lunes, 26 de agosto de 2019

- CINE= "MANCHESTER FRENTE AL MAR". -




El barco y la vida. Lo irremediable que va a acabar en el mar. Pero las aguas del río se mueven. Y tienen corriente. Y en esa fuerza vital todo es dinámico, abrupto, feliz, dramático, extraordinario, y diez mil apelativos más.
El protagonista de la película,-que interpreta Casey Affleck-, es bruto, manitas, vulnerable, atormentado, límite, familiar, protector, duro y generoso.
El guión sensacional de Kenneth Lonergan,-que también es el director-, es exactamente divulgativo de unas circunstancias que han de ser mucho más habituales de lo que se piensa. Y hace que la violencia cohabite con la hipocresía o la moral al uso, pero con la positividad final de la inteligencia irremediable y necesaria.
¿Un bruto asumiendo una dura realidad que abarca a muchos y empezando por sí mismo? Lo que pasa es que a veces no hay tiempo para una reflexión mayor y te devoran las urgencias. Y entonces es preciso tomar decisiones.
La vida es ciertamente sorprendente e inopinada. Supera a lo imaginable, y transcurre a una velocidad de vértigo. Y no hay tiempo para mandangas, y uno se corroe por adentro, pero dos casas más allá hay otro universo y otra realidad de vida.
La violencia nunca encaja con nada. Al protagonista, "Lee Chandler", le puede esa impulsividad. Porque le falta amor y por mil razones sociales y diversas más. Y al principio le gana el furor de ser descarnadamente libre, y es capaz de muchas cosas que están prohibidas y que son tabú.
Pero, de inmediato, suena un teléfono en medio de la carretera más que nevada, fría, y con poca visibilidad, y entonces hay que escuchar al azar negativo, dejar los mocos en el pañuelo y actuar con la inmediata consecuencia.
Algo pasa, y entonces uno se pregunta si va a estar a la altura de las cosas. Un fontanero bruto,¿va a poder poner orden en medio de las situaciones horripilantes? El suicidio parece solución, pero no lo es. "Lee Chandler" se da cuenta de que le necesitan, y su modo cambia y adapta sus cosas.
A su manera. Capaz de no soltar dos frases seguidas, y de proseguir en un silencio que tiene más que ver con el tormento interior que con la duda. "Lee Chandler" no va a cambiar. Pero su violencia será ahora oportunamente de desahogo para afrontar sus posteriores eventos.
"Patrick", el sobrino del protagonista,- interpretado soberbiamente por Lucas Hedges-, es un muchacho violento y herido como su tío "Lee". Tienen en común bastantes cosas que quizás ninguno de los dos saben. Actúan como adolescentes vividores y presurosos, y a la vez profunda y precozmente listos. Y aparece la buena sintonía dentro de aquella desestructura familiar de menoridad e infierno.
Antológico y dificilísimo meter el humor natural en medio de hechos de espanto sin que el relato se desquebraje en absoluto. Al revés. El relato es una vida que es paradoja y sorpresa. Y te puedes descojonar y tener la más imprevista ocurrencia dentro de la más blindada solemnidad, convención o acto pactado. Y eso convierte a este film en tremendamente tierno y humano a pesar de las grandes borrascas exteriores e interiores.
Todo lo que pasa, puede pasar. Porque a veces las cosas se ponen crudas para uno mismo y para quienes le rodean. Mas es igual. Detrás de los cortes con sangre, de las hostias, y los incendios, en medio del gran horizonte, puede ser posible sin duda que aparezca un barco entrañable que cruce con decisión las impepinables aguas del mar de la libertad del vuelo y también de lo irremediable.
¿VEMOS LA PELI OTRA VEZ?

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