viernes, 17 de abril de 2020

- A VECES PASA ESTO -




Ahora es el mejor de los momentos. Cuando ese canalla duerme. Ni siquiera se mueve. Está relajado y desnudo. Dice que tiene calor y que por eso está así. Pero es una pose. Todo en él es una demostración de impunidad, hegemonía y poderío.
Fue astuto este cerdo. Nunca me explicaré por qué vivíamos juntos. Y me siento la mujer más burra y estúpida del mundo. Culpable a tope. Con la cantidad de hombres que hay, tuve que enamorarme de este tío. La cagué bien ...
Fue un chico maravilloso y deslumbrante para mis ojos. Fue distinto. Me embobaba. Recuerdo con especial cabreo cuando empezó a cortejarme. Era divertido, gracioso, ocurrente, alto y distinto. Logró romper mi indiferencia una noche al salir de la disco, allá sobre las cinco de la madrugada. Bailaba como nadie, a su ritmo, pero eléctrico y con un atractivo imparable.
Séis semanas después nos casamos por el juzgado. Era celoso. Digo era, porque ahora ya casi no es juzgable. Ahora es todo oscuro como el diablo. Y debí haberme comunicado mucho más con él. En la cama era muy bueno. El mejor amante que jamás he conocido. Me anuló de amor. Hasta que un día llegó a casa con el rostro torcido. Decía que no había tenido una buena jornada laboral y que no hiciera caso a su expresión. Hasta que descubrí que me ponía la infidelidad y los cuernos con una mujer que resultó ser su jefa. Y que por cierto, un día le echó a la calle. Y tengo que intuír el porqué.
Sí. Está durmiendo la siesta junto a mí en confinamiento. Me lo tiene prohibido todo. Me maltrató física y psicológicamente. Antes, mucho antes de la pandemia, y ahora.
El hijoputa ríe a carcajadas. Me tiene presa y juega conmigo. Me lo tiene prohibido todo. Yo no dispongo de libertad en este piso interior sin balcón. Soy su esclava. Por eso me cago en mí misma cuando pienso que hubo un tiempo que lo hubiera dado todo por él. Os juro que el virus me importa un carajo al lado de lo que puede pasarle a mi vida.
Él, me ha marcado sus condiciones. Me ha dado una prórroga para que yo conserve la vida. Y sin ninguna garantía de futuro. Me suelta a toda hora que la fecha de mi muerte la marcará el Gobierno. Y que ese día de salir, yo no lo lograré que no sea con los pies por delante.
Yo no sé cómo puedo aguantarle este calvario. Sus órdenes son tajantes hacia mi esclavitud. No se habla alto. Totalmente prohibido. Yo le haré la comida y todo lo de la casa. Tiene en su su poder un puño americano de esos desde el que me golpea como un sádico sobre todo mi cuerpo. Y le ha puesto una cosa que aparentemente amortigua para que no me salgan los moratones propios de las palizas que me da.
Me viola constantemente. Soy su juguete sexual cuando le llegan los calentones. Me hace daño en las penetraciones y aposta. No es que no sea delicado, es que desea hacerme el daño mientras él se lo pasa bien.
Mi teléfono y ordenador los tiene completamente controlados. Y las estrategias, bien blindadas. Me hace ir a comprar siempre con él, y tiene varios cuchillos enormes. Me dice que si intento algo en la calle, ¡se acabó! ...
Lo hace porque no se fía, y teme que aunque cierre él la puerta al salir con la llave y quedarme yo encerrada, pueda llamar a la policía o a alguien que me auxilie. Y también me dice, que si mientras él compra y golpeo la puerta o grito socorro, él al volver mirará una cámara que ha instalado u observará si hay movimiento exterior, y entonces se irá a una segunda casa que tiene cerca de aquí. Que, si llamo a la policía, dice con ojos de loco, que eso sí es mi definitiva sentencia de muerte.
Se pasa mal cuando mi familia me llama para ver cómo estoy de la pandemia, y a todos he de decirles que bien. Él, anda pertrechado con un enorme cuchillo que no captan las cámaras. Y no quiero morir. ¡No! ¡No quiero morir! ...
He pensado matarlo yo . Por ejemplo, ahora cuando duerme. Pero no tengo claro que sea una cosa como legítima defensa. Si le hiero de muerte, la mala seré yo. Iré a la cárcel y ...
Se acaba de despertar, me mira, me llama puta, y me pregunta que en qué pienso. Y me dice que esté muy atenta a la próxima rueda de prensa del Gobierno. Porque ahí puede estar mi fecha final. Mi sentencia definitiva. Pero, a veces, pienso que me defenderé. No siempre, pero lo pienso.
-Y QUE EL QUE MORIRÁ SERÁ ÉL ... -

0 comentarios:

Publicar un comentario