domingo, 28 de octubre de 2018

- UN PLETÓRICO SUÁREZ ROMPE A UN MADRID MENOR: ¡5-1! -




Cuando hay tanta diferencia entre estos dos equipos,-banderas del fútbol nacional y mundial-, es que algo profundo le sucede en este caso al Real Madrid. No es normal. Y descubrimos en el Camp Nou que no solo pasa que Cristiano Ronaldo ya no está. Lo del Madrid es mucho más que éso. Es, general. De todo el equipo. Un equipo sin ideas, y que solo vive de la jugadas sueltas y de pegada de calidad. Hoy por hoy, se antoja absolutamente insuficiente para su prestigiosa talla. Lo peor del Real no fue perder en Barcelona, sino de su modo lastimero y plano de estar en el campo.
El Barça, -que trata igualmente de olvidarse de Xavi o Iniesta-, tiene más talento en el centro del campo, y sobre todo, un ensamblaje claro que le hace tener positivo lo que inventa más allá de sus genialidades.
La paliza del Barcelona al Madrid se ha debido a varios factores. Y uno de ellos ha sido la defensa que nunca ofrece seguridad. Y un centro del campo fallón y anárquico; inconsistente. Es como un equipo mal entrenado, sonado, o profundamente desconcertado o deprimido.
Se temían los dos colosos a pesar de o quizás, porque Messi está lesionado y Cristiano en la Juve. Los dos grandes pesos pesados del gol, en ausencia en el Clásico de la ida. Y los primeros minutos fueron de acojono y de no perder el balón, hasta que Coutinho con su gol cambió las cosas y hasta que la lotería del VAR concedió un penalty al uruguayo Luís Suárez, y este no perdonó desde el punto fatídico. La holgura a goles dio serenidad a los azulgrana, y el Madrid mostró desnudo sus enormes carencias actuales. Una verdadera calamidad ...
Solo tras el descanso los madrileños sacaron el orgullo y con el gol de Marcelo lo intentaron con casta. ¡Todo un espejismo! Solo con rabia no se puede ganar nada.
Y de repente, Suárez alcanzó un balón colgado en el área de la madrileña defensa calamitosa que fue un coladero, giró el cuello de modo soberbio, y marcó un golazo de pañuelo: 3-1 y toda la paz.
Ahí empezó el final definitivo de un Madrid que nunca existió, y la apoteosis de efectividad azulgrana y exultante, que jugó a placer y demasiado extrañamente fácil de romper a golpes de gol. Se llevó una manita y pudieron ser más.
El Barça y sin Messi tiene buenas noticias. Ese chico brasileño que se llama Arthur es una excelente buena sorpresa, y lo de Suárez es admirable. El uruguayo ya está de nuevo ahí. Entre los mejores delanteros del planeta. Sin complejos, rapidísimo, con más goles aún al Real, asistiendo, percutiendo, rutilante, incansable y admirable. Atrevido y soberbio. Imprescindible arriba. Un tipo con una raza y un tesón que sorprende. Todo un crack que nunca se esconde. Del uruguayo nunca hay que fiarse aunque puedan haber rumores de sus rachas negativas o de su imprecisión. Cuando peor le van los vientos, más se agiganta.
Pero la novedad en la nueva noticia azulgrana está en su ensamblaje y en su salud. Va ganando en seguridad y avanza con decisión camino de sus objetivos. Ha podido permitirse no depender del dios Messi para seguir presentando un excelente conjunto. Espléndida la velocidad de Jordi Alba.
Ha sido un Clásico desquilibrado. Un Madrid extraño, irreconocible, sin entrenador, con jugadores con pocas ideas y gesto tosco, decepcionante y hasta físicamente insuficientemente preparado. A estos chicos les hace falta más frescura y mejor dirección. Van a tirar a Lopetegui. Pronto lo van a hacer porque el ridi de hoy es su guillotina definitiva.
El Madrid precisa muchas cosas nuevas. A Lopetegui no le ha bastado su talante, porque el prestigio lo da el resultado y el juego. Mientras, el Barça sonríe desde lo más alto de la tabla, dando la sensación de que tiene más banquillo que otros años y que conserva su pegada. Toda una garantía de que los azulgranas van en serio a por todas las competiciones.
Y aunque su juego no puede aún enamorar, se ven cosas progresivamente positivas más allá de la persistencia potente de sus ases habituales. El Barça aparece como menos afectado por sus cambios y que va en la buena dirección.
-AL IGUAL QUE SU ENTRENADOR-

0 comentarios:

Publicar un comentario