lunes, 2 de septiembre de 2019

- NEYMAR ... -




Menudo verano que nos ha dado. ¡Que vuelve Neymar! ¡Que por fin no viene Neymar! ¡Minuto y resultado! Un culebrón extraño y agridulce. El Barça y sus fichajes. Lo mismo que Zidane con Pogba. O, peor ...
Ha durado meses el folletín Neymar. Tanta no información, tanto deseo, hartazgo ya de una puta vez de tertulianos radiofónicos y televisivos. La perfecta historia mediática que no acaba bien para nadie. Que si a Ney también lo quiere el Madrid, y la Juve, y nuevamente el Barça. Que si viajes en cumbre de poder money, para llegar a acuerdos dinéricos con el jeque jefe del París Saint Germain.
Dinero, dólares, siempre money, jugadores por en medio, rumore rumore ... El veranito ha sido el serial deportivo Neymar Tv. Brutal, incesante, mistérico, hipócrita, desordenado de niños, odios, reacciones adversas, muchas contraindicaciones y toda la nada. Ha tenido el aire de desencuentro que se tienen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. No ha habido pacto, no se ha concretado nada, es demasiado dinero, Rakitic no quiere ni debe salir del Camp Nou, Dembelé tiene carencia de hervores pero apunta a gran jugador si se le vigila bien, y el entrenador Valverde haciéndose el longuis como todos todo el tiempo para quedar bien. Porque el fútbol es una religión de dinero con un seguimiento bestial, y entonces siempre verbalmente ha de quedarse lo mejor posible.
¿Quién es Neymar? Bueno. Ya lo sabéis. Un genial jugador brasileño capaz de hacer las virguerías más creativas e imposibles, un eterno menino con grandes carencias afectivas y un papá patrón. Y unas malas compañías de gente menor, que recuerdan a los tipos frikies que siempre iban y vitoreaban al dios Maradona.
¡El vilo dinero! Una máquina de ilusiones y de menoridades éticas asimismo. Neymar llegó desde el desparpajo de Brazil, desembarcó en el F.C. Barcelona y poco a poco mandó las timideces a la basura. Tomó el balón y empezó a hacer de las suyas junto a Leo y a Luís Suárez. Y fue campeón de Liga, de la Champions, y de todo. Pero Ney nunca olvida que es brasileño mediático musical del espectáculo de las vanidades. Quiere o parece preferir prolongar las heterodoxias que hace en el césped, a la vida pública y privada. Se necesita hablar de las chiquilladas y de los líos paradeportivos de Neymar. Parece que, sin ellos, el fútbol hubiese de estar triste y ocioso.
¡No es así! Parece que el novelón Neymar ha terminado. ¡Ya era hora! Y comenzó la Liga y ya no habrá Ney en suelo patrio, y Pogba también lo llevará crudo para venirse con Zidane. Lo del Real, otro culebrón ...
Yo, en el fondo, comprendo a Neymar. También fui niño, y adolescente, y quería triunfar en todo, tener pasta por un tubo y estar rodeado por las chavalazas más espectaculares.
Y Ney tiene lo que yo nunca tuve. Que sabe jugar al fútbol de cine, y que tiene todo el dinero que quiere. Pero no es formal. ¡No es profesional! ...
Aún le quedan muchas cosas por concretar, y va y se aburre y se va por ahí de aventuras. Dejó colgados a todos en el Barça, y le dio por irse al menor fútbol francés. Porque le dio por ahí. Porque se aburre y parece necesitar llenar su vida insaciable con nuevas cosas.
Lo cosen a patadas, no gusta que sea teatrero y se tire tanto, y encima le afectaron el dedito de afuera del pie que es muy delicado. Ni siquiera sabemos cómo está físicamente porque solo nos acordamos de sus alardes geniales y porque a todos nos da por no ser consecuentes. Aquí la única panacea universal y el único bálsamo de fierabrás se llama y es Leo Messi. Así como Cristiano es el rey del gol y el jefe del equipo vaya a la Liga que vaya.
Neymar tiene cara de niño grande, travieso y aburrido. La idea de la profesionalidad y de la sensatez le pilla lejos. Bien lejos. Es una pena, tratándose del mejor jugador de Brazil. Pero los genios se mueven por pulsiones diferentes. No hay más que ver y escuchar a Diego Maradona para entender esa distancia.
-EN EL FONDO, CHIQUILLADAS.-

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