El tal "Farfán" se acercó a Adán Olín,- que estaba de público en el programa-, y le volvió a iterar la circunstancia de su riqueza. Y Adán no dijo nada ni movió un músculo de la cara. "Farfán" el mago, le continuó diciendo al hombre y delante de millones de personas, que era adinerado y que poseía dieciséis bienes inmuebles.
- "¿Le acierto algo, amigo?", le espetó el vidente de nuevo a Adán.
Pero, Olín siguió sin decir nada. E incluso pareció ruborizarse un tanto. Y eso seguro que podía indicar un acierto pleno de la magia presunta.
De Adán Olín se sabe poco. Se acaba de jubilar. Es físico nuclear, pero sus conocidos solo son aquellos con los que coincide en el bar que frecuenta ahora, para comer y para merendar algo con té. Juega excelentes partidas de ajedrez y damas, y si le preguntas acerca de su estado civil, te dice que es viudo.
Es extremadamente callado y pone cara de estar por encima de casi todas las cosas. No niega que tenga más de una docena de pisos, pero nunca habla de eso. Y si le apuras, suelta con energía que en esta vida el talento demostrado y continuo, acaba dando confortabilidad económica y hasta holguras. Tiene mal genio y es mejor que no le insistas. A veces da puñetazos sobre la mesa del bar que cierran discusiones. Y como mide cerca de dos metros, se le respeta. Y también se rumorea que ni siquiera nació en la Patagonia, y que asesinó a su mujer sin que eso pudiera trascender. Como les pasa a los tipos poderosos e impenetrables ...
Vive solo. Y parece gustarle esta circunstancia. No echa de menos la compañía de nadie. En ocasiones, en el medio de su soledad, semeja aparecerle una enigmática sonrisa. ¿Será una mueca? Es extraño verle en la cara amagos de iluminación. Lo que no le es extraña a Adán Olín, es su afición por las quinielas. Y elige los miércoles para repasarse los resultados.
Tiene ahora Adán delante, a un avanzadísimo ordenador y sobre su mesa, boli en mano, va marcando los aciertos de su quiniela. Y hoy, va bien. A pesar de que se siente en extremo cansado.
Uno, dos, séis, diez, todo aciertos ... Y al llegar a la casilla once, de quince totales, Adán Olín siente un enorme picazón en sus ojos y él sabe que el mejor paliativo ante tal molestia, es dejarlo todo a medias, desvestirse, acostarse y ponerse a dormir. Y es lo que hace.
Al fondo, en la televisión que Adán se dispone ipso facto a apagar, se escucha levemente:
- "Sigue sin conocerse al único acertante de la quiniela deportiva de esta jornada. Crece pues la expectación y la curiosidad. Mas por ahora infructuosamente ..."
Adán Olín apaga la televisión y todas las luces. Quince minutos después, el hombre ya ronca a pierna suelta.
Séis días después, se disparan las alarmas. Adán no hace acto de presencia salvo a través de un hedor insoportable que denuncian sus vecinos de planta. Y poco después, aquello se llena de los agentes de la Autoridad, acompañados de sanitarios y de bomberos. Se certifica un fatal destino. Sí. Adán Olín ha sufrido una parada cardiorespiratoria mientras dormía. Ha fallecido.
Uno de los policías, ve una quiniela encima de la mesa al lado del ordenador, y se la guarda con astucia y sin la menor intención de mostrar su hallazgo ni a sus superiores ni a la Autoridad judicial correspondiente. ¡Nunca! Sus planes, son otros ...
Adán Olín fue enterrado en el Cementerio de Buenos Aires, en el transcurso de una ceremonia bastante concurrida. Pero todos son solo amigos o conocidos del finado. De su familia, nadie asiste ... ¿Tiene familia Olín? ...
Entretanto, el policía Ricardo Arlés,-que así se llama el policía sin escrúpulos que se hizo con el boleto de la quiniela de Adán-, está entrando en el interior de una Administración de Loterías. Le acompañan dos abogados. Y ha contactado con varios bancos a la busca de la mejor cobertura que puedan hacerle de la custodia del dinero. Lo ha planificado todo a la perfección.
-DESVALIDO Y EN LA OTRA DIMENSIÓN ADÁN OLÍN-
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