domingo, 11 de noviembre de 2018

- EL BOCA-RIVER, RELIGIOSO Y QUASI ETERNO. -




Rivalidad. Olor a fútbol austral. Sabor a fútbol y a mil quinientas cosas más. Contagio. Boca Juniors contra River Plate. Eternos rivales. Y la ida de la final de la Champions de los Libertadores de América. Buenos Aires. Argentina. La Bombonera. La exageración. La leche. La lluvia y la pasión.
País de inmigrantes. Se nota. El fútbol y la oratoria. Más pasiones. Verbos. El psicoanálisis y el porte de orgullo. Son europeos del sur. Su acento es especial. Dice mucho.
Sí. El fútbol parece más una obsesión que una religión. Es una maravillosa locura colectiva. El Boca-River, es especial. Huele a más cosas sinceras y añejas. Auténticas. Este clásico me atrapa más que el choque de los rivales de Manchester, los del Flamengo-Fluminense, y se me acerca muchísimo a mi Madrid-Barça.
Mas nada es comparable con nada. Argentina es la que es. Quizás es bien significativo que no se conozca apenas a los jugadores de Boca y River que saltarán al pasto. Hay una carne ahí y un sabor de camiseta, que atrapa a los más abúlicos o escurridizos. En la Bombonera se hablará de todo. De la emoción, del tiempo, del árbitro, de la pasión, de los entrenadores y de las ganas de ganar la Libertadores. Cuarenta años sin verse cara a cara.
Me fascina el Boca-River. Porque con esta excusa este país desconecta y habla de sentimientos y de cosas que pasaron y que pasarán. Es lo social lo más importante. El mate y la disquisición. La terrible barra brava y los comentaristas que buscan show y share. Esto hay que venderlo a pesar de que se venda solo.
Me gustaría ubicarme entre los aficionados y estar en sus casas ante la tele, para así verles en directo interactuar. Porque ellos son fútbol y entraña. Carne humana y de grupo. Energía desbordante que apaga todos los titulares. Estos europeos del sur, crean y generan sus propios espacios de singularidad.
River es el pijo. Y Boca es la general, el populacho; la clase baja. Boca tiene carisma, mucho enganche, mientras River posee la finura y el modo de posar.
Boca es ras de tierra y otros mundos apasionados, lastimeros, valientes y posibles. River es disfrutar de lo que tienen y aprovechar el status. Son dos Buenos Aires en uno, siempre rivales. Irreconciliables y todo lo libres que les dejan ser. Por la Bombonera ha pasado el dios Maradona, de todo y de lo mejor.Se escriben libros para destacar la cantidad de futbolistas sensacionales, sumando igualmente los de el Monumental de River. Éxitos y glorias. ¡Eternas! ...
Todos saben de fútbol. Todos sabemos de fútbol. O eso queremos creer. Sí. Está bien saber de fútbol y ser fieles a una identidad. Todo fue poesía hasta que llegó la crisis y la globalización. Y la corrupción. Y todas las historias y cuentos maravillosos del atrás, y las terribles de las sangrientas dictaduras que pueden saber a tango o a milonga fatales.
Argentina lleva en su nombre la plata. L´argent francés. Y el palique. Los oradores argentinos son gurús del embrujo, admiten la chanza, y tratan de ser corregidos por la practicidad de los inmediatos y ansiosos que buscan película de acción con mamporrazo final y ganador de los suyos. Cuentos de fútbol.
El fútbol sin Argentina sería carente. Sin equipos como el Boca, a América y al mundo le faltaría algo y habría un vacío. No se entiende nada de ese imán que es un Boca-River. Pero aquí no es cuestión de entender sino de sentir. Es la gran primera parte de la Super Bowl argentina. El partido que debes ver sin que te lo cuente al otro. Los pumas esperan agazapados. Es un partido donde hay mucho más que fútbol y ganadores. Aunque estuvo Maradona y no esté Messi, es igual. Es un partido que desnuda los sentimientos. Hasta en los lugares de poca vida y esperanza, en el sanatorio casi final, el viejo levanta sus ojos hacia una modesta pantalla y sabe entretenerse soñando con que fue joven y tuvo esa misma ilusión que los otros. El fútbol contiene gran parte de las vidas.
¡DISFRUTEN!

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