Fútbol es fútbol. Brazil. Las perlas negras. Vinicius. Agujero y caída libre en el Real de Florentino. Todo falló. La corrección de Julen Lopetegui no comulgó con su sonrisa insulsa. No tuvo chispa de entrenador ganador. Contagió aburrimiento y parece verde. Y amarrategui. Y quiso apostar por lo imposible. Don resultado lo mandó al recuerdo y vinieron los parches. Santiago Hernán Solari se come su marrón.
Sí. El Real Madrid es como la Banca, la cual siempre ha de ganar porque si no, ¿qué haría?El Madrid es una gran empresa, la cual vende éxitos. De hecho el fútbol es un deporte de éxitos pero también de chascos morrocotudos. Los blancos no pueden permitirse que la abulia se los coma. ¡Es el desastre! Se necesita lo que haga falta, pero algo nuevo que ayude a nuevas apuestas de sonrisa.
Florentino fichó a un joven brasileiro que no pareció convencer y lo pasaron al Castilla, al filial, a galeras, al laboratorio de los desechados. Y ahí en el Castilla, Vinicius deslumbró con cosas impropias de un juvenil. Goles y virguerías. Es alto, joven, ambicioso y de Brazil. Como tantos jóvenes que solo sueñan allén de los mares con una gran oportunidad futbolística.
El Madrid no arranca. No juega bien, su defensa es un coladero, el centro del campo parece romo y embrujado, y la sombra de Cristiano es demasiado alargada. Los delanteros no la enchufan y ...
¡Vinicius! ¡Siempre Vinicius! Interinidad. Solari lo va haciendo bien pero no tiene experiencia en la competición de nivel. Todo parece mera sensatez y ganas de no avivar los fuegos lo que hace el argentino. Ha salvado varias pelotas de match ball como la clasificación de la Champions, el haber hecho revivir a Benzema, sentar a Modric o fijar del todo a Courtois. Pero todo sigue temporal. La mejor noticia es que el Madrid no encaja goles ahora y mete muchos. La peor noticia es que la temporada es más larga que un marathón y nunca sabes. Incertidumbre.
¡Vinicius! El rey Baltasar y las ganas de sueños y de incentivos. Básico. Este negocio es así. Hay que inventárselo todo. Como los comics. Y decir que Vinicius puede ser el Neymar, el Pelé, la salvación, el enviado, la respuesta, la vacuna, la esperanza, el nolotil discutido, el goleador, el triunfo y hasta la gran solución.
Es joven. Y hay chanza. Parece que está verde y es normal que lo esté. Su problema es el tiempo. Da un poco de risa cuando se comenta que Vinicius puede ser el nuevo paradigma del éxito. El otro día salió, centró, le pegó a un rival en el culo y la metió. ¡Gool! ...
No es así. No se puede saber aún si es así o no es así. Vinicius es activo, enérgico, con savia, con escuela, rápido, ofensivo, y por verse del todo bien. No hay que reírse ni ser escéptico o negativista. El tiempo todo lo aclara, incluído el de Solari. El tiempo pondrá la poca seriedad que tiene este deporte, en su sitio. Dependerá de muchos factores, incluída la billetera de Florentino o la deriva del Barça y del Atlético de Madrid.
¡Vinicius! ¡Siempre Vinicius! O, Neymar. O, quien sea. Cristiano ya es el pasado. El futuro es lo único que vale aquí. Incluso para la santa casa blanca de Bernabéu. Tras Florentino también habrá futuro.
Y mientras tanto, puede estar bien la parte del humor que destensa. Porque el fútbol sin humor es menos trascendente, si es que lo es. El fútbol es ilusión, emoción, aristas, ángulos, vértices, pasta, goles, logaritmos, el VAR, el bar de los amiguetes, la incorporación de las amigas, las reporteras que se sitúan en los programas deportivos, los árbitros casi desnudos, las tapas, los horarios locos de Jaume Roures, y toda la excusa para salir de la rutina. ¡Vinicius! Me recuerda su nombre al del gran músico Vinicius de Moraes. Un genio.
¡VIXCA VINICIUS!
0 comentarios:
Publicar un comentario