Akame miró a Xiong. Y se enamoró de su pretendiente la joven campesina. China todavía era el gran gigante dormido, pero entre sus súbditos nunca se fue el deseo de volar y de hacer proyectos y empresas.
Y Xiong convenció a Akame para salir de China y venirse a España. Y tuvieron un hijo varón. Anduvo Akame al servicio de su amado Xiong entre otras culturas y caras occidentales.
Mas un día, Akame comenzó a sufrir malos tratos. Calló y fue sumisa, pero en una de las cotidianas palizas que le propinaba el beodo y mujeriego Xiong, su hijo lo pudo contemplar todo. Y también obtuvo la loca ira del terrible Xiong.
¿El amor roto? ¡Todo roto! A Akame levantó su cara del suelo y aconsejada, decidió denunciar a Xiong. El matrimonio solo regentaba un bar, tras muchos proyectos que acabaron en nada. La Justicia dictaminó la expulsión de Xiong, y su hijo se fue para siempre.
España. Flamenco y taconeo. Valencia y el barrio cañí de Ruzafa. Akame miró al camarero gallego Seoane y lloró a mares. No quería volver a China. Akame es mujer libre y fondista, humana, vulnerable y profundamente alegre y especial.
Seoane no podía ser únicamente un camarero. Seoane tenía iniciativa y también sabía amar. Akame y el gallego hablaron durante muchas horas. Él no paraba de sedarle el dolor, y Akame le miraba ya entre divertida y confiada.
Alguien, a deshoras, llamaba al bar. Y preguntaba a Akame si tenían patatas bravas. Seoane, desde el fondo del establecimiento, le hacía a su cielo un gesto afirmativo. Pero las bravas no estaban cocinadas.
- "¡Oh, sí! Ahora le traigo las patatas bravas ..."
El cliente, un tanto molesto, veía cómo pasaban los minutos y no llegaba el producto solicitado. Y con evidente retraso, se hicieron visibles las demandadas patatas.
- "¡Por fin! Dígame la verdad, señora. ¿Tenía usted las patatas bravas hechas? ..."
- "Es posible que no, je,je,je, señor. Pero ahora,¡se las va a poder comer usted recién hechas! ¿Qué le parece? ..."
El cliente, sonrió y partió. Akame volvió junto a Seoane y le riñó. Las cosas no se hacen nunca así. Pero el gallego, su gallego Seoane, tenía una mirada masculina impecable y siempre animosa y positiva. Contagiosa y vital, como la de ella misma.
China y Galicia acabaron siendo un compartido misterio de amor. Y finalmente, Akame apostó plenamente por Seoane. Un beso detrás de otro lo selló todo. Y Seoane le enseñó a Akame su Galicia mágica, y desde entonces y en cuanto pueden, viajan de contínuo a mil sitios.
Akame es laboriosidad lógica y curiosidad. No cree en razas ni trabas, y siempre ríe y se gana el afecto y el buen rollo de los clientes del bar, el cual tiene nombre de bombón de chocolate. Porque Akame siempre pensó que en la vida abierta todo ha de ser dulce y delicioso.
Su bar es actual, de toda comida variada, moderno y atractivo. El alma de Akame está cosido al de Seoane. Y solo llora al pensar en las posibles represalias de su decepcionado y lejano Xiong, y sobre todo al evocar en herida la ausencia de su hijo que tomó otros rumbos.
Pero Seoane le abre las puertas del coche, y la hace soñar y le agita las alas vigorosas. La vida corre imparable, y Akame no piensa nunca en vejeces ni en decrepitudes. Está guapa y vital como de chica joven, y sabe que el tiempo está para ser aprovechado. Y profundamente dueña de su amor compartido.
Akame une en amor a España y a China, a Oriente y Occidente, a todos los puntos cardinales de la geografía de la vida. Y a lo largo y ancho del bar y constantemente, se oye la risa divertida e inteligente de Akame. Y la vida también la ríe y la sonríe. Los malos tratos quedaron atrás y aquello no fue justo. Y el barrio de Ruzafa es paz y vida mercader; idilio de acción y de toda la aventura vital.
-BASADO EN HECHOS REALES-
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