domingo, 4 de agosto de 2019

- CINE ETERNO= "DOCE HOMBRES SIN PIEDAD". -




De cuando los films son referencias imprescindibles. Muchísimos años después de su estreno,-en 1957-, sigue teniendo la fuerza de una actual película de estreno.
"Doce hombres sin piedad", parece teatro porque puede rodarse en un espacio físico reducido. Es una reflexión. Un maravilloso alegato favorable al rigor y contra la pena de muerte en los Estados Unidos. Su director es Sidney Lumet. Pero siempre recordamos a Henry Fonda en el papel del miembro del Jurado, que al final logra que el veredicto final se decante unánimemente hacia la inocencia de un joven de color al que acusan de asesinato.
La vi el otro día en la tele, y podéis verla porque nunca le pueden salir canas a un acto profundamente humanista. Te engancha, y no logras levantarte de tu sillón o sofá. Tiene la profunda y potente sensibilidad atractiva de un imán.
El personaje maravillosamente interpretado por Fonda, es previsible en tanto que se puede deducir independientemente de su maravillosa interpretación, que su discurso va a ser favorable a la inocencia desde el minuto 1 de su intervención en el film.
Ahora destaco algunos comportamientos de otros personajes del Jurado. Un hombre mayor, valora el esfuerzo del protagonista Fonda. Es su rebeldía y su convicción. Es como si ya mayor, quisiera remover su mundo ya veterano, y que tales convicciones le llevaran a la simpatía y a la sintonía. ¿Por qué no, si se dan ideas y datos, contundencia y argumentación? ...
No es ni será fácil llegar al beneficio de la duda. Y ahí se percibe a la sociedad americana, su diversidad y su tradición. Cuando el hombre más veterano emite su voto de no culpabilidad, algunos le miran extrañamente. Y en esa extrañeza vuelven a mostrarse los recelos y las alineaciones.
Hace mucho calor y extrema humedad en una Sala, en donde se decidirá si un hombre perderá o no la vida. Llueve, tormentea, y todo se vuelve irrespirable, inmediato y extremo. La tensión situacional y climática, ha sido lograda.
Me detengo en dos personajes miembros del Jurado, que acabarán siendo los más reacios a creer al personaje de Henry Fonda. En uno se ve el potente racismo que le lleva al odio en su argumento de visceralidad. Cree profundamente que el negro acusado es un asesino, y que siempre lo será, y que contra todo eso ha de haber mano dura y menos discurso. Ante la letal insistencia ganadora del personaje del protagonista Fonda, este hombre pierde absolutamente todos los papeles porque está cegado por su impulsividad y sus prejuicios. Y con su tremendo orgullo de fachada y con su discurso finiquitado, el racista y tradicional, acaba desmoronado y descompuesto entre gritos, amenazas, reproches y desesperaciones propias.
Al final, el personaje del voto favorable acaba ayudándole a ponerse la chaqueta al terminar todo, y este no puede hacer otra cosa que aceptar su noble y caballerosa ayuda.
El segundo personaje me da casi más terror que el racista. Porque lo único que le interesa es que no se alargue demasiado la cosa para poder ver a su equipo preferido de béisbol. Y como ve que la cosa se alarga demasiado, cambia su voto al de no culpable. Le importa todo un pito. Y se va tan tranquilo a ver el choque deportivo.
Esa indeferencia es demoledora, porque no entra nunca a ninguna propuesta ni a ningún límite. Esa insensibilidad para con los otros es demasiado grave. Es la individualidad y la nula importancia o presencia de los demás en su mundo.Decepcionante y fatal actitud. Quizás el racista pueda cambiar aspectos en su vida, pero el alienado y fanático del béisbol no lo va a conseguir. Solo le importa su yo inmediato y su no implicación en nada.
¡COLOSAL FILM!

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