4:22
jose vicente ortí
Del Bosque entregó la cuchara. Puso sobre el torneo francés todo su orgullo y apuestas sin ambages. Se tornó tozudo, repitió siempre el mismo once, y el equipo se resintió física y anímicamente.
Vicente Del Bosque deja la "Roja", y ha querido asegurar. No se ha fiado en absoluto de los nuevos, y se ha blindado iteradamente a lo bueno y conocido. No debió sacar a los de siempre ante el anodino partido de Croacia, y su obstinación nos llevó al gran grupo de los peces gordos en donde una Italia con oficio y fiel a su tradición nos mandó prematuramente de vuelta a Madrid.
Los buenos no podían ser suficiente caudal para seguir con garantías un torneo de nivel como siempre es la Eurocopa de selecciones nacionales. Iniesta, Silva, Ramos o Piqué, no debían ser exprimidos como un limón teniendo en cuenta edades, una burrada marathoniana de partidos, motivaciones y continuidades. Una selección sólida, ha de ser mucho más que eso, y disponer de más balas que la inspiración de sus geniales jugadores emblemáticos y preñados de calidad.
España ya no puede tener aquellos futbolistas que nos enamoraron ni aquella solidez. El fútbol, se muere. Las generaciones brillantes, de poco igualar, dan paso a unos relevos de menos nivel.
La "Roja" ha sido Campeona de Europa y Mundial. Todo. Y además lo ha sido fiel a un estilo de fútbol bello y brillante, a un tiki-taka de control de balón en busca del pase genial y definitivo.
Se jubiló Xavi Hernández, y nuestra selección perdió a ese mágico timonel y director que Iniesta o Silva nunca podrán ser. Después marchó Alonso, y arriba se nos fue el rápido y goleador Villa. Hay mucho jugador especial que ya no puede estar. Un síntoma es que estando Ramos y Piqué en la zaga española, yo sigo echando de menos al poderío y la raza efectiva y de tensión del gran Puyol.
España ya no puede jugar regular y marcar su paciencia y dominio de control del balón que nos garantizaba éxitos maravillosos. Ahora, con el equipo que hay, la "Roja" jugará grandes partidos salteados y perderá la consistencia permanente de ese poderío que la llevó a la felicidad y a la cumbre más alta del balompié.
Nuestro equipo sigue siendo una excelente escuadra, la que mejor juega, pero ya no es lo que fue porque es imposible. No tenemos un solo delantero centro en el que confiar, ni un solo suplente capaz de entrar y ponerle sal y enchufe al partido a España. Lucas Vázquez aún está verde para esto, al igual que un Thiago Alcántara que no termina de romper a jugar y a dirigir. España ha jugado bien al fútbol porque tiene y conserva con Fábregas, Iniesta, Silva o Busquets, la enorme calidad primorosa que siempre atesora.
Tampoco De Gea es Casillas, lo cual refuerza sin duda la idea de los inmerecidos pitos que el ex del Real recibió. Iker no solo fue nuestro gran capitán en el campo con unas paradas escalofriantes, sino que se nota que para relevarle ha de serse otro portento. De Gea lo intenta y muestra enormes calidades, pero todas las comparaciones con Casillas serán injustas.
Del Bosque se despide fiel y agradecido a aquellos que nos dieron vanidad de éxito por todos los campos conocidos. Se va como diciéndoles que muchas gracias, y que los nuevos no pueden terminarle de convencer. Es su advertencia final de entrenador realista y cansado de la brega mediática y de que los éxitos no pueden llegar a pesar de ser tan esperados.
A dos años del Mundial de Rusia, se completará apresuradamente una nueva generación de futbolistas. Y los nuevos y buenos, deberán concretar y dar a conocer esa deseada nueva excelsitud.
-ACABA UN CICLO-
8:29
jose vicente ortí
No. Al revés. Podemos, era la calle. Lo decía el otro día el profesor Juan Carlos Monedero. Y la calle era siempre fiesta. Convocatorias espontáneas por las redes sociales, las mágicas y puras acampadas revolucionarias en la Puerta del Sol de Madrid el 15-M. El acudir a dejarse la piel frente a los desahuciados. Y, sobre todo, la idea de que SÍ se podía. Y la convicción profunda en la necesidad de la lucha activa.
La calle y la espontaneidad. Sin guiones. Podemos debería ser hija de la consecuencia y de esa indignada coherencia, fresca, valiente, masiva, ilusionada, llena de esperanza y de luz.
Podemos optó por la acción y el rumbo de la vertebración política como uno más de los demás partidos políticos. Entró en el gran show mediático y previsible, y aquellas flores bellísimas, mágicas, majestuosas y en extremo naturales, se hicieron de plástico. Muñecos de la puta economía, que empezaban a pasar desapercibidos en medio de un gran divorcio.
Podemos no es el "coletas", ni la televisión, ni Monedero, ni lo que vemos que puede ser previsible. No. Podemos es mucho más que una magia, es un acto masivo de justicia social, es más que Errejón o Bescansa, mucho más que el periodista Cintora o el sindicalista Diego Cañamero.
Por eso ahora Podemos ha caído finalmente abatido y lloroso en la lona. Y no solo porque tiene dos años de edad, y sus piernas parecen atoradas en torno a los setenta escaños. No. Podemos no está mal porque ha perdido las elecciones o porque las hubiese ganado. Podemos solo es la sensación alegre y conjunta acerca de temas vitales y éticos. Podemos es el no robar, el tener sensibilidad y compasión por la gente a la que el canalla neoliberalismo ejecuta y asfixia. Podemos es un gran consenso imparable que debe oler de nuevo a ágora y a espacio público, a sudor y a acción, a menos internet y más hechos concretos.
Por eso está en el suelo el Partido de Pablo Iglesias. Porque en medio del tremendo escenario del gran mercado del miedo general y del triunfo impune de los grandes ladrones que amasan enormes fortunas, está la sensación de que ya NO se puede, y de que Podemos es una cosa más artificial y de hierros mecánicos y automáticos.
¡Claro que SÍ se puede! Pero no llorando en una sala de espera las consecuencias de un evidente desapego y divorcio. No es suficiente el carisma de Iglesias o las verdades del barquero habladas. Si es así, el tope siempre marcará setenta impotentísimos escaños.
Podemos ha de desmarcarse de esa inercia y seguir caminando por un sendero que huela a campo y a realidad. A Podemos no debe urgirle tanto la presencia mediática, sino averiguar lo más pronto posible las causas por las cuales la gente se va y vota a otros.
Podemos también es la gente que se ha desencantado y que se la trae al pairo todo. Podemos también es ese millón de votos negativos. Ahora toca convencerles de que realmente SÍ se puede y de que vuelvan a confiar.
Vale la pena votar al 15-M, a la calle y a Podemos. Es lo mejor que le puede pasar a la gente que sufre. Pero para ello hay que trabajar trece veces más de lo que se ha hecho. Y volver a seducir y a reconectar.
-NO SERÁ FÁCIL-
4:12
jose vicente ortí
Lo primero que queda definido en España, es que empieza una nueva era en donde ya se acabó el bipartidismo. Terminó exactamente el 15-M. Lo que salió de ahí fue sintomático y clarificador. Los ciudadanos teníamos la sensación de que las cosas no funcionaban adecuadamente ni con el PP ni con el PSOE. Algo no funcionaba. La brecha descomunal entre ricos y pobres aumentaba imparablemente ante la mirada inútil y anodina de los Partidos convencionales. Incluídos los nacionalistas e Izquierda Unida. Y ahí cambió puede que definitivamente la historia social de España.
Hace unos cuantos meses, hubo elecciones. Y las cosas se repartieron mucho en votos. El espectro parlamentario se diversificó. Y como el PSOE y Podemos no se pusieron de acuerdo, hay repetición de elecciones.
Pero ya todo es diferente. El 15-M ha mandado como propuesta al Medievo y al olvido a todos los blindajes anteriores. Ahora España emerge como una nueva realidad política, encabezada en ese cambio por un terremoto rutilante que se llama Podemos, y continúa con un joven catalán que se apellida Rivera y que ha hecho un Partido con consistente pegada electoral.
Ahora, votar ya es otra cosa. España ya es también Podemos y las fuerzas críticas de los indignados de verdad. Porque en la época del bipartidismo, los Partidos comparsa de Rosa Díez y algunos otros, los nacionalistas, y la siempre derrotada IU no le daban el sabor a frescura y cambio real que mi país ahora posee. Y eso es muy bueno y está muy bien. La gente quiere más cosas que el bipartidismo. La gente se ha cansado de que los de siempre gestionen pesimistamente sus cosas. Y de que roben. Han hecho mucho por recuperar la política de otra manera y traerla a la realidad. La juventud se ha hecho a la política, y ahora España está expectante, nerviosa y hasta feliz.La cara real de esta indignada y convencida expectación, es el tsunami Pablo Iglesias. El "coletas" ha roto todas las confiadas previsiones. Ha hecho de su Partido una opción tan poderosa que podría ganar al histórico PSOE, y hacer una buena sombra al intocable PP del dinero y del atavismo y temor.
Podemos representa a la izquierda de 2016 en mi país. Se ha aliado con Alberto Garzón de IU para jugar a los bloques de votos. La única idea es que Rajoy se vaya y no vuelva a tocar La Moncloa. La gente pobre y cada vez con menos esperanza necesita a Pablo Iglesias. España necesita a Pablo. Yo voy a votar a Podemos, porque tiene ideas de nobleza y de convicción, porque son gente normal y sin caretas, porque sigo pensando en que otro mundo es posible, y porque también creo en la libertad más allá de la individual.
Experienciados por el fracaso de los pactos, Podemos y PSOE tendrán si se cumplen las previsiones electorales una nueva oportunidad para conseguir un buen capazo de votos y para lograr finalmente un Gobierno posterior. Es seguramente la segunda parte del partido del pacto y del cambio. El PP ya ha dicho todo lo que sabemos, y el tiempo de Ciudadanos parece que es la burbuja menor en donde ya acabó su gloria efímera.
Este domingo día 26, el votante tiene una nueva ocasión. Es gratis. Es cuestión de poner la mano con el voto en la urna y dar vida a la Democracia de hoy.
¡PODÉIS HACERLO!
5:01
jose vicente ortí
El pasado. Son pareja. De cuando yo hacía senderismo. O lo que fuera aquella locura y aventura dominical intentando huír de mi realidad. Estuve cerca de diez años subiendo montañas alocadamente, hasta que de tanto sobreesfuerzo mi rodilla se resintió definitivamente. La nostalgia me lleva a aquel tiempo que no volverá.
Porque les vi en el cine el otro día. Conocieron a un tipo fortachón e ingenioso que marchaba por el sendero, y nos hicimos amigos. Él estaba hecho un desastre. Se llevaba mal con su ex mujer, y también escapaba hacia la montaña en busca de sedaciones y olvidos. Conoció a su nueva chica, se hicieron pareja, y veo que siguen felices. Un día reñimos para no reconciliarnos seguramente jamás ...
Estaban en el cine. Esperando como yo a que abriesen las puertas para entrar a la sala. Yo andaba sentado al lado de una bolsa de palomitas, y me sentía tan mal que hacía todo lo posible para hacer como que no me percataba de que eran ellos dos. Lo que pasa es que como no había nadie cerca, era un tanto escandaloso y embarazoso negarse respectivamente las presencias.
Él se acercó a mí excusándose falsamente diciendo que no me había conocido y tal, y ella asentía. Yo, no supe qué decirles. Tiré por la vía del humor. Les conté a brochazos cómo me iban las cosas, ella me hizo un elogio a mis ocurrencias e ingenio, y cuando terminó la puta cortesía, sentí por un tiempo que volvía a aquellos momentos tan terribles en los cuales les había perdido para siempre. No fue culpa de nadie. Me falló la salud, les idealicé, y luego les pedí demasiado. En otras palabras: nunca lograron entenderme y más viendo en la tremenda situación personal que me hallaba.
Me dolió su falta de credibilidad. Iban con prisa. Sus estigmas, y sobre todo mi incapacidad para defenderme de las situaciones aparentemente no creíbles que yo transmitía a través de mi conducta lesa y extraviada.
No fueron mis tíos. Ni mis amigos. Ni siquiera unos conocidos definidos y claros. Yo buscaba fantasiosamente en ellos y como un clavo ardiendo una familia que nunca tuve, y un día me sentí herido cuando vi que a ella le faltaba la fortaleza y se ponía a llorar en plena montaña. Entonces él se puso defensivo y marcó las distancias definitivas. Empezar a pasar de mí, y ya se sabe que no hay cosa peor que la soledad en compañía.
Gracias a ellos y a su coche descubrí el bello Roncal navarro o la simpar "selva" de Irati, y muchos más viajes que finalmente acabaron agridulces y hasta llorosos. Mal. La situación se fue deteriorando, al grupito llegaron arribistas y pelotas que iban a la suya, el postergamiento me rompió y todo se ajó.
Hacía mil años que no les veía. Ni, ganas. Si les veo de nuevo, les saludaré por compromiso. Pero no volveré con ellos a cometer los mismos errores. Solo fue un excursión huidiza de mí y de mi vida. Quien deba quererme y apostar por mí, pasará pruebas de una cierta estupefacción y de muchas dudas.
Ahora he crecido muchísimo, y ya no tolero que me estigmaticen o me traten como a un bobo. Quien lo haga, se irá de mi vida o me iré yo antes.
Pero siempre a veces te caza la nostalgia y recuerdas el tiempo en el que todavía no pude ser yo. Y me da rabia y coraje el no haber podido cristalizar la amistad con aquellas personas de aquel momento. Lo que pasa es que la vida sigue tozuda e imparable. Y quien crea que soy aquel de entonces, no sabe que yerra su pensar.
-SENTIMIENTOS Y NOSTALGIAS-
0:01
jose vicente ortí
El único debate a cuatro televisivo entre los cuatro principales candidatos a la Presidencia del Gobierno de España no brilló con el olor a novedad de hace un tiempo. Y esa novedad se circunscribió al formato americano de la convocatoria y al glamour del morbo.
Fue un duelo estratégico y contenido, en donde cada palabra y cada músculo estuvieron en manos de los asesores de campaña.
Atacó más quien menos tiene que perder como es Albert Rivera. El catalán de Ciudadanos salió a arrear los últimos coletazos de su anhelo e ilusión. Pero se equivocó de oponente y la trifulca que lanzó a Rajoy le salió por la culata. Fue una valentía suicida y restadora de electores.
Porque Mariano estuvo como Soraya la otra vez. Con socarronería, sintiéndose el rey del mambo, conoce que le votan más a pesar de la escalofriante corrupción de su partido, y se hizo el despistado y el sueco ante los envites juveniles y ambiciosos del joven catalán. Mariano Rajoy metió la cabeza entre las alas y siempre se encogió de hombros. Soltó las perogrulladas recurrentes y seductoras para aquellos que más le temen que le quieren, y decidió que aquello más que un debate debería ser un mero trámite sin más.
Rajoy habló de sus dos millones de empleos que quiere crear, que España va mejor, y giró por unos momentos su cabeza hacia Albert como reprochándole insolencias e irrespetuosidades. Como si le dijese a su niño rival que se portase bien, que hiciera la mili, y que cuando fuera padre ya podría comer huevos. Y pasó de las constantes miradas incisivas y deseosas de Pedro Sánchez, que intentó sin grandes entusiasmos afear las cosas nadísimamente claras de Rajoy.
Pedro Sánchez soltó visceralidad focalizando en el "coletas" Pablo Iglesias. Se nota a la legua que no lo traga, y también se nota mucho que quisiera estar ya en La Moncloa y como no llegó a un acuerdo con el líder de Podemos está enrabietado de impaciencia y frustración.
Como decía susurrando Iglesias, el rival no era Unidos/Podemos, sino el PP. Pero Sánchez estuvo quieto, perseverante, defensivo y casi anecdótico. No se mojó nada, tiene un huracán dentro de su Partido que ha de capear solo con la victoria o le echarán de ahí, y rehuyó exceptuando a Pablo todo bisturí de penetración hacia los hígados de sus rivales.
Ganó como siempre Pablo Iglesias, porque la televisión es su medio. A Pablo se le vio con cara de Presidente, conciliador, educado, sin deseos de achuchar sino más bien de puntualizar y defenderse de los topicazos bajos que le soltaban, con la segura intención de buscar y llamar la atención de ese votante indeciso que no sabe si Iglesias es el comunista de cuernos y rabo o un socialdemócrata aglutinador y de salvación de emergencia nacional.
Iglesias dijo nuevamente con convicción todo lo que cree, y huyó de grandes alardes. Es listo y sabe que ya ha llegado, y que ésto puede ser fácil. Que lo difícil en un gran político es mantenerse y seguir. Y concretar y no andarse por las ramas, y ser claro y nunca tumultuoso en tiempos de prórroga electoral. Cuando hay poco oxígeno y todos se conocen, entonces hay que reiniciar pausadamente los tiempos y dejar toda la gran tralla para los mítines.
Parece que Albert Rivera se cae, y que Pesoe y Unidos/Podemos se necesitan más que mucho para echar de ahí al pater Rajoy, y tratar de construír realmente un camino nuevo y que todos los españoles evidentemente necesitamos.
En el debate no hubo sangre, ni se arrugaron demasiado las respectivas y estratégicas camisas.
-AHORA LE TOCA AL VOTANTE-
5:02
jose vicente ortí
Acabada la temporada nacional, sigue el fútbol europeo en plena turbulencia y preocupación por el estigma de terror de los yihadistas y a través de los simios sin neuronas que utilizan la emotividad de la masa para inocularse violencia y desestabilizar la verdad del fútbol que se juega sobre el verde césped. El Europeo de Francia tiene más nubes de escándalos de sexo que revolotean hacia la "Roja". Es un torneo inicialmente turbulento.
La última gran noticia de la temporada española que finalizó y la primera seguramente de la próxima, será la ausencia como jugador del Barça del gran Dani Alves. Queda su enorme sello y carisma.
Alves es Brazil. No puede ser de otro lugar viéndole su orgullo y adicionándole pulmones de alemán.
Dani reventó todas las admiraciones sevillanas. Fue más de medio Sevilla FC, y pronto los focos de los ojeadores adinerados se fijaron en él para efectivas intervenciones. El Barça, se hizo con él.
Y en el Camp Nou demostró con creces por qué era el lateral derecho de la "canarinha". Un portento, un pesado, un brasileño ofensivo que recordaba por su audacia y genialidad a Roberto "bombardero" Carlos, solo que Alves no es zurdo.
Alves disfrutó con su pasión española. Sacó todo su duende carioca y su máxima y filosofía que le dicen que los partidos se ganan si metes goles y si atacas.
Los primeros años en el Barça le encumbraron definitivamente por si había algún escéptico. Triunfó a lo grande, hizo su trozo de grandeza de un Barça más atómico aún que el actual, y llevó la fuerza de Brazil por toda su camiseta azulgrana. Con un disparo tremendo, con unos pulmones de atleta superdotado, con la maravillosa y espectacular idea de subir contínuamente al ataque, y de no olvidar que de vez en cuando la identidad de un futbolista de su tierra pasa por el riesgo de un caño mágico o de una filigrana aparentemente vanidosa pero realmente espectacular y mediática. Os confieso que antes de que Leo Messi bombardeara al planeta del todo con su magia sutil que cerca históricamente al mito Maradona, mi ídolo era Alves. Porque cuando el Barça iba trabucado, distraído y un poco con las ideas somnolientas, entonces lo mejor era darla la bola a Alves y él ya se encargaría de todo lo demás.
Los años y el dinero no le pasaron a Dani en balde. Se puso más comodón y fallón, y siempre buscó la fiesta y el placer para decirnos a todos sin querer que él tenía veintitantos años, que era humano, que le gustaban las mujeres, la playa, el show, el exceso, el protagonismo, el humor, la polémica y la lengua larga e inoportuna. Su faceta personal nunca ha tenido su calidad futbolística, pero ahí queda su sonrisa, su samba y sus ojos claros y carnavalescamente expresivos. Idolatrado por unos, y odiado por sus rivales. Yo nunca juzgo a jugadorazos así. Porque ahora que se va a otros retos del dinero y de la aventura, quedará la marca inevitable de su ausencia. En la banda derecha, en el extremo proyectivo, faltará este maravilloso gamberro inocente y festero.
Brazil pasó por España. Con Neymar, ha sido la última gran perla de su país, eclipsando incluso al heterodoxo y longevo Cafú.
A los que nos gusta el fútbol de sabor valiente y de ataque, nos pasará que echaremos de menos su enorme talento lleno de emoción, vigor y vitalidad. Se hizo rico, pero en cuanto pudo Alves volvió al orgullo inolvidable de su gran pasión que es hacer su futebol. El gran Barça pierde a un futbolista sencillamente diferente.
-HASTA MESSI LE AÑORARÁ-
9:23
jose vicente ortí
Eran las tres y media de la tarde. Del jueves pasado. Como de habitual, alguien se había dejado la puerta de la calle parcial o totalmente abierta. Y me alegra decir que esta vez la sensación de fastidio y rechazo, se vio complementada por una idea absolutamente necesaria y oportuna, y que en otro momento de mi vida pasaba desapercibida y sin la adecuada reflexión. Había cosas de mi finca, vecindario y barriada, que me eran realmente casi imposibles de comprender.
Pero este jueves pasado, se me encendió finalmente la oportuna y apagada bombilla. Ahora podía ver mucho mejor. La perspectiva empezaba a ser copulativa con la lógica. Empezaba a entender ...
¿Era lógico que la puerta exterior estuviese abierta y a merced de los ladrones o facinerosos a las tres de la tarde y sin mayores protestas de nadie? La respuesta no era no. La verdadera puntería de ecuación resuelta tenía que ver con el contexto. Porque mi finca no es ni puede ser convencional sino distinta. Aquí se hegemoniza desde ha mucho,-que es cuando los propietarios de toda la vida se marcharon a casas más nuevas y confortables-, la idea del ratio de edad de los treinteañeros de familia bien que se afincan fugaz o definitivamente en mi barriada.
Al no haber ascensores aquí, la gente mayor o de una edad más madura declina venirse a este barrio. La barriada, tal y como yo siempre quise concebirla, ya se murió y no puede por lo tanto existir. Esto es semejante a un Colegio Mayor sin bedel o vigilante. Y desde esta idea debe partir absolutamente todo mi desagrado. Y solo desde este contexto especial y determinado.
Ahora ya entiendo mejor lo que pasó, está pasando y pasará. Aquí ladrarán los perros a cualquier hora del día y de la noche sin que nadie diga nada en contrario, olerá a porro, me quedaré a oscuras mientras subo las escaleras porque el temporizador no está regulado pensando en los ritmos de los mayores, habrá una utilización sui géneris de las terracitas de la fachada posterior construídas desde el desierto del franquismo y llevadas a legalidad desde los derechos adquiridos con motivo del tiempo transcurrido desde su construcción, la puerta de la calle será un azar imposible en su cerrado, y las ideas de los jovencitos que viven su mundo con generosa impunidad, serán francas y evidentes. Individualismos, necesidad de autoafirmarse camino de la adultez, la calle llena de bares de oportunistas aprovechando la desaparición del pequeño comercio, y la astucia de los viejos propietarios a los que el afronte de los problemas reales de sus todavía viviendas se la trae al pairo.
Conclusión: el que está de más aquí, soy yo. Estos muchachos que me rodean no pueden pensar que no sea en su mundo y en cómo salir airosos de sus situaciones personales. Nunca les hables demasiado de lo colectivo o de las normas éticas. A estas personas hay que dejarlas estar, hacerse a un lado, evitar en lo posible meterse en charcos de inconsecuencias y hormonas, y mostrarse conservador en extremo.
Sí. Me alegré mucho el otro día. Porque hubo un antes y un después. Es verdad que me duele mi finca y mi barriada porque aquí nací y nunca me he movido de este sitio. Pero ese dolor y esa decepción debe dejar paso a una prioridad mayor. La única realidad es que mi barrio ya no es un lugar apropiado para que siga viviendo la gente carroza como yo.
Y sobre todo, la mágica enseñanza, es intentar asumir que en este lugar puede pasar absolutamente todo lo imaginable y sin una supervisión adulta necesaria que equilibre conductas y posiciones. Aquí no hay nada que hacer.
Lo jodido era cuando yo no podía concebir que mi barriada había cambiado de modo abismal y que todo había pasado a mejor vida. Por eso me siento ahora potentemente alegre y asumido. Porque ahora mi camino sale del esoterismo y se adentra en la lógica situacional y real. En 2016, mi barriada es la que es. La que puede ser y la que no hay más remedio que haya. No puede ser de otra manera.
¡ALBRICIAS!
0:56
jose vicente ortí
Me siento una mota de polvo escribiendo acerca de un titán. Porque seguramente el gran Muhammad Alí fue el mejor deportista de todos los tiempos y el gran king del boxeo.
Un genio dormido por el puto párkinson que le sobrevino seguramente a causa de tantos y tantos impactos en su cabeza. Realmente, el boxeo es peligroso incluso para este dios en vida y en muerte que forma parte de la leyenda de mis mitos e ídolos más evidentes.
Se ha ido un tiempo. Un trozo de tiempo que no puede volver. Pero Cassius Clay, lo vivió todo bien vivido. El "loco" de Louisville marcó una época dorada e imposible de ser borrada por nadie. Me impresionó su vida, de la misma manera que me impacta la ley de vida de su desaparición. ¡Descanse en paz, maestro! ...
Me divertía este mocetón guapo que bailaba con la complacencia del gang Don King mientras se escuchaba la voz de Sinatra y de toda la jet set americana, en el ring del Madison Square Garden de Nueva York. Cita obligada y con etiqueta.
Alí, le dio mucho a América. Fue un maravilloso rebelde que se negó a ir a Vietnam, que defendió a su raza negra en tiempos del Black Power, y que sobre todo, me ganó con su antológica vitalidad.
Bailaba. El gigante dormido, bailaba alrededor de sus maravillosos rivales como Frazier o Foreman. Poseía una agilidad impropia de un peso pesado y una técnica boxística 5 estrellas. Era un fenómeno. Un ciclón. Alguien que nace y que nunca puede tener sucesor. Se fue el "Jeff" de este negocio.
Yo me reía cuando este atractivo mocetón se dirigía a la cámara de la televisión en pleno combate y minusvaloraba en vivo a sus rivales dejándolos en evidencia. Alí era un huracán. Un fantástico y exagerado extravagante que a todos producía admiración. Su ego mediático y pionero le hacía justiciear y fanfarronear exclamando: "¡Soy el mejor! " ...
Era el mejor. Era, muchísimo. Era un niño grande y fantástico, lleno de sueños y de libertad. Fue el inventor de la idea del show en el deporte de masas y de la gran competición. Orgulloso, arrogante, elegante, comediante; terrible cuando lanzaba su jab en forma de picadora avispa letal de necesidad.
Cuando Clay se encerraba en las cuerdas, la gente sentía muchas emociones. Y entre murmullos y clamores y cuando el maestro veía asomo de agotamiento en su fiero rival, salía como una metralleta y empezaba el rápido calvario y final de sus rivales. Y entonces América y el mundo, poníamos la cara de la sonrisa admirada y satisfecha. Había vuelto a ganar, como hizo con Foreman en su último asalto y en su gran hazaña en África.
El gigantesco nivel de este mito de la historia del deporte universal es demasiado pesado para ser transportado en glosa y loa a través de unas escasas y modestas líneas llenas de nostalgia y admiración. Es una bandera del deporte. Un as ahora a media asta.
Alí, a pesar del párkinson, hizo lo que le dio la gana y fue feliz a su modo y manera. My way. Fue singular e irrepetible, y todo el deporte le debe en estos días un silencio y un recuerdo a un ser maravilloso y monumental que acaba de irse.
¡ADIÓS AL MÁS GRANDE!
11:33
jose vicente ortí
No es triste el descubrirse a destiempo. Y no es que yo trate de hacer lectura positiva sobre mi evolución y crecimiento, sino que creo en tal alegría.
Descubrir, lograr abrir los ojos, asumir y entender, avanzar; son verbos y momentos en los que siento una mayor satisfacción que lamentos.
El otro día me puse unos pantalones. No tenía para verano, y aproveché la oferta de una gran superficie comercial para comprarme dos. Y al poco de usarlos, me percaté de algo nimio y a la vez significativamente importante. En la parte baja de uno de los pantalones habían unas manchas pequeñas, a pesar de que estaban recién lavados, recién estrenados, recién nuevos, y recién usados.
Hace años vi lo mismo en otros pantalones. Me molestó lo que vi, pero aunque me extrañaron tales manchitas, no reaccioné y pensé desde mi dejadez, que pues mala suerte y ya está ...
Aquello que vi hace años y a lo que concedí excasa importancia, también eran estas mismas manchitas de lejía. Exactamente, las había generado yo por lo mismo. Pero esta vez, afortunadamente, ha sido diferente. Me he preocupado y he visto las consecuencias de no afrontar las responsabilidades. Las manchas de lejía son muy jodidas para la ropa. Si te llegan, raramente las podrás eliminar. Había que hacer otras cosas para que esto no sucediera.
¿Cómo fue posible que no tomara precauciones ante el riesgo de echar a perder mi ropa? ¡No pienso rebanarme los sesos en averigüarlo! Sería como darle vueltas a una noria sudando inane. Lo único importante es abrir los ojos y asumir la claridad de las responsabilidades. Y todo eso se llama, aprender y dejar atrás los momentos de precaria salud. Estar ahora más fortalecido que nunca.
Nunca más me pondré a fregar la casa sin ponerme antes otra ropa distinta a la de vestir. Y si lo hago, allá que deberé ir otra vez a gastarme el dinero que no tengo en nueva ropa despilfarrando mi sentido común.
Sí. Ya sé que ésto de la lejía y de las manchitas en las pantalones es una cosa absolutamente menor. Soy consciente. Pero es una particular alegría, porque en el fondo hay mucho más que el mero ensuciarme irresponsablemente desde agentes externos.
Sí. Hay mucho más. Lo de la lejía es un éxito porque antes no lo era. Pringado del decolorante corrosivo, lo aceptaba con una bola resignación sin más.
Las cosas verdaderamente importantes llegan a mi vida. He asumido paulatinamente que hay que cuidarse y fijarse más, y que el dinero cuesta mucho de tener, y he de apretarme más el cinturón de mi responsabilidad, y que mi inteligencia ha vuelto a salir silvestre y rutilantemente razonable.
Y miro con nostálgica ternura a aquel niño grande y miope que caminaba sin un rumbo hacia fantasías imposibles. Ahora es tiempo paulatino y de pies en el suelo, de realidad y de seguir creciendo y porfiando. Mi cabezonería ha logrado un nuevo éxito en mi crecer.
Pero, soy ambicioso. No me conformo con esto. Tras salir de la cueva de mi ceguera, iré haciendo expediciones por la vida con el único fin de mejorármela y de perfeccionarla. Porque aquí hay que sobrevivir y administrar mejor, y ser optimista y seguir caminando constante e imparablemente.
Las metas,-aunque estén más cercanas-, son el día a día. Lo cotidiano. La vida será mi laboratorio de ensayos y mi sendero de crecer. Y habrán más manchas de lejía y de muchas más cosas. Pero también brillos y satisfacciones.
-DE TODO-