viernes, 27 de marzo de 2020

- FERNANDO SIMÓN, EL MÉDICO DEL CORONAVIRUS. -




Se le nota la vocación en el porte y en la actitud. Fernando Simón. El gran jefe médico y epidemiólogo de todos los españoles.
Zaragozano. Profundamente científico. Es evidente que los epidemiólogos como él, parecen vacunados y de antemano contra el miedo. Son aventureros del riesgo. Y conciben la inestabilidad vírica, como algo absolutamente asumible. Vivir también convoca a estas cosas.
Fernando Simón parece un tipo humilde y tranquilo. No da imagen de duro o de jefazo, pero esta sensación es bien engañosa. Porque en situaciones de desmadre y de pánico, el tipo sereno es más que admirado. Aunque se le llame loco temerario por su actitud valiente, en el fondo todo es envidia admirativa.
Simón se doctoró en sus himalayas internacionales, y decidió buscar la aventura de lo inesperado. Estuvo actuando de director en hospitales de Mozambique y Burundi. Fijaos. Irse a África que es uno de los Continentes más abandonados por la medicina, y emprender liderazgos y responsabilidades directoriales en una tierra castigada por el hambre y por la general indiferencia de todos.
Su figura,  es la antítesis de lo mediático. Lleva un cabello ensortijado y demasiado largo con abundantes patillas, y su mirada es humilde, cautelosa, y tiene un aire como de mendigo triste o abandonado a su suerte. Fernando Simón engaña mucho con su visión inicial. Tiene una voz baja y suave, siempre serena, casi quebradiza, sedante y rigurosa.
Simón no está ahora en África, aunque seguro que volverá porque necesita explorar y saciar su sed potente de conocimientos. Sabe que está en Europa, en el medio del neoliberalismo como Sistema Económico, y decide asumirlo, al igual que asume el rigor de la velocidad de transmisión de este COVID-19. Que en el fondo, le apasiona porque le permite experimentar con nuevos agentes patógenos. A Fernando Simón le reta lo desconocido.
Lo conocido, le atrae mucho menos. Sabe que tenemos un gran equipo de rugby sanitario y con una técnica y un afán admirables, pero que cuando llegan los neozelandeses "All Blacks" en forma de virus de velocidad de cuadra de Usain Bolt o Carl Lewis, hay que volver siempre a la humildad de las realidades y al imperio de la Ciencia.
Y simón no se anda con zarandajas, ni se mete en líos políticos, y huye con astucia de las preguntas miedosas o de las que no son de su competencia. Es como si nos dijera: -"Venid a África y veréis. Allí siempre es peor ..."
Tenemos en España a un tipo eminente y necesario. Un hombre extremadamente válido y sabio. Porque Simón es profundamente realista, y estos temas de los virus son su vida, como ya demostró con el ébola y el virus SARS.
Hay quienes cargan contra él desde diferentes flancos. Y algún colega le pide hasta la dimisión y todo. No. Simón lo hace bien, porque hacerlo mal no es cosa de un científico sino de un mero emocional. Fernando Simón nunca entra en pánico, y si se pone a toser se va a su casa y se toma algo, y tras comprobar que no es nada, vuelve a ser el gran portavoz de la salud pandémica en España, en estos durísimos días del gran miedo a contagiarse y a morir.
Fernando Simón, sabe lo que es nuestra mentalidad. Nos conoce bien. Y eso que parece tímido y apocado. Solo es una primera impresión. El doctor es un lujo para mi país y para el mundo. Ahora ya se atreve a hablarnos del pico de una curva esperanzadora. Y, sobre todo, nunca espera milagros sino pisar tierra firme y real. Caminar por el sendero del riesgo, no lo hacen todos. Por eso es un necesario valiente. Y no es que no le preocupe la muerte, sino que sabe que para vivir más y más tranquilo debe convivir con virus aunque no sean precisamente amigos, sino canallas letales y juguetonamente contagiosos.
Yo, le he cogido simpatía al doctor Simón. Puede ser el personaje del año en España. Y como no tiene cara de éxito, no lo será. Y entonces otros se llevarán oportunistas sus grandes trofeos de sabiduría. Pero Simón lo sabe. Sabe perfectamente el terreno psicológico que pisa. Y cree en lo obvio, en lo verídico y en lo experienciado.
-Y AMA LA CURIOSIDAD-

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