Barbudo y especial, distinto, único, que me perdone Maradona pero Leo me sobrepasa, me maravilla, me gana, me enamora, se me va por la derecha, por la izquierda, por el centro, por donde le da la gana, por donde les supera a todos...
Leo Messi es así. Irrepetible. El kíller con más calidad que ha parido la Tierra de este planeta que se llama fútbol. Insisto e insisto más. Es un héroe, un tipo increíble, una mezcla de Magic Jhonson y Michael Jordan por mirar al basket en comparativa.
Lo que quiero decir y digo tras esta nueva gesta y mítica del día de San Jorge y de San Leo Messi en el Bernabéu, es que he tenido la suerte de verle jugar al fútbol. Y que me ha hecho feliz. Y que nos hace felices a aquellos románticos y utópicos que siempre somos escépticos con las tácticas y con las estrategias.
El fútbol se llama Leonel Messi. Vale la pena el fútbol. No me puedo cansar de decir lo que digo y lo que diré de Leo. Si pasó desapercibido en la no remontada contra la Juve, sus razones tendría. Le acepto sus momentos en los que no está y desaparece. Porque en el Bernabéu, casi sin Liga, con un equipo en un declive casi intolerable como es este FC Barcelona, Leo la ha vuelto a liar. Ha salido de la aparente nada en donde a veces reposa el genio, ha tomado la pelota cosida al pie, se ha ido de todos los contrarios que le han salido al paso, pero ha hecho todavía mucho más. Las ha enchufado. Las ha clavado, ha metido dos goles como dos soles, ha girado toda la tortilla, ha hecho trizas todas las maldiciones y todos los pronósticos, se ha repuesto de un manotazo de Marcelo que le ha tenido con sangre taponándose, ha salido de nuevo al primer puesto del frente, y ha rematado con su rifle descomunal, ejecutando al Real Madrid en su colosal feudo del antiguo Chamartín y en el último minuto. ¿Alguien da más?, ¿Maradona?, ¿Cruyff?, ¿quién más? ...
La Liga española 2017 sigue siendo la que era después del partido en cuestión de puntos y de matemáticas, y salvo sorpresa la ganará el Real Madrid. Pero, yéndonos a lo meramente futbolístico, todo esto será menor. El Clásico ha cumplido de nuevo su función pasional. Ha sido una locura de partido en donde las defensas de ambos equipos han claudicado ante los bombarderos atacantes. Hoy, ser portero, ha sido insuficiente. A pesar de los paradones, Su Majestad el gol se ha llevado el gato al agua.
No te olvido, Leo, en este último párrafo de retórica. Y quiero agradecerte lo que haces en el campo,y que me pongas histérico cuando la lias como hoy nuevamente, y siempre seré más que cuidadoso cuando cagues un penalty o yerres un pase o un casigol. Estás redimido, te doy el derecho de pernada, mereces el privilegio que otros nunca tendrán, has enloquecido las plumas y las gargantas de los comentaristas y ha habido un momento en el que el silencio triste y decepcionado del Bernabéu ha estado en un tris de volverse revolucionario y dedicarte esa gran ovación que tú, Leo, mereces más que de sobra. Eres capaz de hacerlo.
Lo que pasa, Leo, es que a ti te da igual. Tú ya has jugado, has metido los goles, has ganado, te has quitado majestuoso la camiseta aunque el discutible árbitro te haya sacado la cartulina, te has duchado, te has relajado, has llegado a tu casa para estar con los tuyos, has sido feliz, el dios, nos has hecho felices, y de nuevo ceden las palabras para tus hazañas y épicas futbolísticas.
El fútbol, sonríe. Y sonríe porque un tipo bajito y con barba nos hace decir una letanía contínua y persistente: "¡este tío es increíble! Increíble, increíble, increíble, y pon quince veces increíble más. Las veces que os dé la gana podrán ser exactamente las justas.
Me gusta el fútbol. Me siguen sorprendiendo las cosas imparables de este chico estelar, de este portento humilde y discreto, de un chaval que solo quiere bajar a un verde césped y hacer sus diabluras ganadoras. De alguien que convierte la poesía en cañonazo, y lo dificilísimo en más que accesible.
¡¡ ES EL NUEVO 10 !!
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