lunes, 17 de abril de 2017

- LA TARDE -



La tarde nueva, viva, expectante, esperanzada, luminosa, relajada y serena. La tarde a disposición del relax y de los pensares, de las emociones suaves y tranquilas, del disfrute del minuto a minuto de la libertad.
La libertad y la tarde plantean una sola cosa que son miríadas de sueños. Sueños reales y osados, sueños natos desde un manantial potente y espontáneo, luminoso y arrebatador.
En esta tarde, cierro los ojos y concentro mi estar hasta que puedo hallar entre los ruídos metálicos de la modernidad a los trinos puros inocentes de los pájaros que viven la vida de la primavera de Abril sin tabúes ni modas. Solo en ciclos de vida hermosa.
Esos trinos detienen la tarde mágica. La contraen y comprimen, le dan la pátina agradable de la intimidad. Y mientras tanto, las hojas de las plantas y de los árboles se hierguen al existir mostrándose a la vida que llega. La tarde pare clorofila de paz.
En esta tarde de la segunda parte del día de mi vida, aparecen miedos y dudas, y fantasías, y estrategias, y temores y placeres, pero en ese amplio abanico de sentires se impone el pensar reposado y la apuesta crecedora que lanza al futuro los frutos del presente.
La tarde mediterránea planea armónica y ágil como las gaviotas sobre la playa de La Malvarrosa en busca de su alimento necesario y rozando las cabezas de los pescadores. La tarde envuelve al viento y lo lleva en el regazo de su protección.
No quiero ni debo irme de esta tarde pura y sugestiva. Me gusta que me lleve la tarde de mí y que me desemboque y meza en donde desee. Porque esa tarde lleva energía limpia, y porque existe un ancho camino con mil ángulos seguros desde los cuales se percibe el mundo y mi mundo.
La tarde es el postre de la mañana, en donde el sol del verano ha dimitido a causa de la estética de la seda y de la suavidad. Y por eso las plantas de mi balcón asoman sus primeras pero decididas flores que ya no habrá nunca nadie que pueda oprimir o detener.
Esta tarde no es más que un deseo posible, que una poesía universal que hay que andar y gozar. La tarde ganadora culmina una meseta de apogeo permanente en donde algunos tempos semejan unos indicadores en forma de flechas que te dicen en dónde está la felicidad y por dónde es mejor llegar a su reino.
La tarde ha sido el regalo escondido pero parido. La promesa cumplida y vigente, la convicción de un tiempo aquietado y delicado. La tarde ha sido coqueta y bella, mujer y esmeralda, medias largas de mujer y carmín pasión que convierte a las jóvenes en princesas evidentes.
La tarde suave también puede ser una leyenda zen. La mirada se ha tornado activa y hasta escrutadora, los silencios han decidido producir bienestar, y el cuerpo cansado ha mutado en músculo emocional de atleta en Apolo.
Cuando llegue la noche, muy lentamente, sin mirar hacia atrás con la prisa, dejando su hueco para que no haya colisión ocupando obediente su oportuno tiempo, agradecerá ese relevo vespertino que anticipó y cultivó un asiento divertido y un alumbrar potente y exhuberante.
La tarde suave de mi mes que es Abril, me sorprende como todos los años y me inspira para meterme en charcos de luz que llevan ases y brillos. Y también estás tú en esa tarde inolvidable, vivida y aprovechada. Y en tus arrugas hermosas de tu tarde, hay una femineidad majestuosa que turba y maravilla, que hace cópula entre el deseo y la admiración, que mirará luego la luna desde atrás, y le dará un beso con lengua saciando toda su pura vida con un fulgor y rayo de toda belleza.
-ESA TARDE, ESTÁ-

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