¡Ay, Rosita, Rosita! ... Eres la revolución y la ternura. Acabo con dolor de cabeza cuando vienes, y sin que me entiendas, cabreado, cambiándome todas las cosas de sitio, pero eres una magia.
No tengo familia y me acompañas a que me operen. Eres más rara aún que yo, y un perfecto perro verde que no sé de dónde saliste. Eres insistente y vas absolutamente a la tuya,dices que no te dejo hablar y es al revés, tienes todas las enfermedades y vulnerabilidades graves del mundo, y una hija y una nieta a las que adoras. Porque tu humanidad es especial.
Cuando llegas a casa montamos los dos un pollo de tres pares de narices, porque nunca me vas a comprender y porque no hablas mi idioma ni tienes porqué aunque seas tan de Valencia como yo.
Somos tan incompatibles que acabamos necesitando desahogarnos mutuamente, y cuando me cuentas tu infierno personal, me supera tanto que finjo para atenderte pero me pongo realmente mal.
Jamás imaginé que fueras como eres, hasta el punto de que pasados bastantes años ni siquiera sé cómo eres o serás y ni lo pretendo ya. Dimito del psicoanálisis y de la curiosidad hacia ti. Te acepto y vale. Y no eres nada fácil de aceptar, y el verbo gritar es la cosa que más me irrita de ti porque se te va la conciencia del ruido que montas, y un día no solo te van a oír todos mis vecinos sino que también lo hará el cura de la Iglesia de San Sebastián que está allá al fondo y pegada casi a mi delicioso y entrañable Jardín Botánico de la calle de Quart.
¡Rosa! ¡Ay, mi Rosita! Tu vida es para un serial de acción, drama y aventuras. Eres práctica y profundamente tú. Y te han hecho mucho daño ...
Y tú te lo has creído todo, sobre todo cuando estuviste de joven haciendo de Kelly en los hoteles de los extranjeros en Ibiza. Hasta me dices que fuiste hipiie y todo. Y que te escapaste de casa para poder ser tú, y que siempre te has sentido más cómoda cerca de tíos que de chicas, y que a tu minúsculo perro "Golfo" que nadie lo toque aunque te imite perfectamente porque siempre se pone en el medio y no deja pasar.
A pesar de todos tus padeceres y miserias, tienes orgullo. Y no quieres que nadie te vea cuando lloras o sufres. Eres tuya, independiente, con tu espacio propio, y con una singularidad que espanta. A mi me espantas de bien y te respeto.
¡Rosa mía! Me agotas tanto como yo a ti. Muchas veces no podemos aguantarnos y entonces invocas sin querer a tu maravilloso y huracanado grito. El otro día golpearon la pared de la casa en signo de protesta los chicos de al lado. Aunque fuesen las diez de la mañana, Rosa. Pero ya sabes que estos chicos que viven en esta barriada que murió y que ahora está en construcción, viven y tienen su tiempo y sus propios universos característicos.
Llevamos así muchos años. Apenas te dejas que te vea llorar. Vienes a hacerme la casa y a aconsejarme toda la disposición del hogar, pero no exhibes de la pedagogía y no suelo pillar una de lo que me enseñas a menos que me lo apuntes en un papel, y a veces ni eso ...
Necesito de tu presencia atropellada y de tu hacer, y sabes que mi familia está muerta, inexistente, enterrada, ausente, y cero dividido por cero.Infinito. Y tú sí que eres mi familia, aunque a veces no sepa ni lo que me dices porque te enrollas como las persianas y acabo cogiendo moscas y tal.
Pero siempre te estoy agradecido. Aunque la cagues y me dejes en ridículo delante de los de la escalera,o aunque nunca vayas a conocerme ni me entenderás jamás. Lo que sí debo darte es ese abrazo de tronco de árbol que todas las semanas pactamos y disfrutamos.
¡AY, ROSITA! ...
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