El fatal desenlace tuvo lugar en el londinense aeropuerto de Heathrow. El citado Jonathan Drews debió esperar más de siete horas una cancelación sucesiva de vuelos, uno tras otro. Pero era un hombre tranquilo,-según amigos, familiares y desolada y reciente viuda-, y encajaba con admirable serenidad todas las adversidades y contratiempos que en esta vida surgen inevitablemente.
Jonathan no tenía ninguna prisa por tomar un avión destino París, en donde le aguardaba su esposa, no era requerido por la presión de su trabajo dado que que tenía su propio gabinete de abogados, y la gente le criticaba ese exceso de serenidad, que se enfrenta frontalmente a los tiempos actuales de la prisa por ansiedad y estrés. Dos de los grandes males de nuestros días, que esquivaba Jonathan de modo soberbio. Pasión de otro tiempo.
-¿Entonces?-, se preguntan los forenses-, ¿qué pudo suceder para que el señor Drews falleciera en su asiento del citado aeropuerto? Conjeturas, imprecisiones, argumentaciones arriesgadas, y especulación valiente y novedosa ...
¿El aburrimiento es un factor que puede ocasionar una muerte física? Nadie se atreve a hacer ese aserto. Otra cosa, es que algún científico un tanto lenguaraz podría no solo pensarlo. Pero si daba esa su impresión, pudiese perder su crédito como científico de nivel y para siempre. A veces no toca ser sincero ...
Sí. Jonathan Drews estaba gordo. Muy obeso. No tenía una complexión atlética ni había hecho deporte jamás. Era sedentario y amante de las series de intriga y de las películas de acción. En su historia médica figuraba, un amago de infarto, tabaquismo, colesterol alto, estreñimiento crónico por deficiente ingesta de fibra, miopía considerable, y una cadera artificial. Ocurrió que Jonathan cayó de un árbol mientras podaba las ramas bajas de uno de sus manzanos, y sus huesos se quebraron. Completaba su historial, la ingesta puntual de cocaína, y unos triglicéridos con valores desordenados a causa de su querencia por el wisky.
- "¡Es suficiente asunto!,"-exclamó Evon Hills, eminente galeno del Hospital de Saint Andrews. Y añadió: - "No debemos detenernos más. Este hombre ha fallecido por un fracaso producido por una afección de su corazón. ¡No sé por qué se me ha convocado aquí! ¡Tengo cosas mucho más importantes que hacer, que involucrarme en esta pantomima pseudocientífica! ¿Es que la Ciencia va a convertirse en puro espectáculo frívolo? ..."
¡Silencio absoluto! Pero no en algunas mentes. Descartados VIH o Covid-19, aquel tipo parecía muy fuerte. Sus valores tensionales eran envidiables. Y los achaques y males figurantes en su historia clínica, no podrían considerarse suficiencia científica que anticipara el rigor mortis actual.
¿Entonces?... Se sabe que el aburrimiento es combatible, pero que si no eres capaz de alejarlo de tu mente, puede llevarte a un dolor y malestar tan individual como indescifrable. Somatizar.
El tiempo que permaneció Jonathan Drews en el aeropuerto, ¿podría haber afectado a su organismo, alterando hasta niveles insólitos sus zonas más delicadas o sus devaneos con substancias dignas de peligro vital? ... Ese lapso amplio del tiempo de espera, ¿había realmente resultado fatídico y decisivo para explicar su repentino óbito? ...
Teorías, hay muchas. Entre ellas, se puede deducir que el aburrimiento vital y constante, unido o sumado a aburrimientos circunstanciales, pudiesen ser realmente destacados para justificar un final fisiológico definitivo. ¡Aunque Drews fuese el primero en la casuística! ...
Al ser interrogada su esposa Michelle, ella respondió sincera:
- "Nuestra relación podía ser mejor. Dormíamos en habitaciones distintas ya hace algunos años. Pero esto debe pertenecer a la más estricta intimidad ...", afirmó la ya viuda y llorosa señora.
Y los informes finales de los médicos siempre serán íntimos, estrictos, confidenciales y respetuosos.
-LAS MENTES OSADAS NUNCA SERÁN RIGOR-
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