El Barça era la ruina de Pompeya. De hecho, lo sigue siendo hace años. Pero la crucifixión del Bayern y sus ocho goles, acabó con todas las expectativas. Messi dio un grito desgarrador, y Cronos le jodió. Laporta es el nuevo Presidente. Koeman puso a un desastre, orden y decencia aunque con algunas dudas. Y los azulgranas encadenaron victoria tras victoria. El 10 volvió a hacer sonreír a Jordi Alba, y Der Stegen lo agradeció. La lesión de la esperanza Fati se solapó, y el equipo cogió carrerilla individual de la mano del precoz canario y mi niño Pedri. Parece demasiado poco, pero ahí está ya. Por todas.
La flor de Zidane y su color, distrae de la realidad de su equipo. El Real parece resucitar cada vez que muere. Y no tiene suerte cuando ficha a Hazard, como cuando se erró trayendo al extraño Gareth Bale. El Real Madrid aburre a las ovejas y sus jugadores corretean muy cansados y fuera de grandes opciones. Que les pesa el culo. Pero por esas cosas que tiene el fútbol, están los blancos a punto de eliminar al Liverpool de los cuartos de la Champions y a un solo punto del Atlético de Madrid cuando la Liga llega a los últimos suspiros de la temporada. ¡A la cuerda del tartán! ...
Y ahora todo se pone,-aunque vírico-, luminoso y extraordinariamente atractivo. Se admiten todas las apuestas. Es la Liga más emocionante de los últimos tiempos. Gane quien gane, será un más que brillante campeón.
Simeone es deseo y porfía. Experiencia ganada en las calles y en las canchas. Una suerte de puto amo, que solo le convence quien suda y gana. Y tiene la genial habilidad de hacer humanos los grandes fracasos, y peques a las enormes expectativas. Listo como un zorro, nivel y estrategia por encima de los líos. Es puro corazón contenido. No se sabe demasiado si ríe o llora. Aunque parezca todo en el césped. Todo queda en el pasto. Luego, es un enigma insondable.
Las ruedas de prensa de Zidane, lo dan todo para tapar bocas y crear expectación. Sus enterradores siempre guardan reverencial silencio. Y luego le dicen que por qué es que hizo los cambios errados, pero el francés siempre lo niega todo. Hace un agudo fair play y defiende a muerte a los suyos. La comedia futbolística es suya. Dice exactamente lo que tiene que decir. Poca concesión y sonrisa entre burlona e irónica. Siempre Zizou.
Ronald Koeman jugó en el Barça. Conoce el sitio. Y se la jugó cuando suplió a Setién. No daba crédito a lo que pasaba. A veces se sentaba como muerto o inexpresivo en el banquillo. Pero nunca fue derrota sino estrategia. Y ésto, gustó a sus chicos. Los espoleó. Les dio dignidad y convicción. A veces se lía, pero lo reconoce y no trata de engañar a nadie. En esa caja de errores que es Can Barça, su frescura se agradece.
Los tres mosqueteros aspirantes de la Liga, tienen lesionados. El coronavirus y la falta de descansos, pasan factura. Es un tiempo cruel y adverso para todos los futbolistas. Y más que mérito tiene la tríada de aspirantes, el llegar con fuelle al tiempo liguero final que precederá a la Eurocopa.
Y en tiempo de restricciones y vacunas, se vuelve a agradecer mucho el reality de la gran rivalidad y del gran aprieto. Los tres grandes de la Liga se presentan juntos al sprint final. Les gana el orgullo. Fallan y rectifican. Caen y se levantan. Siguen con dignidad, honradez, y profesionalidad. Y tres aficiones en casa claman y anhelan dicho éxito final y definitivo.
¡GANARÁ EL MEJOR!
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