Carnaval. Carnevale. Carnestolendas. Carnestoltes. Cambio. Transgresión. Disfrázate de disfraz. Haz que la tierra se ponga plana. Sueña. Dibújate de mujer, de astronauta, cambia de clase social, juega a otra cosa, canta una sonrisa para tí, disfruta de la fiesta y abre tu gran espacio imaginado de creatividad.
Date un corte simpático de mangas a ti mismo y satiriza todo lo que te rodea. Sácale la punta a un lápiz en forma de árbol, transforma el color rojo en violeta, que el mar se torne un arcoiris y el agua incolora mute en tono flor.
Sé brasileiro o danés, o de Coímbra, o hazte perrito y rasea tu cuerpo sobre la fina arena de tu playa posible. Cámbiate. Goza y comparte. Ríe con tu mundo, con tus ideas, con las ideas de los otros; piensa que puedes ser el atleta más alto del basket y hasta el más tierno payaso de un circo.
Salta como un adolescente, brinca, di cosas aparentemente inconexas y dale un beso al absurdo. Pasa de todo lo convencional, no te importe que no seas tú por unas horas, busca a esa mulata que te gusta y dile que sí a todo lo que te diga. Admira la belleza, presume, ponte una falda escocesa o un tanga que ofrezca dudas. Sé polígamo o poliédrico a lomos de un carnaval, baila como Michael Jakson y sus zombies entrañables. Seguro que te protegerá la reina del carnaval de Canarias o la top model de Río de Janeiro. O, la más enigmática y versadora de futuros de Nueva Orleáns.
Asume que puedes volar y moverte con tu propio impulso y sin necesidad de motor de explosión. Piensa que no es malo que por unas horas el mundo juegue a ser otro. Da sustos y vístete de neoliberal, de Drácula, de Batman, de Guerrero del Antifaz, de enmascarado de plata, de tebeos que nunca te dije, de complicidades en el zurrón cómpartido del top secret, date a pensar que lo tienes todo y que quieres muchos millones más como hacen los riquísimos, y que tu Madonna o la Theron bajan de tu mano galante y descendiendo de una Limousin.
Puedes subir a un Ferrari y emular a Fittipaldi, o a Alonso y Fangio. O que te ficha el Barça y ya eres ese delantero centro tan soñado que vive de lujo. Revalorízate en la bolsa estética más cara del mundo y rompe a ser la chica mas sexy de las redes, y piensa igualmente que tienes la magia de Federer o el arrojo heróico y defensivo de Rafa Nadal. ¡Vamos! ...
Eres Terminator y "empezátor", y rey, y súbdito, y galán de cine, y Joaquín Phoenix en Joker, o un ético que salva vidas en las fosas terribles de la indiferencia de los mares abiertos y desesperadamente cercanos y desgarradores.
Piérdete por el Orient Exprés, y que Von Karajan dirija tu placer musical, y llama a Neymar y le preguntas qué ha de hacerse para ser un eterno adolescente, o ve a una gran superficie y ponte morado a chucherías. Pero nunca juegues a estar solo.
El Carnaval es el mundo al revés, y una fresa con cuerpo de melocotón, y cuando descorchas una botella de champagne y todo sabe a almíbar y a birra. Cómete todas las pizzas, haz la paella a tu estilo caprichoso, e inventa todas las virguerías gastronómicas que te vengan en gana siempre que no te hagas daño.
Pégate un baño de bautizo en Iguazú, o hazte santo en las aguas del Ganges, ponte el póster de la princesa Greta Thunberg, coge una camiseta de manga corta y verás cómo en la Antártida tienen la terrorífica sensación de una primavera de veinte grados que mata el equilibrio y el hábitat aquí. ¡El infierno! ...
Sé y siéntete libre y desinhibido. Ahora o nunca. Ahora es el momento de que te sueltes la melena y que bailes como las cariocas del sambódromo. Defiende, ataca y haz el juego total. Conviértete en salamandra, en caracol, en pintor de Cadaqués, en economista, en artista contemporáneo, en pintor de brocha gorda y en esquiador. Máquina de sueños.
Eclectiza tu ser hasta que llegue la Cuaresma, que son dos telediarios. Participa y hazte ver, sueña e infíltrate en el probador de una tienda de lencería y arriesga mucho y ponte guapa solo para ti. Tu carne no será pecado, ni tu reino fin, ni viciosa la mirada, y Joaquín Sabina volverá a ascender al escenario y volverá a preguntarse por tus ojos imposibles y enormes. Pregunta por Caetano Veloso o Vinicius de Moraes o Toquinho. Interésate por vivir tu aura. Por soñar. Por volver efímeramente a tu deseada adolescencia eterna.
¡DISFRUTA!
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