lunes, 16 de julio de 2018

- LA ESTRATEGIA DE DESCHAMPS LE DA A FRANCIA SU SEGUNDA COPA DEL MUNDO -



Sin enamorar. Porque solo enamora la gran proeza final del disfrute del enorme éxito. Ganar la Copa del Mundo es admirable y solo merece loas. Y algunas sugerencias en forma de opinión.
Croacia era la chica guapa de la gran fiesta del fútbol que tiene lugar cada cuatro años. La invitada simpática. Su juego alegre hace que sigamos pensando en que este deporte tiene atracción y sexy. Creatividad.
Francia, sabía bien lo que hacía. Nunca iba a arriesgar. Porque su entrenador  Didier Deschamps no cree en las aventuras ni en los romanticismos. No juega a azares o bonolottos sino a lo que cree tener. Pragmático y hasta amarrategui, inteligente, vivido, astuto y consecuente. Si no tiene jugadores para la filigrana, entonces rompes el guión y cambias todos los planes. Discutible, pero más que posible ... De hecho, le ha salido al entrenador el summo éxito.
Solidez, músculo de sobra, goles y serenidad. A Deschamps no le deslumbra nadie. Efectividad y posicionamiento. Descendientes de las colonias vienen Kanté, Pogba, Matuidi, y toda una legión de mosqueteros de la brega y de la contundencia. Verdaderos atletas fondistas y convencidos de y en sus posibilidades.
Ocasión que tienes, ocasión que enchufas. Francia ganó la final, 4-2, sin alardes pero sin tapujos y con claridad. Croacia lo intentó siempre todo y con color y talento. Con imaginación y ataque. Con el fútbol que me gusta a mí, y del que soy devoto desde que vi de niño en el 70 a Pelé, Gerson o Rivelino. Otros tiempos.
La generación de Modric, Rakitic, Perisic, o Mandzukic, es formidable. Croacia,-incluso sin portero-, ha sido un más que dignísimo finalista, y el Mundial de Rusia será recordado aparte de por las debacles de todos los grandes, por su final entretenida y con su V.A.R. discutible de los tiempos modernos y digitales.
El partido lo fijaron las posiciones y los talentos individuales. Ganó la escuadra más junta y más convencida. Triunfó el pragmatismo sobre el romanticismo y eso nunca es bueno. Triunfó Deschamps. Pero que la France mereció con creces la visctoria, nadie en su sana sesera lo dudará.
Mbappé debe seguir creciendo aunque huela a Pelé. No ha jugado donde sabe y le dejan, y aún así ha mostrado detalles de un futuro primoroso. Y Antoine Griezman,-el cuco-, ha sido la prolongación en el campo del míster Deschamps. Ha hecho poca brillantez pero toda la efectividad. Otro lujo para los "blues".
Se ha impuesto la lógica cuando los distancias se acortan. Es julio y hace un insoportable calor. Los grandes aspirantes,-incluído el nuevo as Neymar-, estaban fundidos porque el money de las competiciones interminables de sus clubs no les deja descansar y relajarse.
Alemania no encontró nuevos talentos, Brazil fue demasiado prepotente y vulgar, y Argentina una tristísima caricatura aún con el dios Messi. España, con toda la tormenta entre Rubiales y Lopetegui, se encontró con un De Egea inexistente y torpón que terminó por ajar muy pronto las ilusiones.
Son cambios generacionales. Hay cuatro años más para todos, y dos para los del próximo Europeo. Hay tiempo para apostar por relevos y sucesiones necesarias.
Rusia nos deja la alegría de Croacia, la solidez y el nuevo reinado de Francia, el buen juego de Bélgica y ese gran portero que es Courtois.
De Zidane a Mbappé. Son ciclos. Francia ha ganado con toda justicia y sin nada que objetarles sobre sus méritos. El fútbol sigue vivo. Lo ven en todo el mundo millones y millones de aficionados de todos los Continentes. Y cada cuatro años, se llena de oropel y de poderío. El Mundial de Rusia ha terminado.
¡VIVA EL MUNDIAL!

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