedor. Pero eso lo hago solo cuando me equivoco o me descuido. No reincido.
Hace mil años que no veo a mi familia. De hecho, temo que algún día me toparé con algunos de mis escasos parientes y no solo es que ellos no me podrán reconocer, sino que yo tampoco me acordaré de sus rostros.
Bebí. Ahí empezó todo. Mi mujer y mis hijos me dijeron que era un borracho y que me fuera. Toda la casa era mía. Todo iba bien, tenía un trabajo, un coche, y todo aquello que puedes tener. Pero también, demasiado orgullo. Cuando pasó lo que pasó, siempre pensé que lo mejor era asumir las cosas. Y tiré por la calle de en medio. Llegué al Centro de Investigación en donde trabajaba, y un compañero me contestó mal. Me rehice contra él y le falté al respeto. Me pegó un golpe, se lo devolví, se llamó a la policía, pagamos los dos nuestras multas de las denuncias, y después vino el jefe y nos tiró a la calle a los dos. No le digáis nunca a nadie que soy físico nuclear. ¿Para qué? ...
Tomé el coche y me fui al banco. Esa fue mi ruta durante unos meses. Del coche al banco y del banco al coche. Hasta que se me acabó el dinero del banco. Me preocupó fundamentalmente que no tuviera dinero para poder meterle al licor. Era básico, inmediato, esencial, el calor, la flor de la vida, mi estímulo, mi redención, mi liberación, mi única droga, mi amor, el líquido de néctar que podía hacerme sentirme vivo, mis borracheras y mis descansos, mis fantasías y mis recovecos de supervivencia. Fue todo muy precipitado y muy dramático. Demasiado para mí. El abismo es duro.
Pronto me vi en el hospital. El hígado y toda esa zona está muy mal. Pero lo que hace tiempo que me he negado es a pensar en serio. ¡Ni hablar! Si me pongo a pensar en serio me amargo y acabo cagándolo todo.
Tengo cuarenta años y una gran confusión. No puedo evitar el empinar el codo. He perdido mucho de mi dignidad. No soy yo. Solo soy algo que se mueve y se protege. No me planteo ponerme en pie, ni creo ya en los besos.
En lo único que creo es en el puto viento y en el puto invierno de hoy en Valencia, en España y en el mundo mundial. Pero yo no soy de lloreras. Soy de evidencias. No quiero llorar. No soy un moñas. Prefiero el silencio y mi cárcel. No me interesa el exponerme . Puedo salir trasquilado. Soy un driblador de la muerte, la cual por cierto no solo no me molesta en absoluto sino que la veo con una hipotética opción cuyo descarte es optimismo. Veo la muerte como un gran viaje camino del paraíso de los descansos.
Ahora en Navidad, la gente te da más dinero. Me gusta y aprovecho. Me agrada darles lástima y ser aparentemente más frágil hacia ell@s. Es una buena inversión. No tengo nada, no soy nada y no valgo nada. He perdido todas las esperanzas porque no hay esperanzas. Lo sé. Mi mundo sigue siendo la botella de alcohol y todas sus consecuencias. Me estoy matando, porque ni siquiera eso me va últimamente bien. Y allá me voy al hospital, hígado en ristre, y los médicos me conocen ya bien. Casi soy de la familia.
Pero, ¿qué hacer sin mi amoroso alcohol?, ¿no tener ni un comodín donde esconderme?, ¿perder mi única fantasía?, ¿decir adiós a mis deseos necesarios? ... Voy a por un trago. Y que sea lo que tenga que ser. ¡Y qué aire hace, coño! ...
- LO SIENTO, PERO ... -
10:20
jose vicente ortí
En este nuevo año horríbilis del Rey de España, se tenía mucha curiosidad y expectación ante su mensaje tradicional navideño. Había una mezcla entre morbo y expectación, a pesar de que algunas televisiones nacionalistas habían mostrado ya de entrada su no retransmisión y su alejamiento.
La televisión pública, sentía temores. Para éllo y antes de que el soberano hiciera acto de aparición, nos mostraron imágenes simpáticas y oportunas de su familia en actos determinados y televisivos. Lavaron con glamour el momento de la salida a los ruedos.
Yo le vi, anodino. Además, su cara tenía poca luz de focos, y me vino mientras veía a un ser avejentado y seriote, la idea de una moneda gris que tendía a recordarme a la cara de Franco. No sé si una moneda de cinco pesetas de las que el euro se llevó, o una cosa así. Fue ráfaga fugaz.
Abrióse más la cámara y las luces, y sí. Era el rey. Carilla sonrosada como de hábito, y esta vez muy preocupado. El Rey no parecía ni estar feliz allí ni estar a gusto. No parecía él, ni su sombra, ni mostraba ese aspecto tan campechano que le hemos aceptado durante largo tiempo.
Era él, pero no sé. Fallaban muchas cosas. Faltaba chispa, gracejo, yo creo que se trabucaba menos que antes, y cosas así. Estaba queriendo parecer muy formal y sin concesiones. Yo no le podía ver el Borbón ese de sorpresa que siempre le sale y que te acaba ganando. Parecía un jugador al que le quema el balón y no está dispuesto a probar con las diabluras en absoluto por si no le salen. Porque se sabe en medio de una presión que tiene difícil salida de convicción.
En medio de todos los líos en los que anda cada vez más metido con su familia, Juan Carlos tomó terreno y trató por todos los medios de meterle fortaleza. Se decidió, y habló diciendo claramente la palabra: parados. Sí. Dijo que España solo iría bien cuando no hubiese tanta gente en el paro. Y luego dijo más cosas de la ejemplaridad, y su retórica casi consensuada y precavida.
El mensaje llevaba síntoma. Ya no parecían grandilocuentes sus palabras esperadas y hasta recurrentes. Nadie podía sonreír. Yo no estaba feliz viéndole así. Me supo mal. Me entristeció, y reflexioné acerca de la Monarquía. Qué poco es y va quedando. No importa. No tiene asiento eficaz en el mundo de hoy. Falta sal, se necesita banquillo y renovación en la institución, y nuevas cosas, y caras, y formas de enfocar las realidades.
Os prometo y hasta juro que pensé en una cierta abdicación. Pensé en su hijo Felipe, y en que también es alto, y que lleva barba y mujer televisiva, y que es joven y fuerte, y que me da a mí la impresión de que le hace mucha falta al discurso y al músculo. Creo que ya sería el momento de que el Príncipe pasara al campo, más allá de la idoneidad más que poco probable de la institución que se vara inane me temo en un puerto inadvertido.
Juan Carlos de Borbón es un hombre ya mayor, y yo siempre prefiero recordarle cuando nos hacía sonreír a todos y cuando le salía un batallón de imitadores que nos hacían realmente la gracia. Porque os digo de corazón que España es sol y música, y hasta Corinnas en bañador y en Palma. Que los españoles somos luminosos, potentes, vividores y sonrientes. Y que tanto tono gris me retrotrae a la agorafobia y a la nocturnidad. Y España avanza. Y debe seguir avanzando.
-Y HACIA EL FUTURO-
9:43
jose vicente ortí
Ya estamos dentro del agua de la Navidad. Me mojo los pies desnudos en el interior del gran sentimiento. Vuelvo a mi infancia, a mis raíces, a mis recuerdos siempre distraídos, y a mi gran verdad.
Vuelvo a mí, a los míos, a los que ya no son los míos, a los que se me fueron, a los que nunca estuvieron, y a los que de vez en cuando están. Entro en mi realidad, sin trampas, y huelo a cena de tradición y de recogimiento. A cosa nueva y a mil cosas. Vuelvo a volver. Recorro la sinceridad de mi expresividad camino del yo inevitable. La Navidad me pica, me empuja, me lleva, me arrastra y me define.
La guinda, el pastel, la autenticidad, la cumbre, la cuna, mis manos y mis ojos afectados, y todo mi horizonte. Mi navidad.
Mi nacimiento, mis primeros lloros, mis primeros pasos, mis excelentes notas en los estudios, el circo, el franquismo, aquel tiempo tamizado por el colorín y la iglesia, mi primera comunión, mi adolescencia y juventud que se cayeron por un abrupto barranco, y mi suerte. Porque yo tuve mucha suerte. La suerte de seguir vivo. De levantarme del suelo y de no rendirme nunca cuando vi mi panorama desolador. Sí. Me puse de pie. Era mi navidad.
Enfadado, crispé mi rostro y escupí al suelo. Me importaban todos un sano carajo. Me habían aislado y convertido en un niño olvidado que daba luz a un hombre sin identidad. Mi realidad era bien dura. No tenía padres reales, ni familia, y ni siquiera podía ser yo. Y entonces se me debió de aparecer en mí una estrella parecida a esa de Belén y de los textos sagrados. Algo así.
Era una bombillita, que no hay que exagerar. Y yo, cual minero ahí abajo, me puse duro y con convicción, y me dejé llevar por la pequeña estela de la lucecita casi anecdótica pero con más verdad que un Sansón o un Hércules. Era mi yo real que aparecía lleno de frío y de terror. Y decidí ser práctico y arriesgado. Mi navidad era sobrevivir desde aquel infierno siempre inesperado. De mi verdad casi de pánico había que defenderse y alejarse. Y algún tiempo después, pude ver algo raro por inesperado.
Estaba amaneciendo. Las claritas del día. Empezaba, algo. Se abría un espectro y un nuevo panorama en el que creía a pies juntillas. Seguía siendo mi navidad, mi referencia, mi camino, mis pies, mi continuar, mi futuro y mi todo yo.
Camino por esta navidad del 2013 que me lleva al bebé 2014, con unas nuevas actitudes y señas de identidad. Y lo hago con la determinación que me dan unas nuevas luces propias y verdaderas. Lo hago por mí. Lo hago por mi salud y por mi inteligencia. Lo hago por mi verdad y por mi progreso, por mi libertad y por mis mejores sentimientos.
Es mi navidad de las nostalgias y de los turrones, tiro hacia adelante buscándome y palpándome lo mejor de mi realidad. Porque yo también he renacido como dicen que hizo un Dios para hacerse un hombre.
Yo también he protestado y me he indignado contra mi adversidad. Me he removido y ha salido un nuevo manantial de esperanza. Ahora mi luz soy yo y no los de Iberdrola o los de las eléctricas liberadas. Ahora soy yo conmigo mismo, y trato de hacerme mi vida auténtica y concreta. Me tomo mi tiempo y asumo mis errores, acierto y la cago, me desespero y avanzo, tengo ansiedad y ganas de cantar, y me debato entre la inseguridad y el buen progreso.
Esta es mi navidad. Soy, yo. Y aquí os presento mi gusto y mi verdad, y todas mis felicitaciones y recuerdos. Me deseo la mejor de las navidades, y me acuerdo de todas y de todos vosotr@s que me conocéis o que me leéis. Porque me acuerdo de mí. Siempre me acuerdo de mí. Siempre me acordaré de mí y de todo lo que me rodea.
¡BON NADAL/ FELIZ NAVIDAD!
10:22
jose vicente ortí
La Liga del fútbol español descansa la Navidad. Y al llegar al final de este ejercicio evaluatorio del 2013, la única y brillante sorpresa es el Atlético de Madrid de Diego Simeone y Diego Costa.
Porque el Barça del "Tata" Martino aguanta bien, como lo hacen los grandes guerreros avezados y veteranos. Encabeza la tabla clasificatoria empatado con los atléticos, y es práctico a pesar de la lesión del as Messi, o de algunas irregularidades propias del escaso jogo bonito y de una vulnerable defensa. Mas siguen ahí.
A cinco puntos, el Real Madrid se afana por no perderles de vista. A través de un Cristiano Ronaldo excelso y rutilante, el equipo de Ancelotti resuelve, y con muchos problemas se aferra al orgullo.
Es una Liga previsible y bastante competida. Aunque a partir de la cuarta posición, todos los equipos suelen mirar hacia atrás para ver las distancias en puntos que les separen de las preocupaciones de los descensos.
Podía haber sido peor. Este año no es un mano a mano entre los de Florentino y Rosell. Al menos, por ahora, se ve algo de salsita.
Quien más convence, es el Atlético de Madrid por su estilo armado de juego claro y combinado. Es un verdadero equipo equilibrado y lógico, que corona su nueva estrella, el goleador hispano-brasileño Diego Costa.
La Liga sigue caminando a lomos de la inercia y de las emociones e ilusiones de unos y de otros. Todavía está todo abierto, y entonces los partidos se presentan emocionantes y esperados. Siempre hay demasiadas cosas en juego como para vegetar y dormirse. El que en este campeonato tan disputado se relaje, perderá posiciones con gran facilidad.
El Barcelona no da su brazo a torcer, a pesar de tanta crítica y lío. Su juego no enamora tanto, pero sus estrellas están ahí. Se nota. Una máquina de devorar éxitos no puede oxidarse de un día para otro. Y a pesar de la demencial decisión de no fichar a un central que le dé seguridad a la defensa y que despida con honores al gran Puyol, sus individualidades resuelven como estiletes arriba y tapan agujeros. Pedro, suplente a veces de lujo, le metió ayer tres goles al Getafe en un suspiro. El jugador canario, es tan grande, que ni siquiera sorprende que pueda hacer esto. Su rapidez, clase y definición, son espectaculares. Y ahora pasa por un bien fino estado de forma.
Su eterno rival, el Real Madrid, va partido a partido intentando no perderse entre las dudas, y aprieta los dientes con éxito. No juega bien porque no tiene jugadores para éllo, y todo está basado en su contundencia defensiva y en una de las mejores pegadas del fútbol continental. Es muy raro que el Madrid no meta goles. Sigue siendo un boxeador con una pegada colosal y un prestigio avasallador. Se ha rezagado un poco, pero sigue siendo aspirante a todas las competiciones. El Madrid siempre cuenta, a pesar de tensiones y presidencialismos. Los medios y la marca Real Madrid se complementarán bien, y proyectan con espectacularidad sus hazañas y miserias.
La gran alegría, es el Atlético de Madrid. El tapado. El que se ha puesto ahí con los dos colosos y con su potente y goleador Costa. Es posible que acuse el bajón con el paso de los meses. Tiene que jugar la Champions, y la Liga es muy larga. Quizás acuse el peso de la responsabilidad y de los límites de calidad de algunos jugadores. Pero el "Cholo" Simeone ya prevé estas contingencias. Porque Simeone es una de las grandes estrellas, que se sitúa al nivel de los jugadores de campo. El argentino, se doctora en el banquillo. Y quizás el 2014 le traiga a su Atlético uno de los regalos de Reyes más suculentos. ¿Quizás gane la Champions League? ... Que a nadie le pueda extrañar esta gesta.
-SE ADMITEN APUESTAS-
10:10
jose vicente ortí
En esta mi España de las loterías y de la Navidad, las mujeres despiden el año entre decepción y sus preocupaciones. Porque los poderes fácticos han vuelto a darle otro bofetón en su maravillosa y femenina libertad.
Quieren volver a otros tiempos que ya parecían superados. En el tema de los abortos, han apretado las tuercas. El Opus y las potentes maquinarias de religiosismo conservador, vuelven a arrear.
Vuelven a meterse con las mujeres, a olvidarlas y hasta a ningunearlas. Las cavernícolas mentes en el poder, me devuelven a un panorama preocupante. A una democracia de papel, y con atufe a franquismo y a dictadura de las oligarquías.
El derecho de una mujer en mi país a abortar, queda reducido. Volvemos hacia atrás. A otros tiempos. Incluso, a unos momentos en que este derecho estaba prohibido, y los embarazos de las chicas de las clases pudientes interrumpían sus gestaciones pagándose un billete de avión a Londres o a otro lugar donde fuese legal.
Nunca se ha aceptado la sexualidad de la mujer. Jamás. También es tabú la sexualidad libre masculina, pero la de las mujeres ha sido pasto y trizas del machismo latente y enconado.
El placer de la mujer, su sexualidad, su independencia, su consideración igualitaria, su equiparación real al varón, y todos los etcéteras que colocan a la fémina a la cola del personal.
Volver a reprimir las libertades nunca puede ser sano democrática ni libremente. La realidad de hoy, avanza imparablemente. No se pueden ponerles puertas al campo.
Porque las chicas van a seguir practicando el mismo sexo con quienes les venga en gana y cuando su deseo lo decida. La mujer ya ha salido de la casa y se ha metido en el conocimiento y en la Universidad, y en todos los terrenos posibles y en los que tiene derecho. Incluso en los que les vedamos y no las dejamos una y otra vez con nuestras cosas de varones privilegiados y resabiados. No. Los hombres no somos más que éllas. Lo diga Agamenón o su porquero.
Mi escrito es amargo porque yo quiero y comprendo a las mujeres, a pesar de haber sido educado en el puto machismo. Comprendo la indignación de las chicas. Y no digamos, de las chicas de escasos o nulos recursos personales.
A nadie le gusta abortar. Éso no es plato de buen gusto para nadie. Pero la solución no es la penalización de los errores sino la divulgación de las realidades y sin temores ni tabúes.
Una mujer debe ser madre porque ella así lo haya planificado o decidido. ¿Quién es un hombre para decirle a una mujer lo que tiene que hacer con su vida y con sus decisiones? Absolutamente, bien poco.
Debe hacerse hincapié en las medidas que prevengan los embarazos no deseados, y dar salidas oportunas. Cuando una mujer decide abortar, ha de ser plenamente respetada. Cuando sabe que no va a hacer feliz a sus hijos, entonces no desea parir. Y éso siempre ha de ser considerado y nunca acosado.
Dejemos en paz a la mujer. Ellas ya saben lo que se hace, y no les metamos tanto la zancadilla. Ser madre es una responsabilidad maravillosa y durísima a la vez. Y no todas pueden estar preparadas para este mágico y al mismo tiempo crucial evento.
-VOSOTRAS LO SABÉIS MEJOR-
11:22
jose vicente ortí
Parece que le he cogido yo gustito otra vez a salir en el mismito blog del mago. Porque aquí estoy de nuevo y lamentándome pero que muchito. ¡Caramba, caramba! Ya sabéis. El tema de la factura de la luz. El once por ciento ese que querían subirnos. Mi andaluz "onse por siento". Asustado estaba. Y asustadito estoy aunque lo hayan borrado de las pretensiones, y digan ahora que ya está y que lo han retirado. Porque segurito que nos suben otra vez la luz y más que pronto. ¡Por éstas! ...
Si es que me lo dice mi Lourdes. Que no me fíe de nadie. Ni así de chico. Que si esto y que si lo otro. Y es que mi Lourdes es mala pero realista. ¡Nooo! Quiero decir que traviesa y lista, mujer. No vayas a interpretar mal ésto que escribo.
Mirad. ¿Ustedes se creen que en un país de siete millones de parados y con gente escarbando en la miseria para poder llevarse algo a la panza aunque esté malo, es para subir la luz? ...
Pero, allá va mi indignación, y juro por la sepultura de los míos que yo no sé nada de economía. Oye, que ni ganas tengo. Pero solo me lleva la lógica. Y la lógica del cabreo, por algo que ahora el menda os va a contar. Atended.
¡Va y resulta que todo era de capricho y hasta una guasa! ¡Me leo en casi todos los diarios que no había ninguna razón objetiva o cabal para meternos la subida del once por ciento! Que querían hacer éso, porque les daba un pito que pasáramos todos necesidad.
¡Qué menos que hacer la corrección y el regate del gobierno! Pues claro. Esa gente son mala cosa. Lo peor. Y son los jefes de esas eléctricas, que se ponen de acuerdo para no tener escrúpulos ni pensar en los demás. ¡Hay que ser mala gente, leñe! Y mira que mi Lourdes me está mirando lo que escribo y con lupa, para que no me desate y ponga las burradas que me bullen por adentro de los espíritus de mi cuerpo.
Para mí, que por amor, hasta mi Lourdes se había resignado al nuevo hachazo del "onse por siento" de la factura de la luz. Ya la vi el otro día cómo me hablaba de que íbamos con demasiada poca ropa por casa, y que nos convendría algún día al menos ir de compras a un buen mercadillo a hacernos con unas mantitas, y de paso comernos media docena de castañitas tostaditas.
¡Ya me extrañaba a mí! Y me digo yo, que solo faltaría que volviéramos a aquel brasero con carbonilla que tenían los abueletes cuando de niños. Lo único que ha de tener eso de bueno es la nostalgia. Sí. Y jugar a disfrazarnos de esquimales en iglú, y a escondernos para ganar la tarde y el frío haciendo manitas en esos cines de barriada que ya nos han birlado para hacerlos multisalas de palomitas a muchos kilómetros y allá en la periferia junto a los grandes centros modernos comerciales. ¡No me gustan! ...
Yo, modestamente, soy algo antiguo para todo ésto. Estar con mi Lourdes una tarde del fin de semana los dos solitos haciendo de las nuestras al lado de la estufa, es mi gran placer.
Os chivo que mi Lourdes me sonríe y que me llama cosas cursis y amorosas desde el otro lado de la mesa del escribir. Y además, me dice que me deje de onces por cientos, y que la de un beso.
¡TOMA QUINCE, MI LOURDES!
9:11
jose vicente ortí
Misterio previo. Ficción. Los niños del colegio de San Ildefonso. Madrid. Día 22 de Diciembre. La tradición. La lotería y los sueños. El dinero contante y sonante. La paga extra y la vuelta a la infancia de la Disneylandia. Descreído o hiperoptimista, te puede tocar el gran premio. El Gordo de Navidad. El disparo económico de la paz.
Largas colas en las administraciones de lotería. Santa lotería que nos mira irónica. Los décimos, las participaciones, las papeletas, los telefónonos que solicitan un número que acaba en cinco. O en séis, o en nueve, o en el que nos dé la gana a nosotr@s. Elija usted ...
Suerte y rito. Compra y verás. Que no te digan que ha sido a otros a quienes les ha tocado la pasta. Juega, que Rajoy no crea empleo ni sube las pensiones. Haz caso a los embaucadores, y guárdate tu as en la manga. Son veinte euros el décimo y quizás nos corten la luz este año o no nos operen en todo el 2014 de esa afección que nos enferma y mata. Juega a creerte que puedes ser grande y especial.
Dile al vidente que tienes ganas de soñar. Dile que te sonsaque cosas. Dile que te diga lo que quieres, o escucha lo que te diga el instinto primario. Me da igual que seas de Zaragoza, Socuéllamos o Barbate. De Valladolid o de Ontinyent. Se puede. Puede ser. Puede ser que un niño espigado y negrito te cante la canción clímax. Sí. La canción del premio ganador. ¿Te imaginas?, ¿eh?, ¿eh? ...
¿Te imaginas que miras el ordenador o la prensa y es el tuyo?, ¿puedes pensar lo que te pasaría si te embolsas los grandes millones y las grandes cifras?, ¿aciertas a pensar cómo te iba a cambiar la vida y que de un soplamocos podrías subir de clase social y hasta convertirte en un asqueroso y mágico nuevo rico?, ¿ves ahí anunciado el caprichoso y voluble bombo en donde están todos los números de la lotería, incluído el tuyo? ...
Millones, abundancia y champagne. ¡Quiero tener más y ser rico! Quiero que un golpe de tontería me aúpe al Everest del confort. Olvidarme de la crisis y de su puñetera madre. Sí. Quiero darle un puto corte de mangas a mi destino y hacer una inversión que vendrá más que bien. Dame ese décimo de lotería, que le voy a escribir una carta a los Reyes Magos. Dame ese número bien bonito todo para mí, que pego un petardazo y me voy a las islas Sheychelles y al Estadio Bernabéu. Y me compro los mejores langostinos de Vinaroz, y el mejor pavo, y me pongo guapo de abundancia y de lujo, y me lanzo en plancha sobre el placer, y no pego golpe más en mi vida, y quizás lo pueda conseguir todo. A tí. A mí y a tí nos toca, hermosa belleza.
Quiero ser un dios con el dinero, y forrarme, y viajar de avión en avión a los sitios más increíbles del mundo, y romperme los bolsillos por el peso de mis monedas, y hacer aventuras de rey y de magnate, y llenarme todos los bancos de crédito y de poderío.
Quiero. Quiero salir de este charco de pobreza e imaginar nuevamente que todo lo bueno puede pasarme. ¡Necesito el dinero! Si no juego a este rollo, me quedaré mucho peor de lo que estoy y no pasaré nunca del insuficiente. Quiero ser antisocial por unas horas. Egoísta.
¡Ya está! Me importa un pito que no me toque nada como siempre pasa. Me es indiferente que el día 23 sea uno más, y que vuelva la mediocridad y que este cuento se acabe. Ahora toca hacer el bobo y ser el niño que está convencido de que será el príncipe de la magnitud y de toda la magia. El rey del azar. Yo, banquero y hasta financiero. El que todo lo puede. El que manda y gana. El que sonríe afortunado fumándome un puro mientras todos me miran con envidia.
Sí. Sedúceme, premio. Haz conmigo lo que quieras. Soy tuyo. Llévame a tu sueño en donde está el dólar y el becerro de oro.
¡DAME SUERTE, AZAR!
9:43
jose vicente ortí
En medio del panorama antisocial que avanza como un tornado en dirección a las clases sociales más bajas y camino de las personas más vulnerables, reconcilia ver cómo existen igualmente puntos de luz y de humanidad.
En la atmósfera que habla de excluídos, deshauciados, pagos por las medicinas, vida demasiado cara, parados, aumento de las facturas de la luz y del agua, en mitad de los seres y de las leyes despiadadas que atufan a crueldad y a ventajerío, descubres que también existe la compasión y el amor.
Al lado mismo de mi largo y bellísimo jardín del lecho seco del río Turia, en mi Valencia, y bien cerca del Centro Histórico y de las Torres de Quart y de Serranos, hace muchos años que bulle la idea de la solidaridad y de la sensibilidad. Cuando no hay nada y cada vez menos, están ellas y ellos.
En la Casa de la Caridad de Valencia, -lugar de tránsito-, hacen posada los desheredados. Los que apenas nada tienen, quienes no tienen un techo para guarecerse ni un plato de sopa que llevarse al estómago.
Sí. Allí están ellas y ellos. Unas habitaciones, un comedor social, la posibilidad de pasar un tiempo básico esquivando las adversidades, y la sensación de que para ser inteligentes hay que ser impepinablemente unas buenas personas. Gentes con buen corazón.
Toxicómanos ambulantes, dementes desprotegidos, gente sin recursos, carne delicada y permeable, personas sin arraigo y con mil millones de problemas, etcétera, pueden saber que no es necesario bajar al río y meterse en problemas dado que ubicarse está penado. Pueden quedarse arriba. En la Casa de la Caridad. Allí, donde se salvan vidas y situaciones desesperadas, donde está la gran pobreza y la gran realidad de nuestro tiempo de verdad. Están. Allí están. Todo el año. Haga frío o calor. Allí, anida la llama y la antorcha del calor y el amor hacia los más necesitados.
No son mediáticos. Apenas salen en la radio o en la televisión, pero existen. No ocupan un lugar preferente en los periódicos, e interesan muy poco a los individualismos de nuestro duro tiempo, pero esta gente tiene un compromiso ético y potente que les hace inasequibles al desaliento. Son anónimos y mágicos a un tiempo.
Trabajan para conseguir alimentos y dan pernoctación a las personas. Ayudan y quieren. Se ven apurados, y solicitan de las grandes empresas de la alimentación más víveres. Porque, en realidad, son víveres. Todo lo básico para que un pobre hombre no se quede tieso, o coja una pulmonía y se lo lleve el sepulturero al hoyo de la nada.
Creo que es una de las cosas más hermosas que hay en Valencia. Porque se acuerdan de tod@s nosotr@s. Saben que existen el hambre y la necesidad, que existen los otros, y los problemas, y entonces se comprometen y no te fallan. Los capotazos que tira la valenciana Casa de la Caridad, nunca los tiraría el mejor de los toreros. Son, maravillosos.
Por eso y desde este modesto blog, quiero homenajear a esta benéfica institución, y darles las gracias. Solo merecen mi admiración y que me quite ante ell@s el sombrero. Porque saben lo que pasa realmente y sin que nadie tenga que contárselo, porque lo viven a diario.
Ahora que llegan las lluvias, los fríos, las no navidades y las desesperaciones, ahora que llega la familia rota y el espasmo del lloro en el cuerpo, ahora más que nunca queda para ell@s todo mi aplauso.
Y cuando ves a los amigos de la Casa de la Caridad, sientes una emoción limpia y positiva que inspira y acompaña. No son dioses ni ángeles enviados. Son gente sencilla. Son éticos y claros. Sencillamente, son buenos.
¡ENHORABUENA!
9:19
jose vicente ortí
Yo tenía veintiocho años. Recién cumplidos. Un trabajo importante en una gran multinacional, una mujer preciosa, y todo lo que se puede tener. Lo que llamaríamos, un triunfador.
Y como de repente, de vuelta a casa, a los mandos de mi potente auto, una tarde de otoño sucedió todo. Un conductor me adelantó súbitamente y yo me piqué. Le seguí y le seguí hasta casi alcanzarle. Una vez le sobrepasé y le mascullé una fanfarronada, me relajé y hasta me confié. Y no vi que venía un enorme camión de mercancías. Cuando noté el impacto, todo se silenció y oscureció a continuación. Perdí la conciencia, y no supe nada de nada.
Mis politraumatismos fueron superados. Pero me quedó una secuela. Había perdido la visión de los dos ojos. Me había quedado ciego. El médico y el psicólogo me decían que había tenido la gran suerte de seguir vivo. Yo, me sonreía sarcástico e incrédulo ...
Empezó todo el samaritanismo del mundo. Todos me querían ayudar porque debía darles lástima. Y con el tiempo, en ese mismo samaritanismo y lástimas, cayó mi bellísima mujer Mónica.
Estar ciego así de repente, es como volver a nacer y tras un parto accidentado. Un día ves que tal amiga o amigo no ha venido a verme a mi rehabilitación, y otro día veo que hasta mi Mónica empieza a meter excusas para no estar conmigo. Le pudo la situación, tuvo miedo y decepción, y se fue retirando. Lo negaba ...
Tuve un día que decirla que se fuera de casa y que se dejara de hipocresías. Que, ya no era feliz a mi lado. Y aunque Moni puso mil resistencias, lloros y sofocos, acabó reconociendo que todo esto de la ceguera la superaba y la condicionaba. Que no se sentía cómoda. Y yo le agradecí la sinceridad aunque fuese horrorosamente dolorosa. La verdad, es.
Cuando estás ciego, empiezas a ver las cosas de otra manera. Y al principio tienes la extraña sensación de ser un niño desnudo y vulnerable. ¿Qué será de mí?, ¿qué podía esperar en la vida siendo invidente total?, ¿se podría seguir siendo feliz como yo lo había sido antes del accidente? ... Era una pregunta especial y personal.
Aceptar la ayuda. Ése fue el primer hándicap con el que me enfrenté. Yo era joven, independiente, fuerte y hasta arrollador. ¿Había que volver a edades vulnerables cayéndome desde mi grato olimpo? ...
Había que ser, inteligente. Pasaron los meses, y me di cuenta de que la idea de sobrevivir lloroso, había de transformarse en la de vivir lo más positivamente posible. El dinero y mis padres, me ayudaron. Tuve mucha suerte. No me amargué ...
Porque a mí me da igual abrir que cerrar que los ojos. No se ve nada. Pero aparece un acento enriquecedor en mí y en mi horizonte. Puedes ver las cosas desde la sensibilidad y el afán de normalizarte las situaciones. La idea de que puedes volver a ser completamente feliz, empieza a ser una expectativa. Y, empecé a creérmelo.
Me ha cambiado todo. Tengo bastón, perro lazarillo, braille, y todos los adelantos y sensores. Sigo trabajando y aprendiendo. Veo a la par el rechazo y la admiración. Pero lo más destacado en mí es que soy más comprensivo con los demás y menos individualista.
Soy un ciego deportista y social. Me interesa el sufrimiento de los demás, y cómo puedo ayudarles. Me rebelo contra las barreras arquitectónicas y me he vuelto reinvidicativo y tranquilo. Ya vivo solo en mi casa, y ya apenas existen los peligros. Tengo las mismas vulnerabilidades que los que podéis ver, me considero una persona más en el mundo, y hasta he recuperado la ilusión por el amor. Mi ceguera ya es un recurrente y una nostalgia victimista. Siempre estaré ciego y hasta que me muera. Pero la voz de una chica llamada Violeta es cálida y hasta excitante. Somos más que amigos y ella lo sabe.
-SE PUEDE SER PERFECTAMENTE FELIZ-
9:02
jose vicente ortí
Duro, duro, experienciado y maravilloso. Este desierto mío que pasa por las fechas que rodean y acompañan a la Navidad, es más que difícil para mí. Me bombardea la nostalgia imposible y el sueño vano del atrás.
Estoy en medio de una no familia. De una familia desestructurada y casi inexistente, pero mi realidad impera sobre todas las adversidades. Es una lucha cuerpo a cuerpo desde mí mismo. Es un combate personal e intransferible. Un tiempo descomunalmente especial y aventurero para mí.
Frío. Huelo a frío en mi vida, en mi casa, y hasta en mi sonrisa. Porque esto es muy exigente y distinto. Porque crecer a destiempo siempre lo es. Por eso doy gracias a mi capacidad para expresar mis sentimientos en un papel digital como este.
Este diario personal, me permite reflexionarme las exigencias y las realidades, y tratar de hacer uso positivo de mis descubrimientos ahora inauditos y sorprendentes.
Es la primera navidad que paso solo en una casa que es la mía, y eso parece potenciarme más si cabe mi malestar en estos días. Son muchas exigencias y pocos apoyos. Se suelta el lamento y se llora la ansiedad que implica todo afán efectivo de superación.
Mis tíos, mis primos, mi madre que ya no se entera de las cosas apenas, y mucha nostalgia. Toda la nostalgia y mil porqués. Sí. Quejidos y gemidos interiores, rechazo ante toda esa familia que nunca estuvo ni está, y desde la que fui un niño olvidado. Lloros interiores y mucha tensión. ¡Furia! ...
Así me siento ahora en medio de un mundo que voy descubriendo sin estarme quieto. Porque yo nunca voy a estarme quieto. Yo voy a seguir caminando hacia mí y hacia mi realidad. Es mi obligación el hacerlo.
Mi vida. El atreverme a volar por mí mismo implica riesgos de novato. Aprender es muy difícil. Lo que pasa es que no hay elección. Si no aprendo, será siempre peor para mí.
En este 2013 que ya va diciendo adiós, me han pasado mil millones de cosas pequeñas e inesperadamente buenas. Y, todas, presididas por el afán de superación y por el deseo de ser mucho más yo del que era. Y creo que he logrado una más que destacada nota personal.
He cuidado a mi madre tesoro, renunciando a gran parte de mi tiempo y sin percibir dinero a cambio, he descubierto ese mundo de la ternura de los viejos y de sus vulnerabilidades, me he asustado por el temor de no poder controlar la senectud de mi amor, pero también he logrado con fortuna abordar mi fortaleza y rehacerme.
He izado la bandera de mi terquedad y tenacidad, he luchado contra carros y carretas, he hecho la pax con mi hermano, y he seguido aterrizando con mi responsabilidad en mi casa antigua y entrañable. Sigo entrenando muy duramente en ese aterrizaje.
Y mientras camino por este aparente erial, me doy cuenta de cosas pendientes que me pasaron desapercibidas, y descubro con final alegría que ya puedo ver más y mejor. Bastante mejor.
El camino. Mi camino. El andar, mi caminar. El futuro, una maravillosa y azarosa prueba de fuego. Sí. Todos son retos paulatinos, que aparecen y que desgastan. Por eso no he de agobiarme ni apresurarme en atacar aquello que durante tantos años estuvo anquilosado y varado.
Es mi mejor noticia en esta navidad dura y triste. Que yo soy mi navidad, y que la vida es ahora una escuela abordable, tanteable y visible. Todo el año será la navidad, aunque no lleve gambas o regalos. Porque mi vida me pertenece, me lleva y me ejercita. Me hace más fuerte.
-ENTRE SOFOCOS Y RISAS-
9:14
jose vicente ortí
Y no precisamente por sus lesiones musculares. Porque a Leo se le ve muy triste en los últimos tiempos. Como si su cabeza estuviese en otro sitio. Ahora comienzo a entender.
Primero se pilló a su padre defraudando a la Hacienda, y ahora salta a los periódicos que su progenitor podría estar metido en tramas de lavadoras de dinero procedentes del narcotráfico. De confirmarse ésto último, un tsunami emocional caería sobre el bueno de Leonel.
Sí. Como persona, Messi debe estar sufriendo como un perro. Decepcionado, cabreado y triste. Sobre todo, cabreado. Impotente. Él es un hombre joven que lo que quiere es jugar al fútbol y ser un chaval feliz y dichoso. Como todos.
Y va y se encuentra con algo que nunca nadie puede esperar. Que, te falla la familia más inmediata. Que te decepciona tu padre. ¡Joder, joder! ... Ha de ser éso una de las cosas más jodidas que a uno puedan pasarle. Sin duda.
En estos delicados momentos, lo que Messi precisa es cariño. Necesita confianza, seguridad y tranquilidad. La familia, no se elige. La familia es un azar y el dinero una tentación permanente.
Hoy me importa un pito si Leo es jugador de fútbol o pintor de brocha gorda. Es lo de menos. Leo Messi es un muchacho joven, al que la vida le ha dado un revés. ¿Tener un entorno delictivo presuntamente? ¡Menudo mazazo! ... Como para sonreír a los focos y a las cámaras, como para hacer amig@s, como para poder estar concentrado en uno mismo y en sus cuidados como futbolista profesional; como para sí estar profundamente afligido.
Me sobrecogía su cara de tristeza incluso cuando metía los goles. Es normal. Messi se siente engañado y sorprendido de confianza en lo más profundo de sí. Seguramente, su situación actual es el partido más difícil que tenga que jugar en su vida.
Y ahí es donde Leonel debe volver a demostrar que es grande. Tener la cabeza fría, y no desmoronarse. Yo quiero querer a Leo Messi. A sus sentimientos y a sus ilusiones. Él ha ganado toda la fortuna de dinero que se mueve en su entorno. Él ha sido el mago que ha transformado su menoridad en olimpo. Debe comenzar a agarrar las riendas de su vida de honradez delante de tod@s. Disipar las dudas suyas.
A él no se le ha ido de las manos nada. Él ha creado, ha ganado, ha sido obediente y confiado, ha hecho ilusión, y nos ha devuelto a todos los que adoramos al fútbol ser plenamente felices viendo sus maravillosas diabluras con el balón en los pies.
Pero ahora su partido y su deporte, ha de ser otro. Ha de ser genialmente frío y aclarador, ha de salir a la palestra y hablar, ha de desmarcarse de raíces dolorosísimas y caminar por su sendero de normalidad y de alegría. Es un ser humano. Un niño prodigio que merece todo el respeto. Un chico triunfador y especial. Ahora, necesita ayuda y bien poca hipocresía. ¡Toda la sinceridad!
Messi no es tahúr de dineros, ni juega a la patología de las drogas. Messi es un muchacho tranquilo y de calle, retraído y en extremo normal. Los demás, son los demás. Aunque sean sus más allegados. Ahora lo único importante es él. Leo Messi. Debe aprender a marcar unas prudenciales distancias aunque duelan un horror.
Messi debe ser generoso pero enérgico. Driblar el revés vital, aunque todo el duelo sea una prórroga de mucho más de ciento ochenta minutos. Messi debe saber en dónde le han metido. Hurgar y buscar. Y cuando halle y aclare, podrá volver a sonreír como le dé la gana.
¡ÁNIMOS, CAMPEÓN!
10:46
jose vicente ortí
Mira esa camisa, Antonio. Al Víctor le iría bien. Y, espérate, ¿te has dado cuenta de que esos dos pantalones son del estilo del que le gustan, verdad?, ¿se los compramos? No están mal de precio.
Gangas. Bueno, gangas para lo que queremos. Porque en realidad está todo carísimo. Vamos a ver el tema de los zapatos. Tú, ya vas necesitando dos pares más, porque los que llevas están más vistos y hasta raídos que el tebeo, ¿no crees, Antonio? ...
- "Bien, María. Pero no hay mucho dinero. Ten cuidado que no está el horno para bollos ..."
Ya lo sé, hombre. Oye, podíamos aprovechar, comprarles unos regalos a Vanessa y a Ricardito, metemos el volumen grande en el coche que has dejado aparcado en el párking, ¡y sanseacabó! Decidido.
Tienen de todo. No sé. Yo en eso de la tecnología estoy más perdida que perdida. Ya lo tienen todo y digital. Lo único que se me ocurre es comprarles cosas que ya tengan, pero de diferente tamaño y color. Ya veré ...
- "Tú verás, María ..."
Vamos ahora al pescado, que esta mañana he vaciado el frigorífico. A ver. Ahí tienen bacaladilla, gambones, emperador, pulpo, calamar, sardinas, gambitas, clóchinas ... Vamos a arramplar, Antonio. Ésto va a pegar un estirón de precio que va a ser imposible. Ahora o nunca, Antonio.
- "Ahí tienes razón, María. Lo suben mucho todo ..."
Y, carnes, Antonio. Vamos a comprar la carne, porque no tanto pero también suelen subirla. Mira, chuletas de cordero, ¿te gustan las que tienen hueso? ...
- "Compra un par de kilos, María. No más ..."
Vale, Me parece poco. Congelaré. Y, salmón. Que a mí me gusta mucho el salmón. A ver qué más tenemos por ahí. Mira esa calle por detrás ...
- "María, que la tarjeta de crédito no está para demasiados trotes..."
Lo sé, Antonio. Turrón. El turrón. ¿El Almendro? Tenemos la Navidad ahí. Yo me llevo el turrón, ¿y que más, Antonio? ...
- "No sé. Nada. A ver, ¿cava, champagne, licor, whisky, mistelita, algo duro, vino de Rioja, tinto de la serranía?, ¿qué hacemos, María? ..."
Ja, ja, ja, ja, ja. Que eres un borracho, je, je, je, je. Tú no te vas de aquí sin tus botellitas, bribón. Y luego dices que es para que te suba también la temperatura del cuerpo porque te entra el frío y no se te va a pesar de las lentejas calientes que te hago y de las infusiones? ...
- "Oye, ¡que tú también le das, bruji! Jo, jo, jo, jo ... "
Anda, calla, hombre. Éso es lo que eres. Sóis hombres y no tenéis remedio. Y pensáis que esto de las compras siempre es de mujeres. ¡Como sóis los hombres, oye! No os fijáis ni en los pequeños detalles ni en nada. Por cierto, ¿qué estás tú mirando?, ¿vas conmigo y mirando a aquella joven rubia minifaldera que seguro que es una tal? ...
- "Me salgo a fumar. Ahora vengo, María ..."
Ya se cansó el señor. Ya fumarás después, que vamos cargados. ¿No se nos olvida nada? A ver. Mira, ahí hay velas y motivos navideños y bonitos. Podíamos tener una navidad para nosotros dos solitos. Sin niños ni nada. ¡Anda, ja, ja, ja, ja! ¡Si es la sección de lencería! ...
- "Éso ha de estar bien, María ... "
¡Calla, guarro! No mires mucho que esto es de mujeres, ¿eh, Antonio? Tú lleva el carro que eres fuerte, y si quiero consultarte alguna cosa de esto ya te avisaré. Mmmm, qué cosas más bonitas hay en ese mostrador, Antonio. ¿A ver? ...
- "Ya son las ocho, María. ¡Vámonos! Y vamos a ver el pastón que nos sacan en la caja ..."
No pienso discutir hoy contigo, Antonio. Son días para comprar.
-SON LAS FECHAS-
10:22
jose vicente ortí
Y mira, Adolfo, que esta cena navideña ha sido entretenida y llena de sucederes. Porque es que hay que reconocer las cosas y decir absolutamente toda la verdad. He estado rodeada de todos nuestros hijos, de nuestros nietos, de las mujeres de nuestros hijos, y de toda la gente familiar y tradicional que por estas fechas se reúne en casa.
Pero yo no me he podido concentrar en todo el tiempo, Adolfo. Porque aunque han disimulado tu silla y han puesto a los niños y nunca han tocado tu tema, no he parado de llorar por adentro tu ausencia.
No. No es lo mismo. Porque el año pasado tú sí que estabas ahí y el maldito cáncer no se te había llevado consigo.
No, Adolfo. No ha podido ser lo mismo. Porque hace séis meses que yo, que soy tu viuda, aún no he podido apartar casi los ojos de esa silla ausente y desgraciada. ¡La tuya! ...
Ha sido bonito, mi tesoro. Belén, árbol de Navidad, todos los motivos y ribetes de estas fiestas, la comida, los villancicos, tus hijos llenándome de mimos y de besos, nuestros nietos jugando y correteando ajenos a todo, tus nueras llevando las conversaciones por terrenos amables y desenfadados, y todo lo que se quiera. Pero tu silla, estaba ahí. Sí. A mi lado, rozándome, moviéndose, tocándome, desgarrándome por adentro la ausencia fatal, sintiendo que te has ido y me has dejado para siempre, notando que te echo mucho de menos, que estoy en pleno duelo aún no superado, y que todo mi interior ha sido un perfecto desastre. ¡Me cago en el demonio! ...
Lo sé todo, Adolfo. Sé que tú eras alegre y bromista, y que siempre me decías que había que relativizar y no hacer dramas, y que la mala nostalgia es como un filo que te raja el alma, y que todo sigue y se mueve. Ya lo sé. Porque me hiciste muy feliz con tu carácter, con tu amor, y con tu visión mágica y siempre hacia adelante de las cosas. Soy consciente.
Como lo soy, de cuando te llevaba en los últimos tiempos al hospital para que te pusieran la radioterapia y la quimio, y cuando se te caía todo el pelo y tú me decías que ahora te parecías a Yul Brynner y un poco al calvo ese del anuncio de la lotería de Navidad. Eras un cachondo mental y maravilloso.
Pero, ¿qué pasa con esa silla tan vacía? Porque tu silla nunca se va a rellenar con tu cuerpo ni con tu estar. Tu silla es eterna como tu recuerdo, y me gasta unas malas pasadas que ya puedes imaginar.
Perdóname, Adolfo. Ya sé que no sigo tus consejos, pero es que todo es muy reciente aún. Tenme paciencia. Es el primer año. Es la primera navidad sin tí, y sin tus cenas, y sin tu champagne, y sin tu licor, y sin ese turrón duro ese que tanto te gustaba, y sin tu encanto ni tu magia.
He llorado esta noche casi más que cuando el joven y amable doctor me dijo que a veces las cosas de la vida se tornan inexplicables y se diluye y se precipita todo. Ha llorado más que cuando te incineramos con todo cariño, y como cuando me dí cuenta de que tu lucha contra el maldito cáncer estaba faltalmente decidida. Me acuerdo de la noche antes de que te me fueras, Adolfo. Cuando a punto de partir hacia las estrellas eternas, me preguntaste si yo estaba preparada y si iba a ser feliz otra vez y a recuperarme ...
Porque me animaste tú a mí nuevamente. ¡Tú! Tú me dijiste que estas jodidas cosas pasan, y que hay que ser fuerte, y encarar todas las cosas, y que nuestro amor nunca puede evaporarse, y hasta tuviste el increíble valor de contarme un chiste y una gracia. Pero, ¡compréndeme, Adolfo! ...
¿QUÉ HAGO CON TU SILLA? ...