4:00
jose vicente ortí
Es cierto. Ha mucho que no hablo de mí y de mis cosas. Parecería que me he vuelto pudoroso o más comedido de mis sucederes y vivires. Hasta que finalmente me he decidido a abriros nuevamente el corazón de mi vida personal.
Pronto, cuando pasen unos meses y el verano agarre su apogeo, cumpliré 57 años. Trato de no hacer caso a esa edad, o por lo menos a los aspectos nostálgicos de cuando era más joven e iluso. Ahora mi vida ha ido cambiando y es otra. Lo he ido contando en blogger. Camino por un mundo precario y apasionante a la vez. Me equivoco, me caigo, me levanto nuevamente, y con una máxima muy clara en la sesera. La meta es el camino. Y mi camino es el que es. Y me sigue gustando escribir igual que desde que era un niño. Toda la vida escribiendo, y me sigue apasionando este hobbie que me hace excretar sentimientos, vivencias, cabreos, opiniones, entrevistas a personajes anónimos, loas a mujeres hermosas, poesías, actualidad deportiva, obituarios, y todo lo que me viene a la cabeza y que cabe en un folio DIN-A4 de 80 grs por las dos caras y que luego subo al blog. Pero primero siempre lo escribo en el papel. Soy incapaz de escribir las cosas directamente desde el teclado de mi más que modesto ordenador.
Escribir. Apasionante aventura. Escribir es compartir o hacer llegar el universo personal a otros. Las cartas cibernéticas. Sé que muchas y muchos de antes y de siempre, me seguís leyendo. Y doy la bienvenida a las nuevas y a los nuevos que fugaz o paulatinamente se incorporan.
Es apasionante y hasta críptico este lenguaje informático. Es azaroso saber quiénes sóis algunos de vosotr@s, y eso le da magia a esta aventura. Es como hablar en un ágora o plaza pública que se mueve a la velocidad del mega o de la lotto, todo a la vez. Es tener la fortuna y el deseo de encontrar otros ojos que esto leen. Es un mundo curioso y apasionante el que une al escribidor y al lector.
Soy pobre, apenas llego a fin de mes, mi pasión es el escribir y el cantar, me encantaría si tuviese dinero hacer muchos viajes, y dada mi edad toco mis pies sobre mi suelo y no hallo mujer más que en deseos.
Sí. Os confieso que me gustaría tener una compañera con la que navegar y amar juntos por todo lo que me de vida me queda. No se lo contéis a nadie, pero esa llama sigue viva en mí a pesar de mis escasos recursos y de todas aquellas décadas de mi vida que perdí y que nunca más podrán volver. El atrás siempre es mentira e inútil.
Fallecida mi madre el pasado año, busco con la porfía de un inconformista todo tipo de actividades cotidianas las cuales llenan mi tiempo y a través de las cuales descubro y aprendo. Bendito verbo del que soy hijo orgulloso. Todo lo que es aprender a nivel general, me llena de interés.
Os confieso que es muy duro caminar solo y sin familia, pero afortunadamente la indignación y el inconformismo ante mi adversidad me da gasolina para seguir caminando. Tengo un techo, voy llegando y toco madera a fin de mes, sigo cuidando las plantas de mi balcón las cuales me relajan y significan para mí la vida que sigue y nunca se detiene. Amo el deporte ahora como espectador a causa de mis artrósicas rodillas, y todavía me queda bastante de "mago" y poeta. Porque soy estético y heterodoxo. Me da por ahí. No me imagino siendo un viejete al uso el día de mañana, aunque cada vez soy más realista y lo que trato es de sacar el mejor de los placeres en mis pequeñas cosas del ocio.
Cuando me desanimo, pienso en la gente que no tiene nada. Y entonces me digo a mí mismo que no tengo derecho a quejarme tanto o a sentirme tan triste. Hay gente que lo está pasando muchísimo peor que yo. Hay gente que está en el límite, que no cuenta, que se les margina, que se les excluye, que deben escoger para que les cuadren las cuentas entre medicamentos o comida, que hay gentes en la cárcel privados de toda libertad, que las hay presa en esas tramas y sectas de explotación y de abusos de todo tipo. El capitalismo es otro mundo de militar severo y de alta graduación. Él y yo tratamos de no llevarnos mal del todo aunque no nos traguemos. Es lo que hay.
-Y GRACIAS A TOD@S POR LEERME-
3:30
jose vicente ortí
Historia de la tele. De la televisión familiar que ya apenas existe. De cuando los periodistas eran más cercanos a los espectadores. De cuando el periodismo podía ser más rigor y más reconocimiento y personalidad. Sin apenas bustos parlantes.
Una chica en el extranjero. Una chica periodista y corresponsal. Una pionera,-como todas las mujeres de su tiempo-, que abrieron vías y caminos. Paloma Gómez Borrero era muy querida y respetada. Católica, casada con un italiano, escritora, y finalmente la periodista y mujer especializada en temas religiosos. La periodista del Papa. Sonriente, tradicional, de derechas, a lo suyo y sin estruendos. Una capacidad de trabajo extraordinaria, entre otras cosas porque siendo mujer solo podría llegarse arriba practicando el fondismo journaliste. Omnipresente, educada, exquisita, sin aspavientos y con su liturgia. A su modo esperado.
Paloma representó a un tiempo que ya se va. Porque en mitad de su vida las mujeres españolas empezaron a cambiar, y a no seguir las normas establecidas, y a buscar un futuro muy diferente al tradicional.
Paloma, no. Paloma fue poco amante de los cambios. Su religión la llevó a un mundo determinado y conservador. Pisó todos los platós de radios y televisiones, y pocas cosas podían sorprenderla. Su experiencia arrolladora fue acompañada por su pasión por su profesión. Se alegró mucho cuando decidió que El Vaticano sería su referencia informativa. Fueron casi todos los años de su vida y periodismo en la sede del Papa. Experta vaticanista, y las cosas que nunca contó y que nos quedaremos siempre por conocer. Porque esos eran los pactos de esta madrileña italoespañola y profundamente religiosa y alegre. De las cosas de Dios y de Paloma. Para sus cuidados hacia sus espectadores que la miraban con seguidismo y simpatía.
Era otra sociedad, y otro contexto, y otro mundo, y todo un gran cacho de historia de nuestra televisión. En el medio de esa historia española y televisiva, está sita Paloma. Imprescindible para el conocimiento de la evolución social en mi país.
Paloma tenía esa cosa azarosa que se llama, carisma. Admirada por unos y tolerada por quienes no creían en sus asuntos religiosos, la Borrero fue una referencia de un país en transición y en cambio permanentes. Nos habló desde la Ciudad del Vaticano y Roma de Pablo VI, de Albino Luciani el breve, y se consagró con su Papa más cercano como fue el polaco y mediático Juan Pablo II, el gran Papa viajero y de la tele.
Paloma fue una chica educada," que se portaba bien", seguidista y viajera, vital y presente. Representó un papel que la mujer ya va rechazando, y se ubicó en la tradición con soltura, profusión y personalidad acusada.
Defendió sus ideas sin levantar la voz, cuando se alteraba aterrizaba con una sonrisa de desdramatización,y siempre usó una música suave y coral, femenina y sin percusión. Fuerte y delicada a un tiempo, fue la "supermonja" popular y vaticanista que salía en la televisión y nos hablaba de misas y de ritos papales. Y con una enorme notoriedad y longevidad.
Paloma G. Borrero lo vivió todo. Pasó todas mis fases de televidente judeocristiano. Y ya posicionado en mi ateísmo, siempre la respeté y respeté su personalidad y su mérito para destacar.
Fue la religión ancestral en la tele con sonrisa de mujer, y gran cariño general. Por eso me ha impactado que se haya ido a su Cielo. No me esperaba ni me gustan nunca las ausencias. Ni en televisión. Pero nunca somos eternos y ha fallecido con ochenta y dos años. Ahí quedan sus libros, sus vídeos de la tele, su fe, su amor vaticanista y sus señas de identidad. Lo mejor de ella fue su popularidad y su capacidad serena y cuidada para presentarse ante sus teleespectadores y oyentes. Su estilo amable.
-DESCANSE EN PAZ-
12:49
jose vicente ortí
Elegante y tranquilo, el dandy de las pistas actuales se resiste de modo admirable a pasar a intrascendentes segundos planos. Aparentemente demasiado veterano para ganar los torneos del tenis exigente y mental, Roger Federer sigue su camino teniendo a un complaciente Cronos como a su más claro rival.
Federer es longevo y educado, elegante y completo, inteligente y sereno, raramente se pondrá nervioso o sus nervios irán por adentro, parece frío pero solo es concentración, y ahora en el ocaso de su carrera Top, decide con muchas menos presiones que antes que se sigue pudiendo jugar al tenis majestuoso y excepcional que siempre manejó y dominó.
Mantiene un saque espléndido, y sus elegantes golpes de derecha e izquierda tienen la afinada y potente puntería de un superdotado que cuando tiene el día es imbatible.
Sin líos y a lo suyo. Con tenis directo y personal, intercambiando las bolas solo cuando no hay más remedio y sin complejos, Federer trata de hacer ver que la seguridad es una cosa muy importante y que las dudas pueden ser un lastre a su zen.
Sus piernas ya dan estética de veterano, y aquel cuerpo y aquella pose acriticable va mutando hacia las formas de su edad. Pero es una imagen por ahora equívoca y que a muchos ha descolocado. Porque si no presionas a Roger y le dejas hacer su tenis máquina y de catón, puedes convertirte en su pelele domado.
Son muchos años de mili en el tenis. Toda la experiencia y la grandeza. Federer ha sido no solo el mejor con Nadal de su generación, sino que nunca ofreció dudas por su exquisito buen gusto.
Y combinó la fuerza con la calidad artística. Su saque y volea fueron libres, y Roger demostró que sobre superficie rápida poco se le enseña, y que también sus golpes además de definitivos eran grandes y con un pulido de técnica espléndida y mecánica.
Le vino el bajón. No se puede nunca ser eterno en tenis. Acusó cansancios y se lesionó. Nadal, Djokovic y otros le hicieron morder el polvo y lo tiraron de su olimpo admirable y blindado. Pero Federer aún está ahí. Acaba de embolsarse el slam de Australia o Indian Wells con un tenis demoledor.
Roger sigue jugando a lo práctico y lanzando golpes oportunos que no admiten contestación. Juega tan rápido y de memoria que no te deja pensar y te saca de los partidos. Es el Valentino Rossi del tenis, y su nombre siempre sabe a sueño y a grandes logros.
A Federer se le enterró muy pronto, con ese vicio que hay de hacer de las leyendas una fugacidad consumista. Error. Porque Roger dosifica y va a su juego, y apenas mueve músculos de gestualidad, y parece lejos de las presiones y de los cataclismos emocionales. Es un out sider más que killer y que sigue vigente, y que si se toma su cátedra carrerilla acierta a no tener rivales. Por eso sigue ganando.
Todo un caballero dentro y fuera de las pistas, Federer es un gentelman del mundo del tenis, un tipo discreto y poco amante del oropel y de dar la nota. Se pone a jugar al tenis, pero cuando se acaban los partidos y los torneos el suizo busca privacidades merecidas y necesarias para que no se hable de él en exceso. Esa discreción es ganada y más que respetada. Porque son muchos años de veteranía en el escaparate de las vanidades.
Federer sigue siendo tenis ganador camino de los treinta y séis tacos, y su clase es tal que no hay que ponerle caducidad al tiempo de su ocaso porque parece sentarle fetén su vejez. Es un "abuelo" ganador, un "viejo" más que peligroso, el que tuvo y retuvo, nunca te fíes del todo de su edad y tomátelo en serio. Domina su pausa y su tiempo, y no hace drama excesivo con su deporte bandera. Juega natural y propio, corre cuando sabe que llega, y se hace el sueco para con los alardes límites. Es un zorro del que nunca habrás de fiarte. Te puede machacar cuando aún estés calentando brazo en busca de lo imposible.
-DÉJALE ENVEJECER, PERO ESPERA SENTADO-
3:31
jose vicente ortí
Gibson. Mel Gibson en estado puro. Ahora de director. Límite. Siempre límite y extremo, polémica, pero también una enorme creatividad y vitalidad.
La película es mucho más que dura. Gibson te pone en el medio de un cuerpo a cuerpo brutal, nada menos que en la batalla de Okinawa que fue un derrame contínuo de cuerpos y sangre. Encarnizada y tan mierda como es una guerra en la que parece que en vez de estar sentado cómodamente en una butaca de un cine estés participando activamente entre furiosos soldados japoneses kamikazes y fieros.
Es la magia de la película. La verdad desnuda de la crueldad. Y a veces me pregunto si tengo derecho a quejarme, si Gibson hace sus locuras, y si es necesario ver tanto cuerpo troceado y tanto límite en donde solo la muerte y los roedores parecen sentirse a gusto en el escenario fatal. Algunas personas no podían aguantar tanta carne, y se levantaban de las butacas y salían del cine impactados.
Eso es un logro de Gibson. No dejar indiferente. La notoriedad necesaria e ineludible. Una guerra es una locura macabra, en donde los cuerpos a cuerpos no tienen mayor ley que la de la desesperada supervivencia. Comprendo a los espectadores que se iban, e igualmente aplaudo a los que se quedaron allí sentados con ojos de tensión.
Este film está basado en la posición del adventista soldado Desmond Doss, el cual por su conciencia no desea tocar un fusil aunque no renuncia al frente. Casi surrealista y de estupor un soldado sin fusil. Fue histórico. Hechos reales. Salvó muchas vidas y nunca disparó un solo tiro. Fue un pacifista en el infierno. Un ángel en el averno. E incluso, sobrevivió.
A Gibson siempre le fue la marcha. Las cosas más aparentemente imposibles parecen atraer al australiano. Trepidantes imágenes, ritmo infernal, velocidad, concreción, espléndidos actores, nada de concesiones al miramiento, y todo así de impactante. Su película es un disparo moribundo en la batalla con un ángel humanista en el medio del horror. Okinawa fue un espanto. Una llave militarmente estratégica para ir abriendo paulatinamente la rendición del Emperador nipón; una colina mágica a la que había que subir casi desnudos y a merced del marcialismo y del orgullo del Japón.
Okinawa fue un cementerio constante de sangre y horror. Por todos los sitios. Era vencer o morir. O morir de todos modos, ganases o perdieras. Brutal.
La bala sobre el casco verde oliva, su ruído metálico y asqueroso, te deja en una realidad impepinable. Está el riesgo y la muerte, aunque te pongas todos los cascos y todas las protecciones del mundo. Ahí en la batalla feroz, si lograbas contarlo eras entonces un héroe y un ganador. Sobrevivir era la medalla de oro.
Esta película puede ser humanista si se piensa en el horror evitable. Y comparas la paz con esta salvajada que es la guerra y puedes valorarla y ver cómo te evitas el sufrimiento y la destrucción. Pero Gibson es tan él, que te deja igualmente con algunas dudas.
¿Era necesaria tanta explicitidad? Esa es la gran cuestión que queda en el aire. ¿Es menester meterse en líos de meticulosidades y de no evitar lo más execrable que una lid presenta?, ¿esa horribilidad y ferocidad debe ser contenida, o hizo bien Gibson en tirar de todas las mantas?
Es Gibson. Es el director. Si había que reflejar las heroicidades del adventista y pacifista Doss, había que bajar la cámara al césped y hacer imágenes del soldado histórico. O, no. Quizás, "Hasta el último hombre", pudo evitar tanta carne troceada y tanta inmediatez y emulación de lo real.
Lo que le admito a Gibson es que me impacte, y haga vida y polémica con su cine, y que haya discusión y rapidez, y pocos momentos de tregua, y tiempo de besos, y poco glamour, y mucha carne de dolor, y mucho él, y todo él, y todos los espectadores moviéndonos entre mil sentimientos de impacto.
-EXCELENTE FILM-
12:28
jose vicente ortí
El calor de la primavera rompe al invierno y se asienta sobre mi Valencia. La gente sale a la calle. Van dejando en casa los coches, y la ciudad se llena de neopaseantes insólitos que marchan tranquilos dependiendo de la edad, a contemplar uno de los eventos más masivos y luminosamente espectaculares de las fiestas falleras: La "mascletà".
Muchedumbres en manga corta, energía que procede de la juventud y de esa magia que es la masa atrayente y hasta esotérica. Chicas que se ponen vestidos informales para lucir body, jóvenes desinhibidos que hablan y actúan con decisión y sin complejos. Gente mayor que ama las Fallas y que nunca dejará de hacerlo.
Todos los días a las dos de la tarde. El incomparable marco de la plaza mayor que es la del Ayuntamiento, la pólvora servida, y la cita más que esperada y espontánea. Más energía y pasión. La ciudad parece paralizarse al reclamo del gran ruido bestial que se prolongará durante cinco minutos terremóticos y tradicionales. La pólvora convertirá a Valencia en un enorme concierto de percusión, y el turismo que ya llega se quedará impresionado. ¡Qué manera de ir tan masivamente a escuchar a una tremenda sinfonía de decibelios! En toda la ciudad pueden escucharse las explosiones procedentes de los masclèts. Le prestemos o no atención, se va a oír siempre. ¡La mascletà!
El Buda y el sonido del silencio. El yoga y la quietud. Siddharta Gautama no podia ser valenciano. Ne pas posible. Now. Los valencianos somos hijos de huertanos exagerados y ruidosos, labradores de gen, pasotas, y con una especial e imparable idea de la fiesta. Nunca seremos demasiado elegantes o venecianos, pero sí leales y aprovechadores del buen vivir. Quizás por eso se inventó el ruído y la pólvora. Por eso necesitamos exclamar un "sí, collons", o ser vehementes y exagerados. Somos simpáticos y nada parece sorprendernos, y a veces cuando algo nos desconcierta nos entra la risa.
La luz es nuestra. Todos los caminos parecen conducir al peregrinaje un tanto arriesgado de la "mascletà". Nos gustan las películas de acción, y las explosiones son efectos especiales y contundentes de nuestros sueños.
La "mascletà". Cada vez más turistas foráneos desean introducirse en este nuestro enigma del ruído, y vivir el tímpano temeroso y los amagos de huír de ahí porque eso es inaguantable. Pero a la vez la masa sigue ahí mismo, como si nada, admirativamente, comme il faut, con todo previsto, con toda la expectación en vena, y entonces en el terremoto final de los disparos de fiesta la adrenalina se mueve por muchos sentimientos personales y siempre absolutamente contradictorios.
Y al acabar este acto ahora imprescindible, la gente prorrumpe en una tremenda ovación que siempre te deja entre pensativo y descolocado. El pirotécnico correspondiente es subido a hombros por los miembros de su empresa y sube al gran balcón de las primeras autoridades valencianas como lo hace un torero triunfador. Él y solo él o élla, les han dado el gustazo berlanguiano de la emblemática mascletà.
- "Senyor pirotècnic, ¡pot començar la mascletà! " ...
Minutos antes, unos cinco, la Fallera Mayor de valencia había dado la consigna y el visto bueno. Y prendido el fuego sobre la pólvora, todo lo demás será una tremenda orgía de calor, masa y consenso.
Cinco minutos más que eléctricos, sociales, unidos, de tregua entre clases, de pactos, en donde los carteristas y descuideros harán de las suyas, en donde los chicos protegerán a sus chicas con amor, y en donde Valencia se paralizará como culto a la explosión amiga que desde cuando yo nací y mucho más allá de que la diñe tiene lugar.
La "mascletà" es un evento fundamentalmente para jóvenes y fans de todas las edades, falleros, tradicionalistas, de hoy, de ayer, y del tiempo que uno imagine. Un sello social propio que nos da demografía de ocio aglutinado y de descanso sin descansar, hedonismo y decisión, sello propio y distintivo. Por eso las Fallas son tan internacionales.
-PORQUE SON EN EL FONDO INESPERADAS-
10:40
jose vicente ortí
Esta espléndida película española tiene la virtud de no eludir. La osadía, de meterse en sabores y regustos que rechazamos pero que perviven. Y en el subsuelo de la normalidad que es la marginalidad, hay leyes y razones que aparecen abruptas y reales.
La mirada del protagonista, es una mirada de tanto odio y dureza que sobrecoge. Es el deseo definitivo de su venganza sin paliativos ni concesiones a la amabilidad. Es un film desnudo y más que oportuno porque raramente meterse en las cloacas de los sentimientos chuscos de la vida no hace que se desvíe hacia la fábula para aproximarse a lo posible y probable.
El seco impacto de una letal bala procedente de una definitiva escopeta, te deja pegado a la butaca y te concentra para que sigas viendo la consecución de las escenas.
No hay fiesta aquí. Aunque el ambiente parezca musicalmente rumbero y vital. Hay mucho dolor ahí. Hay un límite de excesividad que para los no excluídos puede parecernos macabro y superado.
Es lo mejor de la peli del director Raúl Arévalo. Su descenso y su foco sobre temas feos y arriesgados. El no olvidarse de que hay otras espantosas realidades debajo de eso que entendemos como normalidad social. Lo no grato, lo terrible, lo mortal, las vendettas, las miserias sin esperanza, la pobreza en un sentido general, aparece en "Tarde para la ira" con una efectividad y un éxito evidentes.
Porque en ningún momento hay violencia gratuita ni sangre recurrente. Solo hay motivo en el ojo del odio que pare destrucción y mortandad. En el negro y heridamente vacío del protagonista, solo queda ya el desierto y la miseria de sus leyes del justicierismo y de su decisión fou y fatal.
Ha perdido toda la ilusión por la vida y quiere dejarlo todo, no sin antes culminar su venganza sobre aquellos que le llevaron a su desnuda desesperanza.
El vengativo protagonista tiene tanto odio que no le colma ni el sexo, ni las mujeres hermosas o las substancias que le cambian el color a su tedio a distracción de evasión.
El hombre del odio ya no tiene nada más que hacer aquí que no sea depredar en busca de su objetivo camino de la derrota y de la muerte. No puede evitar que sus ojos indiquen el peor de sus caminos. Sabe que le han jodido del todo, que ha perdido, que perderá, y que nunca jamás ganará nada porque el brillo se fue y murió.
Renuncia y desobedece con todo. Lo único que hará será intentar que no le quiten de en medio antes de cumplir sus terribles deseos de vendetta. Pacta con un compañero de atraco, y le dice que si delata a quienes le hicieron daño le respetará la vida a él y a su amante.
Lo cumple. Es capaz de sortear los peligros de su vida de bajos fondos en donde imperan otros valores, y es riguroso con el pacto y la promesa dada. Tras vengarse de todos sus rivales, deja sin muerte y cumple lo que indicó. Es noble dentro de su mundo despiadado e ilegal. Muestra navajazos, tiros y escapadas delante de los agentes.
Hay contraleyes y hasta ética o moral ahí abajo en donde está la mierda. Hay gente de fiar dentro de su panorama estremecedor y maléfico. Hay rectitud en su apuesta loca, y el protagonista agarra bien ese papel ejecutándolo con la complejidad de la menoridad, pero también en su renuncia al placer es capaz de hacer distintivos en otras personas.
Peliculón durísimo no apto para quien va al cine a pasar el rato. Esta película tiene tanta verdad y plomo, que puede entrar en ti y ponerte mal cuerpo.
-POR ESO ES EXCELENTE-
5:09
jose vicente ortí
Fe. Creer que el 4-0 de París no iba a ser definitivo. Y toda la azarosa y favorable buena suerte. Porque lo que se vivió en el Camp Nou de Barcelona fue un milagro futbolístico y goleador, no apto para mentes lógicas y estratégicas.
Gol de Cavanni y todo perdido. Todo eran lloros y lágrimas a pesar del vendaval ofensivo del equipo azulgrana. Y cuando ya Cronos amenazaba con su pulgar hacia abajo, cuando nadie podía creer en sueños, cuando si te lo dicen no te lo crees, cuando todavía no se termina de digerir y asumir, cuando todo parece jodido e imposible, sale el fútbol con su flor de primavera y su suerte favorecedora y hasta mareantemente feliz. Neymar saca su raíz brasileira, se consagra y doctora como un nuevo as mundial de fiar, y a falta de escasísimos segundos hace tres de las suyas y el número 6 salvador cambia totalmente la tortilla y hace mutar los lloros en euforia erecta. ¡¡¡ Clasificados !!! ...
Todos al suelo, al regocijo, a la fiesta, el fútbol es así de canalla o de tío millonario que nos lega pasta desde América. Y eso hace pasión, y dos remontadas, y todo el desmadre y el despiporre, y todos saltando y bailando, y los niños felices al cole, y ese fútbol que se vive se hace magia, y goles y todo el éxtasis del placer.
La frustración se ha ido a la mierda haciéndose trozos, el moribundo ha resucitado, la zozobra del resultado ha aterrizado en el fervor azulgrana de la Fuente de Canaletas, y el Barça ha osado tocar a aquel equipo de hace ocho años cuando Guardiola gobernaba la máquina catalana con sonrisa y magisterio. El Barça cantó fresco con su victoria agónica, y Sergio Roberto pasará a la historia por meter el sexto gol del final victorioso.
El PSG recibió una leche muy dura cuando a los dos minutos Luis Suárez les hizo mirar por el precipicio. Y cuando llegó pronto el 3-0, el que más y el que menos pensaba que habría apisonadora regular y que en cualquier momento aparecería un Messi ausente ayer y que ni siquiera habría prórroga. Craso error. La película tendría una final mucho más de intriga y suspense y nunca nada previsible. Ni 3-1 ni leches.
O rey Neymar tomó la pelota y giró la tortilla. Pero el gran éxito cardíaco ayer del Barcelona fue su convicción y su espíritu de equipo. Como cuando la era del Pep. Todos jugaron bien en bloque y empezando por el portero. El fuerte del Barça por su fe fue confiar en seguir caminando de la mano general y de Neymar. El caminante encontró en su camino curvas y baches, piedras y urgencias, contrarrelojes inesperados y cambios de ritmo con olor a límite.
El equipo del PSG de Unái tampoco pudo creer lo que vió. Falló como bloque y no acertó ni una en su flamante bonolotto que había sellado en su feudo parisino. La mala suerte le rompió las piernas.
El fútbol se hace grande y popular, contagioso, cuando pasan las cosas tan descabelladamente excitantes que tuvieron lugar en el verde césped del Camp Nou. El fútbol es un deporte libre y esclavo a un tiempo. El fútbol es una noria y un aventura que te manda a la frustración o a los grandes sueños, dependiendo del resultado final.
Si alguna lección puede darnos el partido surrealista, es que nunca debes saltar al campo sin intentar cosas aunque puedan sonar a amargas e incontestables. El no, siempre lo tienes. De modo que saca un ticket y juega un boleto por si el azar te llega. Si juegas al fútbol nunca seas conformista o desconfiado. ¡Inténtalo siempre!
¡GOOOOOOL!
5:09
jose vicente ortí
Pegadas, violadas, ninguneadas, frivolizadas, menorizadas, vigiladas, infravaloradas, sexualizadas, condicionadas, rechazadas a golpe de prejuicio, moralizadas, sometidas, usadas, dudas sobre ellas, muro machista de tradición que se sitúa sobre ellas y su mundo. Bofetada letal de machista animal.
Curvas, femeninas, diversas, con su propia identidad de libertad, animosas, reivindicativas, coquetas, dulces, distintas, universitarias, amas de casa, circunstancias pluridiversas, maxifaldas,cintas en el pelo, minis, cabellos al viento, botas, medias, menos kilos, exactamente la misma sensatez que el varón, cuchillada pasional en unos segundos de locura vengativa. El forense vuelve a levantar más cuerpos del mismo sexo. Otra vez, mujeres ...
Nuestras madres, nuestras niñas, nuestras esposas, nuestras compañeras, nuestras, ¿nuestras?, su derecho a que las dejamos vivir y desarrollarse, enriquecedora diferencia física, personas, siempre personas, personas con la misma cabida que nosotros los hombres.
Apaleadas, penetradas hasta la muerte, escudriñadas, mutiladas, castigos para su clítoris y su placer, obligadas a taparse por la intolerancia y el tabú masculino, la segunda división, la sensación de que solo valen para lo que valen y nunca equipararlas al hombre, atletas, halteras, futbolistas, psicólogas, estibadoras, jugadoras de rugby, limpiadoras, contadoras de cuentos, médicas, administrativas, carteras, laboriosas, rutilantes, sin edad, liberadas formalmente, juzgadas más que rigurosamente, objetos presuntos del pecado, cosas de su sexo y siempre a nuestra disposición. ¡Machistas! Siento ser un cavernícola hombre cuando veo cómo el telediario dispara y escupe una y otra vez la noticia de su asesinato y agresión por nosotros. Eso no puede ser imparable. Ha de cesar. Es justo que se acabe tanta lacra y barbarie.
Transexuales, lesbianas, bísex, mujeres y hombres que salen del armario para mostrarse auténticos y valientes ante una sociedad carcamal y puntiaguda que siempre las mira con severidad y apuntando con un estilete descalificador.
Feminismo vigente, ellas han de defenderse y nosotros guardar el silencio y bajar la cabeza. Porque el mundo del capitalismo y de los dioses varones también tiene que ser de ellas. Sin competir, sin gritos, sin hostias, sin pegas, sin recelos, con libertad y con decencia por nuestra parte.
Una mujer es una persona que tiene derecho a que no ensuciemos o pongamos peludas piedras en el camino de su libertad. La mujer debe ser aceptada, escalar entre los dogmas religiosistas, ocupar muchos más lugares de decisión y poder en las empresas, pagarlas más de lo que se les hace porque es injusta la rebaja de salario que se les tiene por su femenina condición. Dejemos los hombres que las mujeres decidan exactamente lo mejor para su universo rico.
Reídas, burladas, acosadas, sexualizadas, metidas en sectas de sexo, prostituídas, utilizadas, matadas, quebradas, golpeadas, gritadas, empujadas, criticadas, minusvaloradas, citadas con malicia, emboscadas sin salida, insultadas, improperios, camionas, marimachos, marimandonas, a fregar, tías buenas, macizas, cachondas, feminazis, robahijos, victimeras, lloreras de mujer, que no valen para la guerra y son carne fresca y de cañón, sometidas en la desventaja de los oídos sordos de quienes preferimos menospreciarlas y tirarlas a la puta basura de la nada.
Mucho más cuidado con nuestras miradas, con nuestro trato para con ellas, nos proporcionan equilibrio, y naturalidad, y compañía, y brillantes ideas, y su belleza es destacada, y sus lecciones magistrales de pelea reivindicativa y cotidiana han de merecer nuestro aplauso admirado. Debemos dejarnos de relaciones quedabién y la misma igualdad y naturalidad que con nosotros. ¡Coño!
¡NO SON NADA EXTRAÑO!
5:03
jose vicente ortí
Astur y racial. Le recuerdo cuando era futbolista. Delgado, larchirucho y con potente personalidad. Uno de los mejores jugadores de su generación. Militó en los dos grandes trasatlánticos españoles,-Madrid y Barça-, y en ambos destacó, así como en la Selección española en donde reflejado y mediático quedó su tremendo enfado con el árbitro en el Mundial de Estados Unidos en donde dentro del área el italo Tassotti le rompió la nariz y el colegiado no pitó el penalty.
Luis Enrique Martínez, es fútbol en estado puro. Orgulloso y con categoría, inició pronto sus pinitos como entrenador en Italia. Hasta que finalmente dio un salto espléndido hasta aterrizar nada menos que en el FC Barcelona.
Y allí, en un Barcelona que aún olía a gloria del mito Guardiola y huía del inoperante "Tata" Martino, Luis Enrique logró llevar al equipo azulgrana nuevamente a la cima de todas las competiciones nacionales y europeas. Lo ganó todo, y ahora al tercer año nos anuncia su adiós.
Le avalan sus títulos y sus éxitos, pero no tengo nada clara su talla de técnico porque podrían enamascararle la excelsitud de Messi o el talento de un Iniesta en declive pero siempre decisivo.
Luis Enrique es abrupto y carece de diplomacia. Sabelotodo, prepotente, y sin concesiones a la sonrisa. Es así. Sigue siendo el guerrero aventajado que fue de futbolista, se conoce el panorama del balón redondo como pocos, es listo, nada le sorprende, y siempre recordaremos decepcionados su actitud de perfecto maleducado ante los periodistas en las ruedas de prensa.
Luis Enrique no es ni será complaciente. Aparece como apasionado y pasota a un tiempo. Habla como un hombre de pueblo, pero experimentado y sagaz. Es borde y sabe sin pretenderlo dar la nota de acritud. Siempre se le veía tenso y enigmático, oscurantista, a la defensiva e hierático. El asturiano nunca rehúye las peleas ni estando arriba. Y es craso error. Porque un entrenador top debe ser un seductor a los medios y desde ellos. Pero siempre prefería ponerse la venda ante una hipotética herida.
Unos le detestan y otros le admiran. Pero en general no puede caer bien un tipo que se enfrenta sin remilgos a los representantes del poder del periodismo. Luis Enrique no es que no crea en los periodistas, sino que lo que no desea es que le asaeteen con las preguntas recurrentes y habituales que por cierto no son más que las habituales en este deporte pasión que dura todo el año menos un mesecillo para disimular.
Se dicen muchas cosas sobre este personaje peculiar y heterodoxo. Que si al equipo se lo hacía Messi, que si la directiva pasaba de él, que si le traían jugadores mediocres y él se encogía gandulmente de hombros, y mil cosas inexactas así. De un enigma cabreado y volcánico como Luis Enrique, nunca sabrá tu mano derecha lo que pueda saber la izquierda y viceversa.
Parece ser que el asturiano no era de amanerados tiki-takas, y que intentaba ser práctico, rápido, vertical y concreto. Que gustaba de darle velocidad al juego aunque no contase con jugadores idóneos para esa idea. Y que su errada cabezonería le llevó al pasotismo del silencio y del conformismo. Le honra que siempre asumiera él y solo él las derrotas. Dio siempre la cara aunque solo fuese para lanzar las escaramuzas con los chicos de la prensa.
Luis Enrique será historia en Can Barça en escasos meses. Cuando acabe la presente temporada, dirá adiós. Y entonces se buscará a un entrenador más mesurado y menos retador y en guardia ante las comparecencias televisivas.
Mala leche eterna la del asturiano, que eclipsa un excelente bagaje de resultados y un juego discutido. La prensa pierde a un león de rivalidad en el olimpo y eso nunca es grato. Porque el periodista siempre como fiscal hurgará para intentar saber lo más posible de la cuenta. No han podido con Luis Enrique y tiene mérito. Es corajudo y resistente, con su gen batallador e indomable.
¡PUTXA ASTURIES!