Democracia. 2018. Atemporal. Atado y bien atado. Franco. Nacido en el coruñés El Ferrol. Bajito, militar, voz atiplada, potente, especial ... El dios Franco dio un Golpe de Estado sobre la Democracia y llenó de guerra y muerte mi país, privándole de toda libertad.
Sí. Franco sigue siendo dios en España. La prueba es el pollo que se monta cuando se le intenta bajar del olimpo y depositarlo sobre el nuevo Poder que debe ser la nueva realidad democrática.
Nunca es fácil acabar con la verdad de los dioses. Franco murió físicamente en su cama, pero al no corregirse sus mentiras, logró sucesores que le alaban y defienden incluso hasta nuestros días. El franquismo sociológico.
Y eso pasa porque nuestra Democracia sigue acojonada y enmarañada de leyes que benefician a Franco. El Valle de los Caídos es una enorme asignatura pendiente. Nadie ha tenido desde el advenimiento de la reciente democracia, el coraje de tomar el toro por los cuernos y llevarle a su justo lugar. Ni Suárez, ni Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni Aznar, ni Zapatero, ni Rajoy ...
Franco no ha muerto. Aunque se diga que sí. Hay gente, mucha gente, equis gente en mi país, España, a la que le molesta profundamente que remuevan de su Star Power a Franco y le resitúen en un lugar razonable y democrático.
Franco, insisto, es mucho más que un líder y una referencia. Los Presidentes de la Democracia no son apenas nada para muchos de mis compatriotas. Como la Democracia. Y la Iglesia que alabó al dictador levantándole el brazo y que ahora tiene un regalo llamado Francisco, tampoco ayuda a normalizar y a hacer pedagogía del amor y de la reconciliación entre las heridas entre españoles.
En Alemania y en Italia no hay pollos. Está todo aclarado y asumido. Hitler y Mussolini fueron dos tipos execrables. En España está la tradición que suele marcar un camino de vencedores atemporales y vencidos para siempre.
No ha habido pedagogía y sí un tremendo miedo. En 2018 en España sigue habiendo un miedo atroz a los franquistas solapados de demócratas que hacen piña para defenderle el status. Seguimos viviendo algo parecido a la postguerra.
Franco es la palabra, la imagen , la referencia, el punto sensible, el tocar los huevos, levantar recuerdos; asentarse en la gran decepción que supone para muchos el hecho democrático. En definitiva, que cuando eso se sanee y los muertos de ese sitio humillante sean decentemente enterrados y Franco salga de ahí con Primo de Rivera, nadie pueda pensar que el franquismo haya cesado.
Porque el dios Franco sigue reinando en las mentes y en las conciencias de los poderes fácticos. Franco era fácil y cómodo, no era comunista ni iba a suponer ningún peligro revolucionario. Seguirían mandando los de siempre.
Por eso siempre se ha de ser cauto. Nadie quiere remover nada. Únicamente, que se haga justicia. Que se hagan las cosas bien de una vez. Que la Democracia ocupe el olimpo del asesino dictador. ¿No es mucho pedir? ...
Sí. Costará muchísimo. Costará, porque llevamos una deuda de pedagogía y de valores democráticos en una democracia flaca y casi de papel. El PP y Ciudadanos no se atreven con Franco. Están atrapados por emociones contrarias y antitéticas. Hay muchos atrapes y muchas cronificaciones ante las brutales negligencias cometidas. Solo el futuro acabará con el Dios Franco en España. Todo lo demás actual son gestos necesarios pero no definitivos.
¡SIEMPRE DEMOCRACIA Y LIBERTAD!
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