0:15
jose vicente ortí
Sí. Desde hace muchos veranos. Imprescindible la sandía en mis comidas de verano. Ves la tele, los ciclistas del Tour o de la Vuelta, y con el soniquete me suelo dar una cabezadita. Mi siesta española y de mí.
Sí. La comida. Comer la sandía tenía para mí miles objetivos. El cachazo de sandía que más que comer, yo engullía, me saciaba la sed insoportable de mi casa calentorra e imposible, me sedaba y me hacía olvidar los problemas. El cacho enorme de sandía que me zampaba tras un plato de lentejas o una ensalada valenciana, se unía a un plátano y a un yoghour, o a cualquier cosa que hiciera mi sobremesa grata y prometedora.
Mi barriga crecía, pero esto no era lo que realmente me preocupaba. Porque como no puedo estar quieto,lo quemo todo pronto y toda esa dinámica que me ayuda a tonificar mi cuerpo y a mantenerlo bien.
Ha sido, este mismo verano de 2019. No debo ir más atrás porque nunca antes me había sucedido. Y mira que en esta vida me he zampado trozazos más que excesivos y frescos de sandía. Y mira que luego el agua de la sandía me hinchaba y hasta reducía un tanto mi tranquilo respirar. Me sentía mal tras ingerirla, pero no hacía nada excesivo para remediar tal mal. En todo caso, me iba por las tardes a caminar lo que me dejan mis maltrechas rodillas, y algo hacía. No engordaba apenas. Y al llegar el otoño y desaparecer las sandías del súper, parecía regularse dicho mal.
Este año me he puesto contento. Porque he tomado una mayor conciencia de mí mismo y de mis ciudados. Y un día,-mucho más que importante para mí y a principios de Julio,- decidí y concreté. Ese día iba a reducir y más que considerablemente el tamaño del trozo de sandía a ingerir. De modo que tomé menos, y además apenas le concedí importancia a dicha reducción alimentaria. Pero la mejor noticia fue, que al siguiente día repetí la operación, y así hasta crearme a mí mismo un suficiente más razonable para mi cuerpo. Y no me quedaba famélico tras la ingesta del trozo reducido de sandía. Y mi barriga no se afectaba, ni me sentía hinchado ni con la más mínima molestia.
Nadie me lo dijo o me lo advirtió. Decía antes que comía en exceso porque nadie me lo había advertido o algo así. No lo sé. No sé si me lo habían advertido o me lo habían dejado de advertir. Porque, seguramente, lo que pasaba es que yo ni siquiera escuchaba o hacía caso a las señales de mi cuerpo, como para escuchar sugerencias de los demás.
Me alegro mucho por mí. Esa no necesidad de llenarme tanto, me alegra la fibra de mi esperanza. La idea de que no pasa nada para comer tanto, está empezando a emerger o germinar. Como siempre en mí, tarde, pero bienvenida esa tardanza que me ha permitido a abrirme los ojos a mí mismo.
He asumido y aprendido a quererme y a apreciarme más. A ser más responsable. A no hacerme daño, a descubrir cosas nuevas que son el resultado de pensar mejor. Y ahora, luego, después, ya veterano, cuando tenga que haber sido, me pregunto porqué antes me zampaba aquel inhumano trozazo de sandía, me hinchaba como un cerdo, y me atacaba el bienestar de mi vientre.
¡No! Es lo de menos. Atrás han de quedar los lamentos que de nada sirven. Lo que es efectivo y saludable es percibir la realidad a través de un enfoque más diáfano y adecuado. Ha sido la mejor noticia de mi verano íntimo.
-Y AHÍ QUE OS LA HE CONTADO-
0:01
jose vicente ortí
El frío sale de su cárcel madriguera y escapa. Solo es viento helado nostálgico y desordenado. Y en la calle de los climas, hace migas con el cambio climático. Y se hace mayor, y tormentas, y granizo como huevos, y lluvia torrencial, y al clima suave de mi Mediterráneo lo va convirtiendo en una nostalgia.
Cae vencido el hielo del Ártico, y la gente se estremece y algunos prefieren no pensar. El verano está creído, prepotente, ha vencido a las estaciones intermedias, y mira indolente a los breves inviernos pizpiretos y exagerados.
Como la DANA o la gota fría de aquí. En mi tierra de la luz. En donde hace calor siempre, y en donde en los últimos años España ya es plenamente un trópico africano y asustador.
La gente sale a todo correr de mi playa de La Malvarrosa. Sin miedo que aún es pronto. Y lo que más jode son las nubes negras que dan intuición, velocidad, nervios y pesimismo. Y en pocos minutos la calma cocotera de la playa de la vacación, da paso a un panorama bien distinto que invita al recogimiento y que hace que los guiris frunzan el ceño con la sorpresa de la ruptura de planes.
Todo es breve. Porque tras un cañonazo de trueno, vuelve el sol, y a las pocas horas no hay ni rastro de borrasca. Hasta que un nuevo bufido de aire inesperado procedente de la trampa climática, se zambulle en el agua de un Nostrum que crepita. Y las nubes, exuberantes como las tetas en leche, descargan sin miramiento y con el vals de un viento gamberramente libre y estrepitosamente eficaz que convierte a los paraguas en una antigualla exótica con pocas luces. Una pérdida de tiempo y de dinero. Porque si viene la gota fría ésa y se pone a soltar lastre, no hay cura y te vas a poner como una literal sopa aunque te cubras de sudoroso plástico de la cabeza a los pies.
Aquí, donde nací, en el Mediterráneo pacífico de Serrat, cuando vemos eso nos ponemos pasotas, nostálgicos y críticos a un tiempo. Porque nos han robado nuestro clima. Y va y todavía algún majadero dice que eso del cambio climático es una cosa cíclica y mal expuesta por rojos comunistas.
El agua desnuda toda la verdad. Donde se ha construído mal, se ve la estúpida mentira. Los coches y demás elementos extraños, son llevados a hombros por las aguas hinchadas. Aquí no puede mentir nadie. Las aguas solo traen realidad.
Pero el verano, en final de Agosto, se sigue relamiendo con ironía. Ha engordado desde la Canícula romana, y sabe que el aire fresco tiene las horas contadas. Y la tormenta es como jugar al fútbol contra un equipo menor. Te meten un gol, dos, pero acaban recibiendo séis en su contra. El verano suda poder y deshace los sueños. Convierte las desnudas pieles de playa en potenciales canceritos de erupción y hedonismo. Arrea un chorro imperial sobre la arena de la playa, y seda la mar bravía. Llega a los montes e incendia con la ayuda de irresponsables la gran belleza interior. Y no tiene rivales. El año es un verano hegemónico basado en un calentamiento global y progresivo del planeta. Impone, y sin que nadie ponga coto a los desmanes.
Quizás por eso me gustan las incursiones del aire frío en la manta aérea del calor. Porque es un otoño comando y activista que no quiere morir. El aire negro y fresco solo desea el empate climático y la suavidad, aunque para estos fines utilice el ruído y la falta de miramientos.
El rey verano mira finalmente admirado al contraataque de la borrasca que solo acaba haciendo efectos especiales. Y dicho verano se inviste en su sillón que trata de llamarse normalidad, y entonces el silencio vuelve a los treinta grados.
¡UN DIOS!
11:29
jose vicente ortí
El barco y la vida. Lo irremediable que va a acabar en el mar. Pero las aguas del río se mueven. Y tienen corriente. Y en esa fuerza vital todo es dinámico, abrupto, feliz, dramático, extraordinario, y diez mil apelativos más.
El protagonista de la película,-que interpreta Casey Affleck-, es bruto, manitas, vulnerable, atormentado, límite, familiar, protector, duro y generoso.
El guión sensacional de Kenneth Lonergan,-que también es el director-, es exactamente divulgativo de unas circunstancias que han de ser mucho más habituales de lo que se piensa. Y hace que la violencia cohabite con la hipocresía o la moral al uso, pero con la positividad final de la inteligencia irremediable y necesaria.
¿Un bruto asumiendo una dura realidad que abarca a muchos y empezando por sí mismo? Lo que pasa es que a veces no hay tiempo para una reflexión mayor y te devoran las urgencias. Y entonces es preciso tomar decisiones.
La vida es ciertamente sorprendente e inopinada. Supera a lo imaginable, y transcurre a una velocidad de vértigo. Y no hay tiempo para mandangas, y uno se corroe por adentro, pero dos casas más allá hay otro universo y otra realidad de vida.
La violencia nunca encaja con nada. Al protagonista, "Lee Chandler", le puede esa impulsividad. Porque le falta amor y por mil razones sociales y diversas más. Y al principio le gana el furor de ser descarnadamente libre, y es capaz de muchas cosas que están prohibidas y que son tabú.
Pero, de inmediato, suena un teléfono en medio de la carretera más que nevada, fría, y con poca visibilidad, y entonces hay que escuchar al azar negativo, dejar los mocos en el pañuelo y actuar con la inmediata consecuencia.
Algo pasa, y entonces uno se pregunta si va a estar a la altura de las cosas. Un fontanero bruto,¿va a poder poner orden en medio de las situaciones horripilantes? El suicidio parece solución, pero no lo es. "Lee Chandler" se da cuenta de que le necesitan, y su modo cambia y adapta sus cosas.
A su manera. Capaz de no soltar dos frases seguidas, y de proseguir en un silencio que tiene más que ver con el tormento interior que con la duda. "Lee Chandler" no va a cambiar. Pero su violencia será ahora oportunamente de desahogo para afrontar sus posteriores eventos.
"Patrick", el sobrino del protagonista,- interpretado soberbiamente por Lucas Hedges-, es un muchacho violento y herido como su tío "Lee". Tienen en común bastantes cosas que quizás ninguno de los dos saben. Actúan como adolescentes vividores y presurosos, y a la vez profunda y precozmente listos. Y aparece la buena sintonía dentro de aquella desestructura familiar de menoridad e infierno.
Antológico y dificilísimo meter el humor natural en medio de hechos de espanto sin que el relato se desquebraje en absoluto. Al revés. El relato es una vida que es paradoja y sorpresa. Y te puedes descojonar y tener la más imprevista ocurrencia dentro de la más blindada solemnidad, convención o acto pactado. Y eso convierte a este film en tremendamente tierno y humano a pesar de las grandes borrascas exteriores e interiores.
Todo lo que pasa, puede pasar. Porque a veces las cosas se ponen crudas para uno mismo y para quienes le rodean. Mas es igual. Detrás de los cortes con sangre, de las hostias, y los incendios, en medio del gran horizonte, puede ser posible sin duda que aparezca un barco entrañable que cruce con decisión las impepinables aguas del mar de la libertad del vuelo y también de lo irremediable.
¿VEMOS LA PELI OTRA VEZ?
2:08
jose vicente ortí
Como suena. De los Magos. De Oriente. En Valencia. Hacía tiempo que quería haber ido, hasta que el otro día me decidí a visitar el lugar. Me pareció simpático y con muchas cosas entrañables.
Cuando la ciudad termina, el enclave puede ser perfecto y hasta audaz. El Monasterio renacentista está cuando Valencia concluye y comienza el pueblecito limítrofe de Tavernes Blanques. Desde el lugar ya se pueden ver las montañas de la serranía. Está muy cerca del Estadio del Levante UD y del término de Alboraia, cuna de la xufa que crea la horchata. Al lado de la huerta feraz, y donde ya fenece la larguísima Avenida de la Constitución.
Precioso el edificio. Y simpática la guía. Si sóis turistas y aún andáis por aquí, os va a gustar visitar el Monasterio. Hoy es sede de la Biblioteca Valenciana, y dispone de más de millón y medio de volúmenes. Muchos incunables. Fue de todo: se levantó sobre un Monasterio cisterciense, se construyó una iglesia y fue convento de la orden de los Jerónimos, Casa de Beneficencia y Corrección, asilo de indigentes, cárcel, cuerpo de guardia y hasta colegio público. Eclecticismo en el tiempo y en las actividades.
Pero a mí me gustaron otras cosas. El claustro es precioso. Todo es pequeño pero hermoso. Nunca mejor dicho lo de un regalo de reyes. Una joyita que los valencianos tenemos escondida por ahí y que debéis ver porque os va a gustar.
Es una historia de triste amor. Fernando II de Aragón casó con Doña Germana de Foix, la cual expresó su deseo de morir en el entonces Monasterio de monjes jerónimos. Allí. En ese mismo lugar. Por tanto, es un mausoleo.
Lo que pasa es que lo de las tumbas y el mausoleo, solo es uno de sus atractivos. Lo esotérico es allí importante, pero hay muchas más cosas en aquel lugar. Allí pasaron muchos sucederes y el tiempo. Y tuvieron que rehacer por completo todo. Pero ha quedado bien. Bien digno y bello. Podéis tocar una campana con excelente sonoridad, porque los guías os dejan. Y ver las habitaciones de los monjes jerónimos con sus alturas tan bajitas, y obervar la libertad de la fantasía de Fernando II de Aragón, a quien a veces se confunde con Fernando el Católico al haber estado casado igualmente con Doña Germana de Foix, que por cierto nació en la valenciana Liria.
Fernando II pensaba que era descendiente de los Reyes Magos de Oriente y concretamente de Baltasar. Ese rey que los niños adoran el día 5 de Enero en las Cabalgatas.
Dicen,-es bonita la idea-, que el edificio es tan hermoso que el Monasterio de El Escorial está inspirado en este monumento bello y especial. Y yo no me lo esperaba. No me esperaba tanta magia. Y luego lo lees en los diccionarios de consulta y va y te enteras.
Fue cárcel entre 1866 y 1966. Impresiona esa tremenda parte real del lugar. Y en una pared estratégica, moraban las mujeres de los presos y desde las ventanas los reclusos podían ver a sus hijos al nacer. Emocionante.
Fijaos: 1966. No está tan lejos todo. El dolor y la fantasía se unen en este sitio entrañable y libre. Todavía la ciencia y sus progresos no han sido capaces de revelar el gran misterio de la ubicación de las tumbas de Fernando,-Duque de Calabria-, y de su esposa Doña Germana de Foix. Hay indicios de que permanecen allí. Y de que ambos prepararon estratégicamente su final, a salvo de ladrones y de otras chusmas.
Una máquina ha detectado restos orgánicos en donde están las tumbas y se les supone allí ubicados a los enamorados. Pronto las máquinas científicas desvelarán todos los secretos. Porque incluso se habla de que ahí puede haber también un gran tesoro.
Pero el día reciente que yo fui a visitar el Monasterio de San Miguel de los Reyes Magos de Oriente,-están sus figuras en el portal del edificio-, me agradó más la magia y el frasquito claro de la simpatía. Me gustó el sueño y el amor, y el paso del tiempo, y las historias entrañables. De modo que en breve haré otra escapada.
-ME ATRAE ESA BELLA DULZURA-
8:42
jose vicente ortí
Recuerdo descubrir su cabello rizado y su foto inicial. Tenía un aire a alguien conocido y más joven. Sí. Era V.G.M. Una de mis chicas favoritas de mi inexistente juventud. Una actriz conocida en media España y en muchos otros sitios. Y ahora, por azares del destino, tenía su teléfono y ya varias citas que se concretaron durante la primera parte del verano valenciano, en una playa cercana a mi ciudad. Ella tiene unos pies bellísimos.
Se anunciaba en una web de amigos sin decir quién era. Parece agradarle la discreción y seleccionar a sus cercanos. Le caí bien. Le sorprendí inicial y positivamente. La acosaban dos tipos ya maduritos,-uno de ellos ya denunciado-, y mi actitud de libertad y de no apremio, le causó buena cosa.
Y entonces eché a volar con toda mi fantasía y recordé la trayectoria de V.G.M. Lo hizo todo. Precocidad y desparpajo, chica lista en el destape, y amiga de los directores que experimentaban desde sus óperas primas un cine nuevo que se alejaba de lo convencional.
Apasionante mundo de la farándula. De la tele, del cine, del teatro, de la presentación de programas, de bailarina, y del concepto completo que se exige a los actores y en donde se incluye la gimnasia y casi el atletismo. Escritora. Y hasta aspirante a cantante.
V.G.M. me confesó que era tan memoriona que no le asustaban los guiones largos. Y descubrí que era práctica, un culo inquieto, extremadamente inteligente, tranquila, soltura y mucha calma.
- "No conecto con los budistas, ¿sabes? Pero me agradan sus retiros de silencio ..."
Traté de escucharla. A mí me gusta poco escuchar a los demás y que haya ruido verbal. Y que nos riamos por cosas que hagan gracia, y que estemos deseando realmente estar juntos. No me agradan las aventuras.
V.G.M. agradeció mis poses iniciales. Pero todo tiene un final verdadero. Ella se dio cuenta de que a mí me gusta interrumpir y hablar hasta con las paredes, y que cuando no lo hago, el aburrimiento me capa las expectativas. Y entonces no aguanto bien.
La playa y yo, no nos llevamos bien. A pesar de que pisábamos la arena allá sobre las séis o séis y media de la tarde, al llegar a casa me sobrevenía lo más parecido que hay a una insolación, y me pasaba varios días sinceramente afectado.
Sentados en unas incómodas sillitas de playa a escasos metros de la orilla del mar, V.G.M. me conoció bastante, y yo seguí embobado su discurso generoso mientras le preguntaba por aquella otra actriz o por aquel actor de fama.
Coincidimos en ideología política y en algunos momentos vitales. Ella era una pasividad aparente, y yo un ansioso reprimido por el respeto que ha de tenerse.
V.G.M. necesitó imponer sus reglas de juego y hacerse con un dominio de las situaciones, luchando entre mi curiosidad e imparable verborrea. Pero yo hubiera preferido una cabra loca y más volcada hacia mí. Los deseos son un absurdo que se estremece ante la realidad impepinable.
V.G.M. me enseñó a parar muchas imperfecciones. Pero su mundo es otro e internacional, y humano, y con vestigios de famosa que fue, y con ganas de pelearse en Twiter, y amar la paz de su tiempo y de sus energías. Un día la noté incómoda en la playa. Me dijo de andar por la orilla, pero yo me negué por temor a que nos robaran las pertenencias. V.G.M. sentía tanto malestar que yo me di cuenta y le propuse marcharnos, cosa que ella aceptó presto.
Pasaron algunos días. Y aunque notaba que ella no llamaba como antes, yo me decidí y la llamé. Al poco de hablar por teléfono me dijo que: " es que me cansas; me agotas ..."
Como dos adultos, nos despedimos y colgamos los teléfonos. Hay que respetar. Nos estábamos tratando de conocer. Sé que nunca más la veré ni escucharé su voz.
-FUE HONESTA CONMIGO-
1:33
jose vicente ortí
Y este año, bien pronto. Porque para Junio espera la Eurocopa de Selecciones. En el corazón del mes de Agosto, llega el fútbol español. El nuestro. El permanente. El que más queremos. El que nos gusta desde niños.
La voz radiofónica de Paco González y el grito icónico y cañí de Manolo Lama, nos indican la dirección del nuevo ejercicio. Las teles de pago ya han hecho de las suyas, y la radio viva y de la emoción le pone caldo y jugo a un deporte que en España es mucho más que eso. Es una gran reunión social y colectiva. Una enorme distracción que solo puede entenderse si de un plumazo desapareciese el fútbol. La sociedad y su dinámica no puede entenderse hoy sin este negocio.
En España el fútbol es una droga, un enganche constante que hace que permanezcamos muchísimos meses del año pegados a los avatares de los resultados y de las noticias.
Este año parece más que desconcertante para la Liga todo, que otros años. Los caprichos y los malos rollos que obstruyen los fichajes del todopoderoso money, convierten al inicio liguero en una duda constante que se contrae y expande a base de rumor.
Zinedine Zidane es el jefe deportivo del Real Madrid. Quiere y quiere a Pogba, pero los del Manchester no desean traspasarlo y cuentan con él. Al igual que el díscolo Gareth Bale, al que Zizou dejó por imposible pero que ahora le sigue necesitando porque no tienen muchos más jugadores. La política de fichajes podría darle un nuevo disgusto liguero al Real. Pero la magia del fútbol suele estribar en que todo es cambiante y azaroso.
El Barça ha fichado al atlético Griezman y al holandés De Jong. Y ahora, Valverde, deberá acertar con su disposición en el campo al lado de tantos delanteros ganadores, incluído el dios Messi. Y como Valverde es conservador, seguro que por ahora las dudas se le acrecientan y no digamos al exisitir la posibilidad de que el astro juerguista Neymar pueda volver al Camp Nou.
El Atlético de Madrid parece exultante, sanote, y tras haber hecho una espléndida renovación de sus efectivos, anuncia al portugués Joao Félix como un futuro imparable a pesar de su juventud. Los de Simeone son la sensación de la pretemporada y se espera optimismo para la Liga. Cuestión de poner por escrito lo anunciado desde el deseo.
El Valencia Club de Fútbol está secuestrado aéticamente por el dinero de su jefe de Singapur. Ha dejado en ridículo al staff deportivo que capitanean Mateu Alemany y el trainer Marcelino, y el "chino" sigue jugando con las ilusiones de los aficionados de Mestalla. Su última trastada inversora es el más que posible traspaso del goleador Rodrigo. El Valencia parece un fondo buitre más que un club de fútbol y de solera.
En el Sevilla, el brujo Monchi ha renovado a casi todos sus jugadores. Ahí hay borrón y cuenta nueva. Las cosas del director técnico son admiradas y respetadas por su puntería para fichar talentos. Volvió desde la Roma a su casa el año pasado, y sigue ejerciendo de excelso ojeador. Hay que desearle que siga por sus fueros.
Después, llegará el equipo revelación de todos los años, y todo lo demás de la Liga spanish será una sucesión de oscilaciones entre posiciones de descenso o aspiraciones de segundo nivel.
Pero lo más importante, acaba de llegar. Nuestro deporte rey y por encima de todos los demás, ya ha llegado. Los findes ya hay ocio. De pago, on line en diferido, o con los transistores pegados a las orejas. Y en el verde césped quemado por el calor y refrescado por las mangueras, los aficionados con su presencia llenarán el circo necesario.
¡ES EL FÚTBOL!
2:03
jose vicente ortí
Japonesa y eterna. Aplicable a cualquier sociedad y a su evolución y transformación. "Cuentos de Tokyo", del gran director Yasujiro Ozu.
"Vivimos demasiado lejos", o "ir despareciendo". Son frases que te dejan tocado de realidad. Tras la Guerra, Japón ya no puede ser la psicología que fue porque siempre se impone un nuevo horizonte. Pero lo más denso del film inolvidable de Ozu, es que apenas hace crítica que no sea construyendo unas nuevas razones.
Esta película es la aceptación sincera de lo inevitable. Cuando los abuelos de una familia humilde y trabajadora visitan Tokyo procedentes de un pueblo natal lejano, yo veo ya en las primeras imágenes cosas de hoy. De ahí la magia que contiene este film.
Veo que los nietos se han vuelto desobedientes, occidentales, rebeldes y de otra esfera. Son el hoy. Antes, la sociedad japonesa se movía por entre otros valores.
Pero los abuelos de los niños no se molestan por la actitud de los nenes. Porque camino de Tokyo ya han visto demasiados precedentes. Afirman y es totalmente cierto, que en Tokyo hay demasiada gente. Y que el ritmo capitalino es para la gente joven, y nunca para los mayores improductivos como ellos.
Siempre una sonrisa de aceptación en los padres. Sus hijos ya tienen en el trabajo su sentido de la vida. Ya son industriales y aceptan los nuevos tiempos casi sin pensar. ¡Cuán difícil ha de ser aceptar y aceptar los cambios! ...
Estorban. Los abuelos se dan cuenta pronto de que en el mundo de Tokyo ellos están interfiriendo en esa nueva realidad cotidiana. Y siempre apuestan por la naturalidad de las cosas. Sus hijos les emplazan a un hotel-residencia, pero eso los abuelos se sienten incapaces de soportarlo.
Todo acaba siendo la gran distancia imparable. El reloj de la vida y sus saetas no se detendrán jamás. Y los abuelos deciden volver a su pueblo de origen. A, su sitio.
La abuela intuye que ya no verá más a su familia. Y lo acepta. Y su intuición cristaliza al enfermar y morir. Cuando se reúne finalmente la familia en el sepelio, una voz crítica levanta su voz y llama a su familia y sociedad con el apelativo de egoísta y de vivir para el trabajo. Pero otra voz hermana le recuerda la libertad y las nuevas perspectivas. Que, anteponen su felicidad, a las de sus padres. Que han de decidir. Que las cosas son ya así. Que el antes y el pasado siempre mueren. Que los hijos de los abuelos nunca pretenden hacer daño a sus mayores, y que ahora deben volver al trabajo cotidiano. Que no hay ni debe haber cruce de acusaciones y que las cosas intergeneracionales suelen ser así. Nadie contra nadie. Es lícita la nostalgia del ayer,-inevitable-, pero ahora toca moverse y espabilar, y seguir, y estar a la altura de lo nuevo y de las exigencias. No se busque maldad ...
Es la historia de un "ir desapareciendo", pero con calma, convicción, y lirismo oriental e inteligente. Magistral. Humana.
Por eso admira la insistencia con la que los abuelos,-incluída la abuela que ya no está-, le dicen a su hija viuda que deje los miedos y que se case y que incorpore nuevo amor a su corazón. Es un canto. Como ese barco haiku que camina dentro del río rumbo siempre a un destino.
Es una película potentísimamente densa y que te deja afectado. Porque el pensamiento es general y vitalista. Y al final, el abuelo viudo y solo, saluda sereno a quien menciona su soledad.
¡IMPRESCINDIBLE!
1:28
jose vicente ortí
¡No aguantamos! Andamos sobre el límite. Se nos va todo de las manos. ¡Help! Necesitamos urgentemente de la solidaridad de todos. Esto es un horror. Estamos haciendo todo lo que podemos. Pero sin ayuda esto se va al garete.
Estoy viendo a gente a punto de ser engullida por las aguas que se vuelven bravas. Aquí adentro es un infierno de vulnerabilidad. Necesitamos un puerto. ¡Un puerto! Una voz amiga, alguien que dé la orden de la humanidad y acabe con las angustias. Esto se bambolea y se mueve demasiado. Algunos saltan sobre otros. Están desesperados y bailando sobre una muerte segura si no se hace nada. La decepción con los Gobiernos es absoluta. Hemos venido hasta aquí a salvar vidas humanas y no nos dejan. ¿Qué clase de leyes tenemos para tener que llegar a estos extremos? ...
Ahí les veo. Solo son personas necesitadas de protección y calor. Vienen huyendo de sus infiernos respectivos. ¡Cuidado! Aquí hay hambre y calor, sed e ira, decepción y desconcierto, todo el dolor descarnado y sin imposturas, miradas temerosas hacia el agua y hacia nosotros los del Open. Nos rezan, nos miran, nos imploran, nos ruegan, nos lloran y hasta nos maldicen. Nos quieren pero nos odian a la vez porque les estamos defraudando.
Yo también pido por ellos y por todos nosotros. En cualquier momento aquí puede pasar algo gordo y definitivo. ¡Esto es el averno! Queremos Italia, Malta, Valencia, lo que haga falta, ¡pero que no dejen morir a esta pobre gente inocente! No me da la gana que se los traguen las aguas del padre Mar Mediterráneo.
Se están pegando por una sombra o por una tela. Les puede la desesperación y el olor a la nada de la muerte. ¡Aquí estamos! Aquí hay mujeres que han sido violadas en sus tierras de procedencia, y niños absolutamente inocentes y con unos maravillosos ojazos cuyas cejas se enarcan al no comprender absolutamente nada. Y adultos que tratan de agarrarse al clavo ardiendo de alguna esperanza blanca.
El equipo de psicólogos está desbordado. No debemos contarles mentiras y lo único que podemos mediarles es que tengan esperanza y que confiemos en el más que imprescindible final feliz. ¿Cómo les explicamos que nadie quiere ayudarles y que parece que acabarán muriendo en el mar? ...
Tratamos de darles ánimos entre todos y ser optimistas. Nos dicen que solo les digamos la verdad. Esto es supervivenvia en estado puro. No se sabe si se está más cerca de la muerte que de la vida. Nuestra decepción y nuestra rabia luchan contra la calma que sería básica y fundamental. ¡Por favor! ¡Please! ¡Quien sea! Pero, ¡ayúdennos! ...
Casi estamos en el umbral del agotamiento. Alguien grita amenazando con tirarse al mar si no hay soluciones. Otros, se suman al macabro y enloquecido motín. Y van en serio. El equipo de psicólogos accede presuroso y les pide calma y que piensen en ellos mismos y en sus familias. Los niños lloran de dolor y de desesperación. Hay patadas, golpes, contusiones, amenazas y de todo lo imaginable. Manda el caos a pesar de todos nuestros esfuerzos hercúleos. ¡No quitaros los salvavidas! ¡Por dios! ...
Pero nadie nos ayuda. Salimos en los medios y nos ve medio mundo, pero no hay reacción. Nos hemos vuelto fríos y como de piedra. Nos da todo igual. Aquí hay un racismo de miedo. Todos se pasan la bola los unos a los otros. Pero NADIE está dispuesto a ponerle el cascabel al gato. ¡Dios! ¡Solo queremos un puerto! ...
¡S.O.S!
0:57
jose vicente ortí
Me llama y escucho su voz. No puede saber que está enferma. La conocí fortuitamente en una quedada de amigos de internet y no podía imaginar que fuese como es. El grupo se disolvió por mil causas, pero con esto de la tecnología los móviles no se perdieron.
"Voz agria" es oronda y dejada, y tiene mirada entre orgullosa y catatónica. Su gran problema es ella misma, y tiene toda la inseguridad y el desconcierto del mundo.
"Voz agria"no controla. Es rechazada por los otros una y otra vez, y le corroe la nostalgia del pasado. Me habla de su monotema. De que estuvo casada con un hideputa, y que la impiden ver a su adoptada niña china.
Al principio, no comprendía yo del todo bien a "voz agria".Pensaba que era una historia terrible más y un infierno bestial como tantos otros dramas cotidianos. Pero lo que tiene salsa, jugo, es descubrir por uno mismo las claves de su tremenda negatividad.
Los demás serán todos unos cabrones, pero hay cosas que nunca podrán encajar. La locura. La locura se estrella contra sí misma. Y voz agria, hace exactamente lo mismo que la patología.
"Voz agria" juega contigo. Conmigo, en este caso. Me tantea y me utiliza. Comienza a hablar y entonces no puede distinguir la libertad de los demás, que puede llamarse tiempo. Habla y habla, castiga y negativiza, y pueden darnos las tantas si no la paras con una cierta contundencia que a mí me sabe mal, pero que ha de ser inevitable.
"Voz agria" es grandota, y esconde sus bellos y fijos ojos negros tras unas gafas oscuras y la distancia fría que siempre genera hablar por un teléfono.
"Voz agria", va sin horarios. No tiene apenas dinero, ni ve porvenir. Pero su gran problema es que su luminosidad no aparece, y semeja disfrutar avasallando y diciendo que es una desgraciada y que todos son unos sinvergüenzas y unos canallas.
Por fin pillé a "voz agria". La interrumpí y me puse a contarle mis rollos, y ella guardó silencio. Necesita oír una radio. La voz de alguien que acoja sus toneladas de dolor. Pero su sordera mental es demoledoramente autodestructiva. Y trato de que "voz agria" no me dé miedo.
Su violencia es brutal. Se pelea con todos, pero por teléfono y por internet. Cuando ella ve que tratan de hablarle de tú a tú, "voz agria" se queda maravillosamente sorprendida. Y entonces se relaja y sigue sin importarle el tiempo.
Está jodida, pero ya es mayor. Que vaya al médico. O a donde tenga que ir, pero que no se duerma con la excusa de la calor o con mil artimañas de su extraña zona de seguridad que es una guerra. Es cierto que necesita ser ayudada, pero nunca aceptará "voz agria" a menos que sea ella misma la capitana general de todas las actuaciones.
Sí. "Voz agria", no cree en nadie. En mí, tampoco. Por supuesto. Y de ahí no sé que va a pasar. Reivindica sueños y no está dispuesta ni a ser un ser menor ni a obedecer a nadie. A veces amaga con la mención del suicidio, aunque no creo que lo haga porque estas cosas no se suelen verbalizar. Pero me temo que aunque se llore toda, le faltarán metros para llegar a ser feliz.
-OJALÁ ME EQUIVOQUE-
1:06
jose vicente ortí
Y volví a mi adolescencia y a mi juventud. Sí. En sueños, pero volví. Y entonces ya nunca nadie pudo pararme.
Y esta vez pude crecer, y cumplir todos mis aparentes sueños imposibles. Sí. Y que sí. Que todo fue posible esta vez. Y acabé mis estudios en el Luis Vives, y con las mejores notas. Y entré en la Universidad con toda la gente de mi tiempo. Y allí me enamoré todos los días de una chica distinta, y luego tuve otra novia que se llamaba Carolina y que me duró más de un mes y con la que paseé por el lecho seco del Turia cuando ni siquiera estaba ajardinado. Y por muchos lechos ...
Y casi a punto de acabar mi cátedra de Antropología Social, decidí mirar el encanto de la profe de las piernas interminables y de su breve falda en la cafetería del claustro universitario, y me enamoré locamente de la belga Carinne, el primer top-less, y nuestras primeras aventuras más que audaces.
Empezó a no gustarme aquella cadena musical, y la tiré a la basura. Y tras la Vespino, ya llegó mi primer coche. Un Simca 1000 con matricula de Tarragona que nunca olvidaré yo ni mi pandilla de amig@s.
Arrasé por la ruta del bakalao de Chimo Bayo y sin caer en las drogas. Y descubrí el deporte del footing que me enseñaron los del Correcaminos. Y gané las oposiciones y me fui a Madrid. Empecé de docente en un instituto, y acabé de indecente profesor de una gran Facultad de Cataluña.
Las carreteras de la libertad. Corría como un salvaje en tiempos en donde no tenía el marcaje de las cámaras ocultas de la DGT.
Y me descubrí. Me descubrí a mi manera. Y a Mercè poniéndome los cuernos con un filósofo astuto.
Y decidí seguir viajando y no solo por toda España. Y conocí personalmente a Butragueño, y a Juan José Millás, y a Silvia Tortosa, y a Kempes. Y un día escribí un libro de enorme éxito. Tanto, que le cogí asco, por eso de tener que estar contínuamente firmando autógrafos a mis fans.
Cuando me separé de Verónica, ya era la Democracia, pero a mí me seguía fascinando la noche, la discoteca, Ana Torroja, los pijos, Teresa Gimpera, y todo lo maravilloso que se movía.
Me arrejunté con Isabel, y añadí un hijo más a las tres niñas que ya tenía. Y vi crecer a mis hijos. Y disfruté finalmente de mi cátedra y en mi Valencia, de la antes dicha Antropología Social. E Isabel y yo pasamos muchísimos años amándonos como locos y moviéndonos por el mundo a todo tren.
Abracé la Democracia como Sistema menos malo, pero con algunas dudas evidentes. E Isabel me hizo adorar la nueva tecnología, y también pude ser programador y destacar en la cosa de Bill Gates. Y vacilar con un teléfono digital más que caro. Y seguí y seguí con Isabel. Y de hecho sigo con Isabel, siempre Isabel, y seré del Luis Vives de colores verdinegros toda la vida, y es un gozar contemplar a mis hijos ser padres, y babear con mis nietos que ya van siendo bastantes.
¡Sí! Todo ha sido un sueño imposible. Una llamada de nostalgia. Una paja y un deseo. Porque nada tuve de todo lo que he contado. Pero necesitaba soñarlo y escribirlo, y sentirme más vivo aunque fuera a través de un mero escrito personal dibujado en un papel. Soñar y volver atrás no siempre es malo. Aunque casi nunca tuve nada, jugar a la ilusión ha de ser positivo si se canaliza bien. Por eso siempre creo en los Reyes Magos.
¡QUE NO ME LOS TOQUEN!
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jose vicente ortí
De cuando los films son referencias imprescindibles. Muchísimos años después de su estreno,-en 1957-, sigue teniendo la fuerza de una actual película de estreno.
"Doce hombres sin piedad", parece teatro porque puede rodarse en un espacio físico reducido. Es una reflexión. Un maravilloso alegato favorable al rigor y contra la pena de muerte en los Estados Unidos. Su director es Sidney Lumet. Pero siempre recordamos a Henry Fonda en el papel del miembro del Jurado, que al final logra que el veredicto final se decante unánimemente hacia la inocencia de un joven de color al que acusan de asesinato.
La vi el otro día en la tele, y podéis verla porque nunca le pueden salir canas a un acto profundamente humanista. Te engancha, y no logras levantarte de tu sillón o sofá. Tiene la profunda y potente sensibilidad atractiva de un imán.
El personaje maravillosamente interpretado por Fonda, es previsible en tanto que se puede deducir independientemente de su maravillosa interpretación, que su discurso va a ser favorable a la inocencia desde el minuto 1 de su intervención en el film.
Ahora destaco algunos comportamientos de otros personajes del Jurado. Un hombre mayor, valora el esfuerzo del protagonista Fonda. Es su rebeldía y su convicción. Es como si ya mayor, quisiera remover su mundo ya veterano, y que tales convicciones le llevaran a la simpatía y a la sintonía. ¿Por qué no, si se dan ideas y datos, contundencia y argumentación? ...
No es ni será fácil llegar al beneficio de la duda. Y ahí se percibe a la sociedad americana, su diversidad y su tradición. Cuando el hombre más veterano emite su voto de no culpabilidad, algunos le miran extrañamente. Y en esa extrañeza vuelven a mostrarse los recelos y las alineaciones.
Hace mucho calor y extrema humedad en una Sala, en donde se decidirá si un hombre perderá o no la vida. Llueve, tormentea, y todo se vuelve irrespirable, inmediato y extremo. La tensión situacional y climática, ha sido lograda.
Me detengo en dos personajes miembros del Jurado, que acabarán siendo los más reacios a creer al personaje de Henry Fonda. En uno se ve el potente racismo que le lleva al odio en su argumento de visceralidad. Cree profundamente que el negro acusado es un asesino, y que siempre lo será, y que contra todo eso ha de haber mano dura y menos discurso. Ante la letal insistencia ganadora del personaje del protagonista Fonda, este hombre pierde absolutamente todos los papeles porque está cegado por su impulsividad y sus prejuicios. Y con su tremendo orgullo de fachada y con su discurso finiquitado, el racista y tradicional, acaba desmoronado y descompuesto entre gritos, amenazas, reproches y desesperaciones propias.
Al final, el personaje del voto favorable acaba ayudándole a ponerse la chaqueta al terminar todo, y este no puede hacer otra cosa que aceptar su noble y caballerosa ayuda.
El segundo personaje me da casi más terror que el racista. Porque lo único que le interesa es que no se alargue demasiado la cosa para poder ver a su equipo preferido de béisbol. Y como ve que la cosa se alarga demasiado, cambia su voto al de no culpable. Le importa todo un pito. Y se va tan tranquilo a ver el choque deportivo.
Esa indeferencia es demoledora, porque no entra nunca a ninguna propuesta ni a ningún límite. Esa insensibilidad para con los otros es demasiado grave. Es la individualidad y la nula importancia o presencia de los demás en su mundo.Decepcionante y fatal actitud. Quizás el racista pueda cambiar aspectos en su vida, pero el alienado y fanático del béisbol no lo va a conseguir. Solo le importa su yo inmediato y su no implicación en nada.
¡COLOSAL FILM!