Se goza, se siente placer en una casa propia en donde clavo el dominio de mi autoridad y mismidad. Y desde cualquier ángulo, gozo y saboreo. Acierto, y mil millones de creatividades en forma de llaves aparecen plenamente en mis manos. Y entonces me río a carcajadas de mis límites y penurias, me paso por el forro al tabú carcomido por la estupidez, y me levanto triunfante como una deidad camino del olimpo y del absolutismo poderoso. Y, disfruto a manos llenas. Y entonces no existe el tiempo porque Cronos no deja de ser una anécdota, y todo se airea positivamente alcanzando el pleno placer.
Cuando la oscura trampa se tambalea, entonces me revuelvo con libertad y decisión, y puedo mostrar mi sol y mi chakra erguido y dominador. Y la risa llena mis venas de alegría, y mi gesto se serena en pose de amor. Amor propio y ajeno.
Cuando se va la luz, ya no me importa el rigor de la oscuridad ni el llanto de los nubarrones amenazadores. Porque yo decido que la luz siempre estará, y los fantasmas serán vistosos y maravillosos clowns animadores, y sonará la música de la paz y de la libertad en un concierto que durará exactamente lo que decida mi voluntad.
Un preso se tornará un viajero de placer que marchará desde Argelia a Indonesia, o desde Madrid a Nueva York, o desde los ojos de una rubicunda mujer escocesa a los enormes ojos de una diosa caribeña de ébano.
Y este reino del placer y del triunfo no tendrá fin. Y los poderes económicos y fácticos en la sombra, solo serán diminutos esclavos de mi magno dominio.
Y no existirá para mí la enfermedad, el contratiempo, el dolor o la incomodidad. Y la palabra problema será un arcaísmo al borde de la extinción. Y los trinos de los pájaros coronarán un homenaje coral a mi silueta, movimiento y deseos.
Cuando el enemigo perece y fenece, se le da un adiós rudo a algo que ya no puede tener lugar ni existir. Y entonces mi alma se eleva hacia una suerte de zona de libertades sin la más mínima censura. Y todo se doblega y arrodilla ante mí, y los barítonos afinan la magia de sus gargantas hercúleas, y las mujeres se tornan más atractivas que las celebridades del mundo del cine, y se llenan de verdad y bondad, de substancia que impregna y llena todo mi deseo, y todo lo que existe es inteligente y escucha a mi mismidad.
Ficho por un estado superior y dulce, casi indescriptible por maravilloso, y conquisto la primavera de los veintitrés grados eternos en las cuatro estaciones anuales, y nunca ya hay soldados, inquisidores, cuchillos, machetes, obligaciones, esfuerzos o cotidianas responsabilidades.
Cuando se va esa mierda del destino fatal, entonces puedo respirar con la capacidad pulmonar de Phelps, o saltar mucho más allá de lo que hizo Powell. Y Usain Bolt no puede seguirme, y todo el asombro se vuelve halago obligatorio.
Porque el bienestar nunca se obtiene con dinero, ni se discute, y solo es un azar. Y mientras el gozo está, todo lo demás es superficial, inexacto y fofo.
-ABSOLUTAMENTE-