13:44
jose vicente ortí
Se dejó empujar, zarandear, llevar, enmudecer y hasta ser soñado. Melwer decidió aparentemente no decidir, ser una inercia, una cosa extrañada y anodina, insignificante y absolutamente incomprensible.
Se mofaron de Melwer, le volvieron a zarandear, le buscaron las cosquillas y le auscultaron su verdad a base de golpes bajos y dolorosos.
Y Melwer no puso oposición y no dijo nada. Apostó por impostar un ser inconcreto y hermético, vulnerable y hasta simplón, menor y a la vez objeto de la inquina de quienes le rodeaban e imponían las condiciones, ¿pobre Melwer? ...
Aparentemente, no habría debate. Melwer sería un perdedor, un entregado, un outsider sin esperanza, un desgraciado, un sin horizonte, un triste, un aburrido y un a desechar. Un lastre.
A Melwer le zurraban. Y no solo psicológicamente. La acción subió enteros y comenzaron a llegarle palos y bofetadas. La presión era muy difícil de soportar, y los descansos de Melwer eran breves dentro del sueño e inexistentes de día. Explotado y excedido, Melwer se limitaba a guardar un para sus enemigos irritante silencio. ¿Masoca Melwer?, ¿extrañísimamente autodestructivo Melwer? ...
Le faltaban los niños al respeto, y los adolescentes escupían las hormonas de su tiempo de crecer sobre su rostro abierto. Y los adultos le miraban con sorna y con toda la desconfianza. Hacían chistes sobre él y sobre su pasividad, y decidían entre todos hacérselo absolutamente difícil. Nunca jamás le procuraban el placer.
Alguna mujer miraba a Melwer. Hasta con deseo y verdad. Lo que sucede es que luego negaban amarle y despreciaban admirarle. Le decían que nunca tendrían relaciones de ningún tipo con él, y que de ilusión también se vivía. Raramente los ojos de Melwer se expresaban en atracción o pulsión de sexo. ¿Asexuado Melwer?, ¿quizá impotente?, ¿homosexual?, ¿ángel precavido en el error? ...
Se acababa todo para Melwer. Las dinámicas emocionales parecían sepultarle hacia un destino fatal, fou y desconocido. Vital y sin las más mínima demora, sin pausas y ya.
Le juzgaron, le prendieron, le atacaron y hasta que finalmente no fue castigado a permanecer toda su vida en un penal sino a terminar su vida a través de la pena de muerte. Melwer pareció aceptar todo lo adverso, entre cara preocupada y rostro propicio para asumir su sino. Mostró credibilidad ante los demás y una suerte de comediada resignación que a tod@s logró convencer y desarmar.
Tras ejecutarle, le enterraron. Y ya partieron todos a sus labores cotidianas que la vida propone. Seguían cantando los pájaros, y las ruedas de los autos ensuciaban de huellas el asfalto harinado. ¿Habría existido la indolencia conductual y hasta el recuerdo de alguien llamado Melwer?, ¿un cobarde? ...
Pero en el interior del ataúd pasó algo mistérico e incomprensible. A pesar del forense, el cuerpo de Melwer estremeció algunas nuevas reaperturas.
Los ojos del hombre comenzaron tímidamente a moverse. Primero, imperceptiblmente. Después, ya claramente. ¡¡Melwer estaba vivo!!...
¿Por qué había decidido dejarse hacer? No puede saberse. Al menos, aparentemente. Dentro del ataúd, Melwer se sentía tranquilo de los otr@s y hasta esbozaba ua sonrisa de paz y de autosatisfacción. Había burlado a tod@s y convertido su final en una aplastante victoria.
De un puñetazo rompió una noche de invierno el atáud de madera y finalmente salió al exterior. Demasiado delgado, pero mostrando gran vigor. Se aseguró Melwer de que ningún vigía del camposanto le echara el ojo, y se marchó de aquel lugar.
Durante días se alimentó de hierbajos como un superviviente, y disuadió finalmente a todos sus perseguidores que buscaban fútilmente matarle de nuevo e introducirle en la caja de la nada.
Muy tarde. Melwer ya estaba a salvo. Iniciaba una nueva vida y en nuevos territorios. Ahora ya sabía que podría tener todas las opciones de volver a ganar y de ser finalmente feliz.
¡OH, MELWER!
11:39
jose vicente ortí
Es dura, como siempre. Pero en progresión positiva y distinta. Porque mi dolor es otro y necesario. Ahora toca serenidad y confianza.
Nacer a mi edad implica un enorme esfuerzo. Y en ese esfuerzo deposito mi lucha y mi verdad. No hubo nunca familia, y ya cada vez les evoco menos cuando llegan estas fechas navideñas. El libro del atrás va a ser cerrado definitivamente. Es lo mejor y la buena noticia.
Mi soledad,-propia de quien no ha tenido salud para vivir-, se ve trufada en concreciones y pequeños y emergentes puntos de proyectos. He currado mucho mi vida, y ese esfuerzo alcanza excelentes perspectivas de éxito final.
Mis amig@s son ahora solo conocidos. Como mi vida, que solo es un proyecto que comienza. Pero lo bueno es que los primeros pasos sacan unas huellas verificables y hasta incontestables.
Asumo este período de mi vida en donde las cosas se mueven. Nace algo en mí. Mi Navidad. Nace alguien que ya acepta lo que hay y que fundamentalmente lucha y aprende.
Estoy de ida. Mi edad cronológica no se corresponde con mi Cronos vivencial. Aún estoy verde para no generar un cierto y hasta lógico desencuentro. Pero ese inconformismo se mueve hacia pensares y actitudes que tienen mucho más que ver con la verdad que con el deseo. Los cuidados hacia mi madre me agotan por un lado, pero me enriquecen summo por otro.
Empiezo a ser responsable y a creer en mí y en mi adultez y responsabilidad. Nunca es tarde para ser un ciudadano como los demás. Y en esas estoy. Cayéndome y levantándome para concluír finalmente en lo mejor y más productivo de mí.
Aquí, en mi casa, en mi situación tan penosa y peculiar, en mi verdad, en mi realidad, en todo yo, hay un enorme germen de alegría porque sé que se está forjando algo sólido, inteligente y obediente.
Comenzar a dar los pioneros pasos y sin balancearse, implica confianza a mares y toda la convicción. Es una audacia necesaria. Y esa es mi meta y mi senda. "Caminante, se hace camino al andar...", reza el poeta A. Machado. Es mi lema porque es real y sé a lo que se refiere.
Esta mi navidad no es triste sino consecuencial, lógica desde un atrás raquítico y errado, desde un páramo sin ilusión que da paso al gran vértigo inevitable de mi libertad.
Me he vuelto contenido y realista conmigo mismo. Crítico y exigente. Ideológicamente pienso muy parecido a siempre, pero me doy cuenta de que mi madurez es un hecho imparable que ya nada puede detener. Ni siquiera el pesimismo.
Mi vida, se mueve. Se impresiona, se redescubre, se acondiciona, se pone ordenada, se excede hacia el deseo y se autocorrige sola hacia la buena disciplina de la verdad. Mi verdad.
Por eso no me siento tan jodidamente solo en estas fechas, y ahora acepto mucho más entero el jolgorio de la alegría ajena. Los otr@s ya han vivido, y su familia esta ahí, y sus hijos, y sus lógicas diferenciadoras así como sus universos personales.
Y no se trata de compararse con nadie ni de esperar complacencias o entendimientos. De lo que se trata es de tener la cabeza fría y la idea clara; de transitar por mi camino con cara de circunstancias pero nunca de agraviado en exceso.
Yo, creo en mí. Basta y sobra con todo eso. Y sé que en el futuro seguiré mutando como lo hacen las plantas de mi visión y de mi balcón. Crezco. A destiempo, pero allá que voy. Mis senderos han de ser más automatizados pero ya vivo la esencia de mí. Y un día de estos me sorprenderé a mí mismo con mi sonrisa real e interior. Con un nuevo brote de energía que me hará manar en la mirada el caudal de mis sueños conclusos y rematados.
Y entonces seré feliz del todo. Como empiezo a serlo ahora aunque no se note y pueda parecer otra cosa. Porque yo ahora soy feliz pero me cuesta alcanzar ese rico aroma de café humeante que es la vida. La mía y la de los demás.
¡CONVICCIÓN!
8:39
jose vicente ortí
Ilusión. Sé que se nota en mi escrito. Mi sonrisa. La política también puede ser sexy e ilusionante. Como mi esperanza democrática en forma de voto. Porque este domingo voy a votar a "Podemos". Sí. A Pablo Iglesias, al 15-M, al cambio generacional real, a mi España de mí, a Monedero, a un@s chic@s que son lo que yo soy. Gente no profesional de la política que escasamente en menos de dos años ha maravillado a mi país.
¡Sí se puede! Esa es la idea. Sé que el tabú es el miedo y que el que no arriesga no se come un colín. Me la juego. Tiro la casa por la ventana y voy a votar al "coletas". Creo en él, en su mirada, en su valentía y en su decisión. En que es un hombre normal, de hoy; un chaval que sabe lo que quiere y que está dispuesto a echar una mano a los que menos tienen. ¡Un hombre justo y con arrojo!
Esta vez, no dudo. Me ganaron el corazón el 15-M. Sí. Cuando la fiesta. Cuando el desnudo de las emociones más hermosas. Cuando lloramos de asombrada alegría. Cuando volvimos a convertir los adoquines en una playa. Cuando fuimos más felices que cuando Andrés Iniesta metió el gol de la gran final contra Holanda. Cuando nosotros le metimos un gol por toda la escuadra a los golfos y a los anodinos que han convertido a este país en una pirámide elitista sin equilibrio social y hasta con pernada.
¡Ahora o nunca! Es mi idea. Ni bofetones de descerebrados, ni leches. Mi gran contestación será este domingo, democrática, y metiendo mi voto hasta lo más profundo de la urna. Y en su interior, como un tesoro de Carta a los Reyes Magos, pondrá "Podemos".
Sí. Yes. Da. Oui. Ya. Podemos. Debemos intentarlo y poder. Hemos de conseguir un país mejor para nosotros y para nuestros jóvenes y mayores. Para todos. Para mí. Para tí. Para que el rico no sea tan rico, para que el pobre no se sienta desarmado, para que vuelvan los pájaros a soltar el trino libre, para que las mujeres no sean de segunda, para que la Sanidad y la Educación sean de las cosas más importantes, para que no saquen a tirones a las personas de sus casas porque hay leyes tan inhumanas, para que todo sea más cercano y más racional. Más necesariamente justo.
¿Se nota? Claro que se nota que soy verdad cuando esto escribo. No recuerdo otro momento en mi vida de elector más maravilloso que lo que pasará este domingo. Me importan un pito las encuestas, los poderes fácticos, los que cortan económicamente el bacalao, los que me dicen que todos los políticos son unos sinvergüenzas y todas esas topicadas que el mercader sin escrúpulos quiere que nos creamos.
Y me dará un pito el resultado de las Elecciones. Porque habré sido coherente y feliz. Porque habré soñado. Porque la Democracia también puede ser bella como una chica fastuosa o como una catarata natural, o como un jardín puro con sonrisa infante.
Voy a votar a "Podemos". Voy a ser feliz. Y os invito exactamente a que votéis. Votad. A quien os dé la gana, pero votad. No os quedéis en casa que eso es lo que quieren los que siempre nos desmoralizan y nos dicen que no y que las cosas de la felicidad no pueden ser.
Yo no les haré ni caso. Voy a votar con gracia, con poesía, con euforia, con buen propósito, con todo cariño, con ilusión renovada, con nuevos tiempos y nueva ropa. Voy a votar porque me da la gana y tengo derecho.
¡VOTO AMOR!
10:04
jose vicente ortí
Te gustará o detestará este período. O, te dará un poco igual. Pero ya estamos en un tiempo distinto y tradicional. Es una suerte de miniestación en el calendario, con la excusa del motivo religioso.
La Navidad, son muchas cosas juntas. Son muchos días unidos por una actitud y un aroma que sabe a consumo y a deseo y necesidad de compartir. Se puede pasar de la Navidad, pero es realmente complicado hacerlo ...
En realidad lo que hay en estos días es un deseo de cambio. De que lo cotidiano que nos aburre y ahoga, se vea modificado por cosas novedosas, golosas, atractivas, diferentes, y de sabor a vacación camuflada con actitudes presuntamente solidarias.
La Navidad es la estación del banquete, de la despedida del año, de la aparente compasión por los más pobres, del buenismo bobote, y de la necesidad brutal de que brote la fiesta social y el descorche de la botella o del beso siempre deseado.
Todo son bombillitas y tiendas. Paseos en busca de regalos propios y ajenos; la idea de un tiempo impuesto e irremediable. La Navidad es el Corte Inglés y el tanga rojo, el partido de fútbol benéfico, y la maravillosa Casa de la Caridad, y el Cava Freixenet y la caja de bombones, el detalle cursi, y el olor a parfum française.
La Navidad es el deseo de la isla perdida de las Maldivas, o el malestar tenso de la comida de empresa, o la reconciliación imposible en las familias que van mal, o la añoranza triste por los seres que ya no están con nosotros, o el sexy de la fantasía, o el juego del niño en busca de sus últimas novedades en materia de nuevas tecnologías, o la adquisición por parte del adinerado de un nuevo Ferrari.
La Navidad es el cántico de los niños de la lotería, y el a ver si me pasa algo que me levante la economía, y la sensación de que hay que tener la obligación de estar con la familia, y las doce campanadas, y lo que queda de los villancicos, y el paso del Papa Bergoglio desde Roma con las referencias éticas y religiosas, y toda la tremenda pausa que propone una suerte de cambio extraño.
El tiempo navideño es el impulso consumista y la necesidad creada. Es un período que puede ser chirriante y a la vez placentero. Donde las emociones se desatan y quedan más a merced del clima frío y lluvioso del primer invierno que va a llegar.
La Navidad es un reto de esperanza. Son ganas de que nos vengan los magos a adorar, y de desear que se cumplan nuestros sueños y anhelos; una disneylandia y una caldera de pasiones con sabor tierno,desnudo y humanote.
Y en realidad hay mucho terreno hueco, aunque este año en mi país y en el corazón de las navidades esté introducido el importantísimo futuro político, democrático y electoral.
Los sentimientos sensibles llenan un tiempo distinto en donde todo es más formal y menos picudo. Pero no se enteran ni las aves ni las montañas. Todo es un gran invento infantil nuestro. Somos permeables y hasta proclives al clima navideño, porque fuimos en el atrás niños y pertenecientes a otras atmósferas y ternuras.
Todo es una colectiva idealización de lo que se lleva ahora, de lo correcto y de lo que ha de ser. Es un tiempo conservador y de derechas, ordenado y programado, contradictorio, y más frío que caliente. La Navidad es el estado de ánimo y el termómetro del alma, y el momento del exceso, y una Nochevieja permanente e imaginada que va cesando cuando en todas las firmas ya pone 2016. Es ese entretanto.
-INEVITABLE-
7:15
jose vicente ortí
Lo mejor del debate de Antena 3, fue que la ilusión y la expectación se hicieron carne con olor y sabor a política tras décadas de insípido y arcáico menú.
El show de la cadena de Atres Media, el circo mediático a la americana, y el formato cuerpo a cuerpo, llevaron el sexy a muchos millones de futuros votantes españoles. Y eso siempre va a fortalecer ese don que se llama Democracia y Pluralidad. Bastante pluralidad ...
Albert Rivera empezó más que nervioso el combate mediático. Se movía inseguro constantemente, y le faltaba el estatismo. Estaba pagando la novatada. Pero como tiene talento, se fue rehaciendo y acabó los asaltos realmente tranquilo y relajado.
Soraya Sáénz de Santamaría utilizó el mantenella y no enmendalla, demostrando valor en una estregia a la desesperada. Aguantó bien en las cuerdas, y en los últimos minutos le soltó en el mentón un "que no te aclaras" a Rivera. Fue fondista y cínica para defender algo que no tiene mayor consistencia. Su Partido, ha fallado demasiado ...
Pedro Sánchez, fue el padrazo. O, el yerno. Ese hombre de emoción contenida y de discurso siempre a discutir. El juego mediático le dio presencia a sus dos metros de estatura, y a su perfil atractivo y hasta pijoide. Dijo todo lo previsible, y solo se contradijo al afirmar que estamos en 2015 y no en 1978. Porque su discurso paternalista y de nada excesivamente nuevo, pareció indicar bastante inmovilismo y palabra hueca. Hizo una faena de aliño, y trató de no despeinarse demasiado y de posturear seguridad ante toda la Nación. Es realmente político profesional y no lo puede negar. Pero este hombre tiende a aburrir bastante. Y yo quiero que la política sea también una realidad, goles, y mucho más que buenas palabras y deseos.
El chico de la película, el enviado, el esperado y el ilusionante, fue Pablo Iglesias. Esa fuerza potente y casi esotérica que lidera Podemos, y que parece que podría presentar movimientos telúricos y cambio auténtico si las fuerzas fácticas se lo permiten y no le hacen fracasar como a Varoufakis o Tsipras en Grecia.
El "coletas" domina la tele, pero no tanto las grandes finales de la Champions en Wembley. Estuvo muy marcado, y le embarullaron una y otra vez sus preocupados rivales. Iglesias, el hombre normal, la nueva esperanza, el muchacho que ha devuelto la ilusión a la gente pobre, tenía un primer debut con picadores y lo pasó con notable aunque nunca fue excesivamente superior.
El líder de Podemos dijo cosas que nunca gustan dentro de un Sistema muy poco exigente y que se lo traga todo porque ya no cree mucho en nada. Ni siquiera en las verdades del barquero que soltó. Pablo necesita más espacio, más distancia, más densidad y recorrido, más elaboración; pero la tele y su formato son los que son y eran los que eran.
Rajoy también es candidato. Pero no fue, en un acto intolerable de soberbia que todo Cristo le afeó. Se dice que estaba en Doñana mirando de reojo a Soraya y a los demás, desde su eterno televisor de plasma y pegado a sus inercias de prácticas eremitas. El todavía Presidente de España no quiso subir al "Garden", y eso seguramente le hará finalmente perder las Elecciones Generales del día 20. Es su problema.
Felicitar a los reyes mediáticos del circo y del pollo. Del espectáculo de la tele, de los tiempos o de las audiencias y waatsaps. Batieron récords de audiencia política. Fue su éxito de dinero y de propuesta. Todo era virgen aquí. La primera vez, la primera pegada, cuatro osadías valientes, y el tiempo propuesto de hoy.
-JORNADA DE REFLEXIÓN VIRTUAL-
9:34
jose vicente ortí
Ya sabes a lo que vas. No hay sorpresas. Comedieta simpática de evasión. Necesitas desconectar. Te animas con la promoción que hacen en las teles y descubres que el sacrificio por una entrada, bien vale una escapada al reality de ese mundo lleno de enconos y conflictos. Este mundo es un conflicto.
Las colas son muy largas. Llenos totales y récords de asistencias. Cine fácil y de consumo. Sin cena pesada. Los estereotipos y todos los sambenitos que muchos piensan y pocos se atreven a soltar en la gran pantalla de manos del director Emilio Martínez Lázaro.
Excelentes actores en medio del guión de tebeo. Cataluña, Euzkadi, Andalucía, la independencia, Madrid, todas las Españas y los orgullos cañís.
"¡Yepaaaaa!", suelta el excelente actor vasco Karra Ejalde. Todos sonreímos o reímos el adentro. El chaval Dani Rovira es simpaticote y hace bien la comedia. La chica es mona, el novio pijo está decentemente interpretado por Berto Romero, y Rosa María Sardá es una de las mejores actrices del cine y del teatro españoles. Carmen Machi está agradable, televisiva y excelente conectando bien.
El amor. Las comedias y de humor tienen amor. Y chica y chico, y el morbo intocable del tabú político se deslengua en la clave no punzante de la hilaridad. Se entiende el éxito comercial y del consumo.
La política parece un juego de robots correctos y reprimidos, impecables, comedidos y localistas. Sacar a pasear a los temores políticos en clave de amabilidad,no pica tanto a las sensibilidades. No nos gusta demasiado la carne política y preferimos el veganismo. Siempre evasión. "¡Yepaaaa!". Y todos a reír.
Hay poco, pero el racismo latente y la confrontación pasan desapercibidas. Y además nosotros podemos ser vascos por unas horas cinematográficos, catalanes independientes y hasta sin referéndum, o andaluces de palmas y fino en vitalidad alegre y colorista. Soñamos a poderlo ser todo.
La película es un soñar con palomitas o una birra con papas. Un bar de excelentes actores, en donde en el fondo se destapa lo indestapable y se etiqueta la confusión. Se trata de imaginar navidad y paz, y unidades inquebrantables, y cachondeo a espuertas, y la capacidad del director para tocar temas sensibles saliendo indemne y comediando. Todo es un rollo que sirve para reírnos de lo que no nos gusta y de disfrutar de nuestras aficiones a la desinhibición y al disparate casi controlado pero finalmente amable y hasta romántico.
"¡Yepaaaa!" La expresión de la película. El grito de guerra del pescador gracioso y disparatado que tiene las cositas bien claras y hasta con "fundamentos".
Ella. La chica. Clara Lago. El amor hace pactos autonómicos y estatales y se puede pasar por el forro las paredes y las imposibilidades. Y el pacifismo se vuelve beso atornillado de cocacola, y todo nos dice que se superará la dificultad y triunfará el sueño y el glamour.
Siempre el amor: "¡Yepaaaa!" Si no hay amor, es que me lo cargo. Si no hay atracción sin banderas es que no puede ser, si no hay orgullo estirado y raíz profunda y humorística es que me pongo demasiado serio y arrugado.
Y yo he ido al cine para reírme y hacer un poco el canelo. Que bastante dura es la vida. Ya llegarán si eso los filmes de Von Trier o de quien sesudo sea. Ahora toca la familia, y los amigos y hasta los niños.
"¡YEPAAA!".