martes, 29 de septiembre de 2020

¡CINE ESPAÑOL DE AHORA MISMO! : "LAS NIÑAS", DE PILAR PALOMERO.



La directora zaragozana Pilar Palomero, nos presenta una excelente película acerca de ese difícil y necesario camino que va desde la niñez a la adolescencia en las niñas, las cuales ya se empiezan a mover en diferentes paradigmas.

Aquellos colegios de monjas y aquellas verdades que ahora suenan a anacrónicas, y que en tiempos fueron desgraciadamente lo oculto y la autenticidad aplastada por credos y tradiciones.

Y las niñas decidieron mirar al mundo de otra manera. Porque era irremediable. Lo mejor de la película nunca son los discursos, porque no son posibles. Por eso, dichos discursos se concentran y abarcan las miradas de las nuevas niñas, las cuales observan entre burlonas, doloridas y sonrientes, las nuevas ópticas y verdades que van logrando descubrir por sí mismas.

Hay una escena que parece definirlo todo. La adolescente se va de paquete con la moto de un muchacho por una gran recta de una carretera. Eso es la libertad irremediable e imparable. Los tiempos han tomado tanta velocidad, que los dogmas y los asertos quedan envejecidos hacia otro tiempo.

La sexualidad de las adolescentes en los momentos de los cambios y de las hipocresías de la Transición. La dificultad para todos de decrecer lo inevitable. La caída paulatina y en cascada de los tabúes. La niña de entonces es la madre y la abuela de hoy. De 2020.

Las mujeres también juguetean como los varones al episodio de la maduración y del crecer. ¿Por qué no iba a tener que ser así?... Y esa valiente y hermosa decisión fílmica, crea una excelente hora y media de compromiso, rigor, audacia y verdad.

Las niñas adolescentes comienzan a poner en jaque lo que no está claro. Y la autoridad la marca el hecho, y no los cuentos de los mayores. Sí. Aquellas niñas van a romper a desarrollarse, y a descubrir su naturalidad femenina, y a adentrarse en la coquetería, y a querer estar guapas, y sobre todo a querer que predomine su naturalidad y su realidad.

La mujer se ha incorporado al trabajo, y la adolescente tomará sus propias sensaciones y hasta decisiones. Y se juntarán, y fumarán, y se pintarán los labios, y cuestionarán la moral al uso, y hurgarán las cosas si no les convencen, y habrá toda una aplastante naturalidad que parirá todos los cambios y las conciencias actitudinales.

Todo saltará por los aires y en silencio de aparente risita nerviosa inane. Y resultará un verdadero impulso de avance generacional. No harán falta tantas gafas, pero sí comedias y estrategias.

Choque generacional a todo nivel, pero con una ternura que desarma. Es un grito a lo adolescente en femenino. De otra manera y más que eficaz.

Excelente trabajo de Andrea Fandós en el papel de "Celia", la cual no pudo conocer a su padre porque no hay noticias positivas de él, y llega un momento en el que cuestiona que su progenitor falleciera como la dijeron. Y descubrirá intuyendo, que su padre no está muerto o que su madre no es una "guarra" necesariamente. Un potentísimo juego de miradas entre la madre y la hija, definirá una nueva verdad. Inevitablemente. Porque la niña no admite mentiras, y porque observa compungida y esquiva a su madre. Una nueva visión.

Esta es la idea. La tremenda fuerza de la realidad. De la reformada y adaptada realidad de un nuevo tiempo. Todo corre. Como la moto y la carretera. Y el sonido potente de la música o del tubo de escape. La vida también tiene su impactante tubo de escape. Y frente a eso no se pueden cerrar las carreteras.

Ternura y agudeza, además de brillo y oportunidad en la mujer de la dirección de este bello film. Intimismo, detalles, gestos, algún condón; cuando el verbo deja la censura y se va equiparando al varón. Cuando las chicas reivindican una nueva verdad y oxígeno de su tiempo. Cuando todo va cambiando. Cuando ya gustan los sostenes o los tops, cuando la piel del cuerpo adquiere expectación y demanda, cuando empezar a lucirse ya no será de "cochinas". Y cuando las pioneras de la visión actual femenina,-con aciertos y errores-, eclosionan y se ubican casi definitivamente.

-Y VA APARECIENDO UN NUEVO HOY-
 

domingo, 27 de septiembre de 2020

- OTOÑO INÉDITO -



Otoño diferente, socialmente convulso, otoño gris e irresoluto, otoño cambiante y sin sonrisa. Otoño de cero a cero. Otoño cíclico e inevitablemente histórico.

Otoño que empieza con el qué ropa me pongo. Otoño de armarios revueltos y desordenados. Otoño de no hacer demasiado ruido; de saborear los regalos de la lluvia y del viento. Otoño de historia y tradición. Otoño de la uva y de la mesa.

Otoño del frío de las castañeras; de las mascarillas pasamontañas cortando el viento. Otoño de tirar al recuerdo los shorts del verano. Otoño de obediencia social. Otoño de medias de epatar, de nuevas modas de ti, de excursiones reducidas a por setas.

Otoño de llorar a mares, otoño de dejar a ese hombre por otro, otoño de matemáticas agrietadas y de dudas por todos los recovecos del alma.

Otoño de ponerse prietos, y duros, y comprensivos, y amorales, y de tener toda la paciencia del mundo con los desobedientes y con los privilegiados. Otoño de la uva moscatel, y de probar las granadas deliciosas, y las frutas de temporada, y de visitar a los nuestros que ya no están y así podernos visitar a nosotros mismos y en serio.

Otoño de la nueva y extraña temporada. De la distancia en la alegría, del ciclismo en época poco propicia, de todo patas arriba, de que no hay más remedio que reaccionar y no dar nunca pasos hacia atrás. Otoño de resistencia para dar lo mejor de cada uno.

Otoño del senderismo y del sacrificio, de la belleza natural que huye del peligroso gentío, otoño de recuperar la idea de vecino, otoño de fijarnos en los que sufren y que los tenemos ahí, otoño de ayudarnos entre todos. Otoño que debería ser un consenso en hoja de arce. Otoño del viaje posible ...

Otoño de los campos de fútbol vacíos. Otoño de esperanza en que lleguen los medicamentos. Otoño de médicos y de vendaval. De quedarse en casa valorando todas nuestras pequeñas cosas. Otoño interiorista y de feng shui, otoño expectante y pacífico.

Otoño salvaje de la hoja desnuda que cae. Otoño de barrenderos superados, otoño que le da un corte de mangas a la nostalgia del estío, otoño de mejorar de muchos de los tuyos y de los míos. Otoño de reto y de arremangarse la camisa y ver los frutos cuando llegue el invierno. Otoño de ser laboriosos y optimistas. Otoño de pelear como solo lo hace una ciudadano convencido.

Otoño de virus y pandemia, otoño sin razas constreñido, otoño de todos o ninguno. Otoño de aguantarse y seguir. Otoño que vale la pena y del que saldremos más fortalecidos.

Otoño festivo y quieto, otoño emocionalmente capado de gestos, otoño reality y de telematía, otoño de apatía y frustración, sumérgete entre tus botas o botines de fino tacón, y ponte la falda corta que nunca me dirás pero que admiraremos; otoño de tus labios carnosos y bellísimos.

Otoño de caraseta y carnaval, otoño de cómo es tu cara, otoño de tus ojazos arriba de tu nariz, otoño de ojos grandes expresivos y vivarachos. Otoño de otro amor conseguido. Otoño delicado y de hospital, de pinchazos y batas blancas, de gripes inevitables, de desconectar junto al fogón y de perder el miedo a irse al cine.

Otoño de contagio latente y vigilado, otoño de sol que ha sido substituído por otras estrellas perentorias, otoño de breve luz, de plantas de sombra que salen al balcón, verde que crece y se rebela frente a la secadora del calor, otoño de un nuevo verde césped que avanza con el fresco y el rocío. Otoño que atempera el calor de los disgustos, que le pone profundidad y que desafía a la pesimista desazón.

¡OTOÑO NUEVO!
 

martes, 22 de septiembre de 2020

- A VECES NO ME ACUERDO DE MÍ -



Es extraño esto. Siempre he sido fuerte y apenas he visitado médicos. Y no es falsa vanidad. No me tengo por prepotente. Hace un año que se me marchó mi mujer, María, a donde van las rosas cuando mueren. Y el otro día me sentí fatal, porque por unos minutos se me fue de la cabeza su nombre. ¡No me acordaba que se llamaba María!

Pensé que serían achaques pasajeros. No le di importancia. Afortunadamente tengo dos hijos,-chico y chica-, los cuales me han dado entre los dos, seis nietos. Tengo ochenta años. Recién cumplidos. Y me llamo Eugenio. Pero el otro día no me acordaba de mi nombre de pila. Y eso que no me dolía la cabeza ni nada raro. Mi hija es doctora y mi hijo trabaja en una conocida firma de electrodomésticos. Y siempre ha sido muy mañoso para las cosas de casa que se estropean. En eso se parece a mí. Porque yo siempre me iba a los sitios de materiales para hacer reformillas y todo eso, y así me evitaba llamar a alguien para que me sacara los cuartos. De hecho, tenemos un chalet en las afueras, que yo lo diseñé, y con poca ayuda y mucha paciencia lo acabé y ahí está. Exactamente en ... En ... ¿Es Bugarra?, ¿Liria? ...

Estoy muy preocupado, por mil frentes. El otro día cuando me di cuenta ya se me había pasado la hora de comer. Y otro, ante mi terror, me percaté a tiempo de que había mezclado los fideos con unos trozos de plátano que había echado en el plato. ¿Cómo pude no darme cuenta de esto?, ¿alguien me lo puede explicar? ...

Ayer, me perdí. Aunque, no exactamente. Lo que pasó es que yo caminaba tranquilo y me desorienté sin darme cuenta. Lo peor fue, cuando asumí que no recordaba dónde estaba mi barrio. Y me lo tomé con calma. Me senté en un banquito, descansé, me relajé y me reubiqué. Se me pasó todo. Tomé el autobús, y me volví a casa. Trato de no pensar demasiado. Es mejor así.

Creo que lo más grave es cuando hace un mes me crucé con unos adolescentes que iban de fiesta, y yo noté que uno de ellos me miraba mal y sin respeto, y entonces me abalancé para pegarles sobre uno de ellos. El chico, logró esquivarme y todos se fueron corriendo. No sé qué pudo sucederme. Pero cuando llegué a mi casa lloré como un niño. Porque todo me huele al terrible alzheimer. Y, me dan ganas de llorar ahora mismo ... Y la suerte es que ahora no hay nadie aquí en mi casa porque vivo solo y así no me me nota nada.

Estoy muy asustado. Tengo miedo al virus, pero sobre todo a que lo puedan coger mis hijos, sus parejas y mis nietos. Vivo que no soy yo. Pero sobre todo, lo que no quiero es que los míos se den cuenta de mi deriva personal. Y no solo porque podrían meterme en un centro deshumanizado de esos que hay, sino porque haría sentir extremadamente mal a mis cercanos.

No es que no sea orgulloso. Lo que soy es realista. Los demás no deben sufrir por mis cosas. No es justo que así sea. Y si os digo la verdad, creo que el confinamiento me ha afectado bastante. He estado demasiado solo. Pero,¡coño!, que hay gente que ha estado aún más sola que yo y esto no le pasa.

Pero, hoy por hoy, no pienso hacer cambios ni tomar decisiones. No es aún el momento. Enfrente de mí hay una botella de anís. Si me viene el bajón, tendré que recurrir a la alegría artificial. Lo malo es que tomo pastillas para la tensión y para el estómago, y la mezcla nunca puede ser buena.

Ya me he caído tres veces en medio año. Debo estar flojeras. La edad. Pero ahí también tengo dudas. Porque soy fuerte. Yo creo que es como si me fallara la sangre que va al cerebro, y me desplomo. Es, nada. Solo décimas de segundo. Pero, el tiempo suficiente para caerme ...

Y ya sabéis. Con esto del virus no pienso llamar por teléfono al médico. No me convence eso del teléfono. Y debería ser, el especialista. El neurólogo, creo que se llama.

¡¡Ostia!! ¡Ya me he vuelto a dejar la cocina de gas sin apagar! ¡Qué rabia me da, joder! Mira si me da rabia, que dejo de escribir y me voy a la calle a ver si me despejo. Creo que es lo mejor que puedo hacer ...

-NO SÉ SI OS HE DICHO CÓMO ME LLAMO-

 

domingo, 20 de septiembre de 2020

- "TADEO" POGACAR GANA EL TOUR DEL VIRUS. -



Todo es raro en 2020. Todo es consecuencial al coronavirus. El mundo está feo y extraño. Y el del deporte, no lo iba a estar menos. Ahora, en plena pandemia vírica, hay animosidad y audacia. Se trata de controlar positivos, de curarlos y de controlarlos. Todo es riesgo para todos. Lo deportivo alcanza niveles épicos de inconformismo y de intento de distraernos. Como los mejores deportes y más populares. Como Francia con su emblemático y catedralicio Tour. El gran padre y la gran autóritas del ciclismo.

Septiembre. Inédito. Todo es inédito ahora. Ha sido un Tour lleno de decepciones, contenciones, y por supuesto alegrías. El anterior campeón Egan Bernal, no puede entrenar bien en pandemia en sus Andes colombianos. Y cuando el Tour se puso en marcha, el elegante y precoz escalador empezó a sentir que su cuerpo le dolía. Y el Tour nunca perdona a los que no llegan con la preparación debida. No es que el virus tumbara a Bernal, pero quizás. Habrá que seguirle aún porque es muy joven y lleva mucha tradición de ciclismo encima.

El esloveno Primo Roglic, dominó la carrera de principio a "casi" fin. Y para ello practicó un ciclismo de fortaleza y de ampararse en su equipo, con lo cual descafeinó preciosos recorridos de montaña. Al final, al perder, se dio cuenta de que debió haber arriesgado mucho más.

Si algo hace grande al Tour a Frànce y al ciclismo en general, es la épica, el exceso y la hazaña. Merckx fue un caníbal avaricioso, Bahamontes un loco genial, y recientemente Alberto Contador un tipo capaz de atacar a falta de 90 kilómetros para el final.

A los aficionados, nos gusta la traca. La caña. Esperamos que llegue la montaña, y que entonces el ciclista solitario corredor de fondo, tire a apañárselas. Y todo esto del control, de la espera al último puerto para marcar ritmo fuerte y todas estas historias, no nos dicen nada.

Aquí es básica la fortaleza de la valentía. Que es lo que hizo el niño,-también esloveno-, Tadej Pogacar, cuando llegó la alta montaña y esos desniveles constantes y durísimos que te dicen que no hagas el loco, pero que va el valiente y hace caso omiso y arriesga.

El ciclismo de Pogacar parece distinto al de Roglic. Porque lleva alegría en su correr. Porque se nota que se descompone y se concentra frente a la adversidad, y va y se recupera, y vuelve para no mirar ya hacia atrás. Es su mágica audacia y juventud además de su clase, lo que le ha dado su enorme éxito internacional que ahora disfruta. Nada más y nada menos que: ¡ganar el Tour de Francia a sus veintiún añitos! ¡ Eso tiene mucho mérito! ...

Y la felicitación es extrapolable al aficionado. Porque Pogacar ha roto con el ciclismo de pinganillo y cartabón, de estrategia y escuchita, de carne teórica frente al crudo descaro de la loca e interminable dura carretera.

Ha tenido el coraje de atacar a lo intocable y a lo preparado; desafiar a lo improbable; ceder ante lo inimaginable.

Ser campeón se logra sorprendiendo y retando con alegría. Jugándose el desfondamiento, y celebrando plenamente su talento que parece potentísimo si no se estropea.

Pogacar sí que es capaz de levantar al espectador de la butaca, y llevarnos a la esperanza de que se puede con ese ciclismo blindado de equipo, y que un tío puede poner a todo patas arriba. Ésa y no otra es la clave del ciclismo. La machada, y lo inesperado. Lo grandioso entre un mundo de orden y de conservadores que temen perder el dinero. La última etapa de competición valió más que el resto de éllas. Justificó mucho.

El virus ha doblado la rodilla ante Pogacar. El Tour, finalmente, ha sabido rectificarse sus señas de identidad en la inolvidable contrarreloj a Belles Filles. La gente, -escasa necesariamente en presencial-, ha vibrado y se ha movido. Y el Tour ha vuelto a no dejar a nadie indiferente.

¡ENHORABUENA, JOVEN CAMPEÓN!


 

sábado, 19 de septiembre de 2020

- ÁGATHA RUIZ DE LA PRADA -



Corazones y colores. Moda. Irreverencia y adolescencia. Interior. Creatividad. Alta alcurnia. Ágata quiere ser Ágatha. Con hache. Y liberarse de muchos dolores de corazón. A la Ruiz de la Prada ya se la conoce en medio mundo.

Divertimento. Los modelos salen al recreo de su libre albedrío. Ágatha tira hacia adelante llenando sus huecos evidentes. Fue el póster de la Movida madrileña en la Villa y Corte de los 80. Cuando la modernidad hincó sus fauces en aquella generación nueva, y deseosa de otro tipo de libertad. De cuando estragos hizo el sida, y el veneno de la droga, el grito descarado y desgarrado, y el exceso quasi necesario. La sociedad, iba a ser otra. Se preparaba para ser otra bien diferente. Y Ágatha se defendió con fuerza y determinación de los grandes peligros que estaban en la monotonía, y decidió seguir avanzando hacia donde fuera.

Ágatha ha jugado con la moda. Se entretiene. Vive. No puede estar quieta. Ha sido y es, flaca y lenguaraz. Descreída y a la vez, vulnerable. Desea dar la nota y destacar, porque así se compensa y se distrae su alma enigmática.

Las mil caras de Ágatha. Y su coraje de irreductible de tanqueta. Y su versatilidad y argucia para convertir una menoridad en un acontecimiento de relieve. También las locazas pueden marcar caminos y consistencias de futuro.

Ágatha Ruiz de la Prada solo puede ser élla misma. Y se lo curra. Y cuando no está por arriba, se va y se aleja. Se refugia, se grita, se autoanula, se mimetiza, hiverna y desaparece como la paloma del gusano de seda. Y finalmente, siempre reaparece.

¿El Poder? Siempre supo y sabe bien lo que es ser una diosa, que muchos olimpos le han de parecer aburridos. Ágatha juega su mundo frágil de mano mandona de hierro. Al periodista Ramírez nunca le perdonó la infidelidad enlatada. Y fue práctica. ¿Los hombres? No hay que pensar mucho sino vivenciar. La vida tiene estas cosas. La vida es para vivir, para sorprender, para llorar, para ser una niña bien, o para ser la patita fea. Pero la vida es irrenunciable. Como los nervios vigorosos de la diseñadora.

Ágatha me recuerda un tanto a Almodóvar. Han marcado estilo viniendo de caminos distintos y contrarios. Y los dos tienen dolor y gloria. Quizás Ágatha podía haber sido una chica Almodóvar, y viceversa. Nadie les conocía y ahora todos saben de ambos.

Ágatha es torbellino, irreverencia, mala leche, goce y sacrificio. Dureza, cosa arisca y abrupta, sin concesiones, con heridas que saben a velocidad; con ojos que nada dicen y que lo dicen todo. Paradoja. Contradicción y genio.

De la Prada está ahí. Los días pasan. Las semanas y los tiempos. Pero hasta en América ya saben de su ropa las jóvenes estrellas rompedoras. No entienden mucho ese color, o esos corazones, o esos cuadrados coloridos, o esos floreros con mesas incorporadas desde el surrealismo a sus extraños vestidos y modos.

Ni aquí. Nunca es fácil entender a esta madrileña complicada y que nunca sabe rendirse. Y que no acepta a nadie las críticas, y que pasa de todo porque quizás siente que también los demás pasan de ella. Es su eterna venganza creativa. Trasladar la infancia hacia la adultez, montarse su película de lápices de colores y de libertinaje total. Que no la pare nadie. Que no se pare nunca ella a sí misma. Antes muerta que sencilla. Antes viento que la nada. Antes, los ladridos de los perros que el silencio indolente.

-SIEMPRE, ÁGATHA-
 

martes, 15 de septiembre de 2020

- RUMORES RUIDOSOS -



2022. La sociedad está convulsa. Nerviosa, expectante, ansiosa, asustada, agobiada, cansada y agresiva. En las más importantes capitales del mundo, ha mucho que han comenzado las protestas. Los objetivos son los científicos y los políticos. En muchos lugares se grita: "¡Libertad!", y con mucha fuerza. Ha sido necesario reforzar la Seguridad. Y hay miradas y ademanes feos, desde la sociedad que antes fue comodona y que no tuvo que pasar por restricciones y por pandemias. Hay ganas definitivas de que esto del coronavirus pase a ser historia y capítulo cerrado.

Ya no hay apenas muertos, los contagiados son algo residual, y han aumentado la calidad de los medicamentos antivirales. Se han probado con éxito varias vacunas. Gran parte de los habitantes del planeta ya se han vacunado, y los resultados han llevado a un enorme inmunidad. Han seguido habiendo recaídas, pero la eficacia de la farmacología y vacuna médica, es cada vez más satisfactoria. No obstante, en los laboratorios, el estudio de perfeccionismo en la eficacia de los elementos antivíricos sigue funcionando con una enorme intensidad. Incluso dicen que en África la cosa va muy bien.

Pero en Estados Unidos, en la Federación Rusa, en China, en Europa o en Oceanía, la presión sigue siendo brutal. Los periodistas se han metido y se meten por todos los agujeros del Poder en busca de filtraciones y de jugosas noticias.

Ya han habido anuncios y concreciones de grandes elementos festivos como castillos artificiales y conciertos de música. Ya se permiten concentraciones y se han relajado mucho las conductas y las actitudes. Ya no se exige tanta obediencia social. Al que se pone malo, lo medican y luego le vacunan. El contagio parece que está llegando a su final.

En efecto, han habido proféticos actos de explosión de alegría. Ha vuelto la música sobre el miedo, y la palabra residual ha comenzado a ser el gran objetivo. Las reuniones entre la O.M.S. y los más importantes e influyentes líderes políticos  mundiales, son constantes. A veces, hasta tensas y excitantes. Se rumorea todo. Que si ha habido agresiones y amenazas entre todos los líderes de decisión, de si se han comprado a expertos, o incluso si se han eliminado médicos decisivos, pero demasiado precavidos y lentones.

Pero el gran rumor ya no está en la distancia social, ni en el lavado constante de manos. El gran rumor se llama:"principio de la total erradicación del Covid-19". ¡¡El adiós a las mascarillas!! ...

Es otoño. Principios del otoño del 2022. Un nuevo verano con la nariz y la boca tapadas ha transcurrido. Y hasta se alardea de saltarse las recomendaciones.

Los policías y los militares han aumentado los efectivos, y patrullan sobre las calles de unos ciudadanos a los que no les da la gana obedecer.

¡Alemania! ¡Es Alemania! En el Parlamento alemán pueden haber muchas claves. El "Trens Zeitung", ya lleva cinco anuncios fake. Decían que ya no se prohibía nada ...

Belín. 14 de Octubre de 2022. La canciller Angela Merkel se dispone a transmitir un mensaje a la población. Aparece en imagen con destacados líderes de la O.M.S. Y comienza su alocución:

- "¡Ciudadanos de la noble y trabajadora Alemania! ¡He de anunciaros con enorme satisfacción que en una semana ya podrán ustedes prescindir sin temor de las bien molestas mascarillas! ¡Afortunadamente, hemos vencido al virus! ¡Y ésto hay que celebrarlo! ¡Hemos trabajado como siempre y ahora tenemos el éxito! ¡Enhorabuena! ¡Ya podemos volver a antes de Marzo de 2020, que fue cuando empezó a afectar la pandemia! Aún tenemos casos, pero ya no son preocupantes. Ya todo es residual. Disponemos de los fármacos adecuados y de la vacuna más eficaz. Eviten por ahora los desplazamientos a lugares lejanos. ¡Pero no los voy a prohibir! ¡También pueden hacerlo! ¡¡Iterar a todos las gracias por el esfuerzo común de todos los alemanes y de todas las personas eminentes y científicos del mundo que nos han ayudado!! ¡¡¡ Danke!!! ..."

Hace un mes que han hecho lo mismo en Estados Unidos a través de su Presidente Joe Biden. Y veinte días, que lo anunció Putin para sus compatriotas. Hace una semana y desde Wuhan, lo ha hecho el Presidente de China.

Tras los distintos anuncios, han comenzado los festejos. ¡Ya nadie lleva mascarilla! Se las puede ver tiradas por las calles de cualquier manera y pisoteadas, entre la euforia de la gran masa. Ya es un elemento científicamente prescindible y cabrón.

En España, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se han abrazado. Y a ese abrazo se han sumado todos los Presidentes de las distintas Autonomías. ¡Se acabó lo de llevar mascarillas de una maldita vez! Y la Economía lleva tiempo recuperándose en el mundo. Y el empresariado turístico español, anda sonriente. ¡El turismo ya puede volver! ¡Esto ya es Febrero de 2020 de nuevo! ¡Ni nueva normalidad, ni leches! ¡La pesadilla, ha terminado! ...


Pero, en cada Nación, grande o pequeña, hay gente que tiene miedo y no se fía. Y deciden no quitarse las mascarillas, y seguir lavándose las manos varias veces, y guardando las distancias, las aglomeraciones y evitando la calle.

Son negacionistas de la gran alegría. Gente que no cree en los demás, familiares de fallecidos por el virus, aprehensivos incapaces de salir de casa que no sea a lo básico, folloneros violentos, y gente que ha ido enloqueciendo paulatinamente hasta caer en trastornos antisociales.

Acabada la pandemia, y en plenos festejos del gran triunfo de la Ciencia sobre el Covid-19, es este el nuevo reto de las autoridades de los distintos países. Lograr la credibilidad, y atender a centenares de enfermos mentales que han caído en el desvarío del miedo.

Pero la Ciencia es poderosa. Y la Economía, absolutamente hegemónica. Solo podrán tratarse los enfermos mentales que tengan dinero. La inmensa mayoría de pacientes, no podrán nunca superar del todo su tremendo terror. El Sistema, en 2022, sigue en esencia sin la más mínima modificación. Y la Salud mental, el gran tabú y el gran pariente pobre del mundo medicinal.

-DESGRACIADAMENTE-
 

sábado, 12 de septiembre de 2020

- ALGUIEN FALTÓ -



 

Aún era demasiado joven para que la pérfida guadaña le segara la vida. Me sorprendió la noticia de su fallecimiento. Y lo primero que sentí, fue lo de suavizar los para mí sus defectos. Supongo que a la raza humana nos pasa igual. Que toda pérdida, la interpretamos como una extraña orfandad que nos hace más vulnerables para la supervivencia. Nos entra el humanismo, y nos jode que se muera la gente que más o menos conocemos.

Sí. Y nos da una pena muy grande. Y entonces dulcificamos y nos acordamos mucho más de sus bellezas y virtudes. De sus aspectos positivos. Y nos identificamos y apostamos por esa vida que se fue. Tememos que pueda pasarnos lo mismo que a esta mujer de final inesperado y precoz.

¿Juzgar a alguien? ¿A alguien que ya no está aquí para poderse defender de nuestras opiniones en torna a su figura en vida? Me siento desnudo para poder hacerlo. Cuando yo me muera, tampoco podré rebatir a nadie. O, caer bien. O, mal. O, regular ...

A esta mujer muy recientemente fallecida, creo que no la conocí bien, jamás. En general, nunca me produjo agrado. Nos reuníamos en casa de una común amiga, y no iba con las cosas claras. Y se aprovechaba de la generosidad de la amiga común. Y hasta tenía la osadía de imponer sus reglas del juego, y era capaz de hacer levantar a la anfitriona para ocupar ella la silla que la daba la gana, o fumar sin preguntar, o dar por hechas cosas de mala educación.

Ahora que ha fallecido, soy en extremo cauto y analítico cuando rememoro sus cosas. Porque tras su mirada fría y casi desafiante, debía de haber muchas respuestas ocultas que yo nunca supe captar. Y sobre todo, me da la impresión de que también a ella se le olvidaban muchas cosas de sí misma.

No llegamos a congeniar jamás. Era alta y atractiva, pero su actitud y perspectiva siempre me produjeron distancia. Porque ella tampoco atisbó para nada a conocerme a mí.

Tras aquellas botas, tras su aprovechamiento de espacios o actitud irreverente, esta chica escondía demasiado dolor. Y al lado de su libre albedrío, esa terrible energía la perseguía constantemente.

Tuve la sensación de que pensaba que su belleza y experiencia le permitirían una visión más nítida de las personas y de los hombres en particular. Creo que erró en su actitud vital. Y que no estaba de acuerdo con su vida ni con los suyos. Y decidió ponerse  a jugar a eterna chica atractiva.

Debió caer en ese pozo de la autocomplacencia y de la sensación de que la vida lleva en su zurrón demasiadas pocas sorpresas. Inolvidables, aquellas partidas de dominó que jugábamos entre amigos que también estábamos en búsqueda de un campo base o de un lugar común, que jamás pudo existir. Y aquello se rompió para siempre, dejando paso a vanos recuerdos.

Lo que me pasa a mí por mi situación, es que he ido a pocos entierros, y que me he relacionado con pocas personas que luego fallecerían. Y no digamos como ahora, en el caso de esta mujer todavía demasiado joven.

Me pillan y tocan estas cosas de la muerte inesperada. Me sorprenden, porque son una extraña putada. La muerte, siempre es una gran putada.

Esta mujer pasó por mi vida como alguien real, que me ayudó a que yo tomara decisiones y me apartara hacia otros lugares. Y entonces busqué, aprendo y aprendí. Observé subjetivamente que esta mujer no me aportaría nada nuevo ni real. Nada positivo.

Pero, vuelvo a la reflexión. Se ha ido. Ya no está. Es una pérdida. Fue unos meses de mi vida, todavía la tengo en el Face pidiéndome una amistad que yo la negué. Porque su actitud me llevó a ser más libre y más yo. Pero aún así no me gusta que se haya muerto. Siempre es frustrante que se muera la gente. Absolutamente, siempre.

- D. E. P. -

miércoles, 9 de septiembre de 2020

- DESEO ROJO -



Sol de libertad. Sin barreras. Sueños que siempre quizás puedan ser posibles. Todo de amor y límite. Y todo de todo. Todo lo que sueñas que es amor puede producirse. Y los libros de moral aparcados en la basura. Y tu cuerpo de mujer enfrentándose y retando al otoño, posado sobre una alfombra siempre roja en la terraza amplia y exuberante.

Y entonces solo va a existir el placer y el éxito. Y la fortuna, y la femineidad ganadora, y el olimpo de la seducción, y el lujo de tus caderas en flor, y un lenguaje común y amplio, sin barreras de sonidos extraños, disonantes o blindados. Solo existe el sol.

Un sol de nubes rojas, de borbotón de deseos, de vida, de aventuras, de posibilidades mil de abrirse camino sin rivales, de llamar a ese hombre que te gusta y decirle todo sin dejarte nada para la siguiente ocasión. Que ha de haberla.

Pasión de desierto tuareg, seda en las piernas, polo desatado, juguetón, en book de álbum sublime, encuentro grato, mansión con fornidos jardineros, anfitriona de lujo que labora su money y sus amigos en Victoria Secret.

Mujer de bandera blanca, hembra de dulzura y de miel, catarata de playa sin pudor, ropas al libre albedrío, malditos tirantes que caerán derrotados por el imperio de la pasión, rojo carmín en tus labios carnosos, medias negras que yo me pongo de tí, tu sonrisa cómplice y aceptadora, tu sonrisa sin igual, tu estar, tu vanguardia y tu brío.

Fronteras rotas tiradas por los suelos, límites anacrónicos e inservibles, ocaso de todos los dioses, naturaleza salvaje que impone un gustazo, palmeras gigantescas en las que estamos los dos, tú y yo, los sueños; de nuevo el rojo sol ...

Coche en marcha en busca del primer aeropuerto. Las chanclas prohibidas sobre el acelerador, sujetador olvidado, fúmame tu aroma, bésame en casa recta y yo lo haré en todas tus curvas, comparte mi espacio, aparca donde quieras, y dale un corte iterado de mangas a todo aquello que no te deje ser feliz.

Eres millonaria e inalcanzable. Pero tú sabes que tu belleza está a punto de derramarse sobre los números de teléfono de tu móvil que quieres darme con todo el gusto y decisión. Y entonces nos confesamos que no existe nunca el dinero ni el poder, y que lo único que puede existir es el deseo.

La influencer y veinteañera Silvie, es consecuente y loquísima. Hace calor, y es mujer, y le dan las ganas sus cosas, y mete un bikinazo que enciende las redes, y le gusta el deporte y aprender mucho, y crecer deprisa, y no teme a las arrugas ni a nadie. Sabe que se gusta a sí misma y que todo lo demás es consecuencial.

Al lado de un baobab, se oyen claros gritos gratos. Arriba de todo, dejando enano al Everest que roza al cielo, un sol rojo todo lo define y empodera de magia, sobrepasando las líneas rojas. Al otro lado del baobab hay un Edén en donde dos personas han decidido amarse en plena naturaleza y sin temores. Los desgraciados que les ven, lloran por adentro la impotencia de no poder tener para ellos ese logro brutal.

Más deseo y más sol rojo. Soñado, sudoroso, inevitable, irreductible, jadeante, necesario, excelso, gozoso, mejor que cualquier relax; sapiens que deja a un lado la reflexión y se deja llevar por el instinto del amor.

Y de repente un cruel despertador te saca de la gloria, sales afuera, y ves que las nubes negras descargan un potente chaparrón. Y lloras. Pero a la media hora el viento se ha comido a las nubes y el sol se pone delicioso y deseable nuevamente.

-COMO TODOS LOS SOLES DESATADOS-




 


jueves, 3 de septiembre de 2020

- ISABEL D. AYUSO EN EL CENTRO DE MADRID -



En el centro del campo, o en la banda derecha, o en un córner, o en una reunión colorista, o en la línea de penalty de su animosa juventud, o en el medio de una vida política determinada, decidida, de glamour y de para "adelante" ...

Isabel Díaz Ayuso tiene la mirada inescrutable, y cuanto más desees saber lo que está pensando, va a ser peor para tí. No se puede saber nada de ella y de su visión, incluso cuando eres cercano. Es todo un misterio.

Madrid, puede y está decidido a ser un misterio. Y élla, Isabel Díaz Ayuso, la carismática Presidenta de la Comunidad. De Madrid. En donde viven todos los grandes pesos pesados del dinero y de las decisiones.

Ayuso. Ese es el nombre mediático. Atrás queda lo de Isabel o lo de Díaz. Ayuso nunca parece hacer ruido aunque lo que haga sea estrepitoso. Se conoce bien los medios, porque le gustan más que a una manola o a una chulapa. Sabe de misterio atrapador. Y es capaz hasta de posar y negar, de atraer y repeler; de hacer diez minutos después todo lo contrario de que lo que señaló diez minutos antes.

Le dicen por muchos sitios, que ella no es Cayetana. Que Cayetana es un verso suelto y hay que aceptar su característica de irreductible. Entonces, ¿qué supone Ayuso?, ¿quién es?, ¿de qué va?, ¿le gusta la fama? ...

A Ayuso parece que le gusta la gran melée. Me recuerda a esos los del rugby del Torneo Séis Naciones, en las que "treinta" musculados atletas se zurran a sudor la badana casi en el barro por la posesión de un balón ovoide. Y, de repente o casi, otro hombre fornido y elegante atleta se atusa el pelo, mira a su derecha y a su izquierda, toma dicho balón, y decide repartir impecablemente el juego, sea con pase de apertura o con patada limpia para ganar metros y a tomar por saco.

La política. Ayuso como una Mary Poppins en la política, en donde se dan mordeduras de félidos aunque luego ante la prensa todo el pesar haya quedado en el campo. Y de ahí nadie filtrará nada o no será de los suyos. ¡Ojo! ...

De tiendas en la elegancia estética. Nivel. Ayuso lleva con esto del virus en su Madrid de niña grande y pelín pija, unos meses imposibles. Y ahí anda batiendo récords con su sonrisa gioconda. No. No dará la nota evidente, como hizo Esperanza Aguirre. No parecerá del hampa de la ambición mandona de la modernidad. Pero Ayuso nunca será lo que parece.

¿El virus? En Madrid todo es un rifostio en donde el patógeno sonríe con malicia y lo da todo jodiendo a los demás. Pero la idea de Ayuso acerca del comercio y de la vida de Madrid, parece quitarle peligro, drama y evidencia a la realidad.

¿Privatizaciones? Pueden estar muy bien. Son bonitas. Y esta borrasca potente de virus es muy desagradable que siga ahí. Las tiendas y los empresas deben abrir. Y también el individualismo de Ayuso. La iniciativa privada, y ese deseo personal de decidir ciudadano a ciudadano. Uno a uno.

¿Parecidos con el alcalde Almeida? Quizás pocos. Que cada uno, juzgue. Madrid va solo. Es independiente y fortachón. Madrid es el dinero, el money, el relacionarse bien, el saltar a jugar al pádel o al esquí, o al disfrute del buen viaje y del buen viajero.

Ayuso es como Madrid. Como una gran película trepidante de acción mutante donde puede caber todo. Madrid es como el Real Madrid. Con orden y sin intrusos comunistas. De España, hasta la enésima reencarnación. Del PP al cielo; del lugar habitual al progreso del buen trepar. Y de la buena pizza, y de la buena sonrisa, y del buen misterio.

-¿ACASO AYUSO? ... -
 

martes, 1 de septiembre de 2020

- AMARILLEA -



Amarillea. Se nota. El rojo ígneo se relaja. El sol deja su lanza y apuesta por su masaje. Porque, amarillea ...

Porque el sol ya no está tan alto, porque las cosas se mueven, porque ya te puedes poner suavemente al sol cuando cae la tarde. Sí. Es así. Puedes hacerlo, porque amarillea ...

El ámbar de la luz del sol te propone una reflexión serena entre sombras alargadas y el bienestar. Todo tiene una perspectiva que paulatinamente muta y descubre grata y novedosa. Y el día ya no solo es una tortura para el viandante contumaz y activo. Y no digamos la hermosa y menguante tarde que brilla en irremediable calor que se parece al amarillo delicado y oportuno. A esa sensación amarillenta y tranquila que marca otro estar. Sí. Amarillea ...

Me recuerda a una piel de mujer sin rojo bikini, o sin carmín pasión en sus carnosos labios. Este verano de septiembre casi virgen,-pero que acabará fornido y calmo-, es el inicio de una bonita y grata nostalgia de un ciclo. Y al fondo de la nostalgia de un verano raro, las ramas y el viento, las plantas y las miradas maduras saben que, amarillea ...

Rojiza suavemente, como lima limón, como la verdad de otra forma, como un nuevo modo coqueto y en frasco japonés de descubrir el futuro, amarillea potente e inevitablemente. Porque el sol madura y convierte a la vida en recogida de temporeros maltratados y mal pagados. Y en el sudor de la ucraniana o del ecuatoriano, hay un choque y un contraste que brillan imparables hacia una decisión. Amarillea en sus sienes y en sus senos, y la playa se pone vintage, y la foto parece de otro tiempo, y la madurez se apodera de toda la atmósfera, como todo cambio, como toda imprecisión, como toda variabilidad, como esa cosa que ya no es completamente roja y que ya lleva verde arcoiris, el cual, amarillea cromáticamente.

El amarillo es color canario y carioca, de muchos kilómetros más allá, de guayaba, salsa o bachata. El amarillo es el Caribe, y el polo amarilleando de limón, y la contención mágica y hasta extraña de la renuncia a parte de unos deseos.

Amarilleas porque nunca podré verte plenamente. Amarilleas porque no me dices toda la verdad y porque sensacionalizas y exageras...

Amarillea porque viene el tiempo del cole y de los nenes, porque te quitas allá la gorra protectora o el bañador exhibicionista. Amarilleas porque eres inevitable, fugaz, transitoria, invisible, cautelosa, estratega, firme, lenta y a ritmo. Amarilleas porque me gustas, porque me agrada el placer de tu serenidad, porque no tienes miedo a nada ni a nadie, porque aceptarás el nuevo tiempo con la luz que sea. Porque tú eres el presente de dicha luz menguante y cambiante. Porque, amarilleas ...

Y el color de las macetas de mi balcón se confunden con el verde de las hojas en ocre, y todo hace un conjunto placentero. Me gustaría ser pintor de ocres, de contrastes, de pringarme de riesgo, de lienzo y color; dibujar un tiempo hermoso y sereno. Atrapar cuando amarilleas en el tú sempiterno.

Solo puedo mirar cuando amarilleas, y mandar a paseo al volcán del rojo cabrón de Julio, cuando solo era posible la paciencia y el exceso frívolo de la vacación desordenada, necesaria y casi infante.

De modo que me abro a tu amarilleo y a sus derivadas como son el amor y el amar. Y tú, no cambies nunca porque no se puede. Sigue caminando a través de tu sonrisa alargada y pacífica. Y no dejes de ser tu magia.

-ESA QUE AMARILLEA-