sábado, 22 de agosto de 2020

- LA NOCHE DE MARIENKA -


 

Fuese el calor, o el diablo. Quien fuera. Pero las últimas noches de Marienka, las sueña con el aguijón de los escorpiones. Y siempre hay uno que parece fascinarle mientras duerme.

Es un aguijón brillante, hermoso dentro del peligro, destacado, y hasta mortífero. Sí. En los sueños de Marienka hay cabrones. Animales salvajemente libres, que destacan por su agresividad y peligrosidad.

Marienka, cincuenta y cinco años, de Cartagena, viuda y siempre dinámica, sueña casi compulsivamente con el letal aguijón de este arácnido traicionero. Pero también parece la mujer admirar esa estrategia de ataque. El escorpión parece tomar en su noche de sueño una visión extrañamente atrayente.

Marienka ya no cree en el amor, pero sí en la vida. A Marienka le gusta gozar, y rozar los límites, y lo del virus no le asusta, y fue viuda hace demasiados años como para perderse un cachito de placer venidero y hasta eterno.

A Marienka le gusta el sueco guiri Gustav. Nórdico, y con un cuerpo atlético y trabajado. Bellísimo, rubio, musculado, bastante más joven que ella; sin comparación con nadie en la cama. Pero solo será y es, su amigo.

Es un pacto que tiene con su joven amigo la buena de Marienka. Le conoció en una salvaje playa ibicenca mientras lloraba. Y ahora es Gustav el que a veces le llora sus algunas penas. Porque es joven ante la madura mujer, y porque en su amistad conjunta se ve a la madre, a la protectora, a la aventurera, a la sexy y a la imposible.

Gustav es un oso noble de dos metros, y Marienka una mujer racial, alegre, festiva y hasta cougar de su Gustav. Pero cuando se miran ambos a los ojos, hay un pacto de pasión sexual, pero nunca de amor. ¿Qué amor? ...

Hace algunas noches que Marienka vio en el jardín y junto a la piscina que reinan en el piso de ambos, a Gustav y a otra chica escandinava como él con un cuerpo de diosa desnuda y encendida. Hacían el amor, mientras el sol y el viento cantaban una admiración evidente.

¡No! Marienka sabe que nunca creerá en el amor. Y no debe ocurrir que si descubre a Gustav con aquella imponente chicaza, le entre una mala energía. Y que cuando se ponga a dormir, sola o con Gustav, vuelva de inmediato a aparecer la fascinación del aguijón de un enorme escorpión.

¡Es injusto! Pero, real. Sucede, ocurre, está en el sueño, lo recuerda todo Marienka al despertarse, y hasta su amigo Gustav está entre intrigado y preocupado.

- "¡Marienka! Veo que te estremeces en la noche. ¿Te pasa algo? ..."

- "¡Oh, no, Gustav! Debe ser algo físico, tangible, explicable, y sobre todo pasajero, Gustav ..."

- "Te creo, Marienka ..."

- "Has de hacerlo porque es la verdad, chico mágico ..."

Britt se llama la mujer que acorrala y encandila al joven y rutilante Gustav. Marienka cree que el sol y el mar le alejan de Gustav. Que Britt es imparable, perfecta, ideal, enigmática y definitivamente inalcanzable en belleza. Y quizás, hasta en inteligencia. Se alegra muchísimo por el buen gusto elector de Gustav. Que goce hasta las trancas de su amor. ¡Que, viva! ...

Pero esta noche es muy diferente. Los gritos de un orgasmo conocido aparecen en el sueño fatal de Marienka. Y en medio de la contemplación del aguijón del escorpión, la mujer entra en sonambulismo y se dirige a la cocina desde la que atrapa un fino cuchillo, y avanza hacia la pareja decidida y fou.

En el despertar del día siguiente solo hay ausencias. Gustav la vio venir y huyó con Britt y sin presentar denuncia. Y Marienka no sabe nada. Se siente tan mal que está como hechizada ...

¿QUÉ PASARÁ EN SU PRÓXIMO SUEÑO?




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