domingo, 4 de noviembre de 2018

- "EL ALGARROBO", EN AQUELLA MI ADOLESCENCIA. -




"Curro Jiménez" era la serie. La serie estrella de la televisión española en los años setenta. Como alguien definió tras su éxito fulgurante, nuestro western español en donde los malos eran los franceses. Nuestra película de buenos y malos, de accción, mujeres, mamporros, risas y simpatía. Y muy bien hecha. Formidablemente ejecutada.
La música de "Curro Jiménez", del compositor Waldo de los Ríos, fue un excelente logro. Era el perfecto son para una serie de aventuras con sabor a guitarra española y a modernidad a un tiempo. España, comenzaba a saber hacer series de acción y de distracción con calidad.
Era, los domingos. Los domingos por la noche en la hora de máxima audiencia de unos españolitos que querían cosas nuevas y movimiento. Salir del gris y del estatismo, y soñar con ser dinámicos y definitivos.
Mi adolescencia y primera juventud, no fueron éso. Esa etapa de mi vida fue plana y excesivamente triste. Vicisitudes. Por eso, cuando llegaban los coñazos domingos, en la tele y en casa la serie "Curro Jiménez" me permitía el sueño de la sonrisa que me distraía y me hacía reír y observar la vida de los aventureros buenos, justicieros y españoles. Mis ídolos y los de  más de media España. "Curro", encarnado por el gran Sancho Gracia, "El estudiante", interpretado por Pepe Sancho, o "el algarrobo", interpretado por el gran actor Álvaro de Luna, el cual nos acaba de dejar.
Es la vida. Cuando la adolescencia cabalga hacia la juventud y ésta hacia la adultez o el apogeo. "El algarrobo" se ha ido porque era ya mayor y porque la vida no se para jamás. Y está la vitalidad, y las chicas, y las risas, y el derecho a soñar.
Toda España se apostaba ante las más que popular serie. ¡"Curro Jiménez"! Y salía el genio y el ingenio de nuestras capacidades. La Democracia era todavía un deseo que no acababa de llegar, y la gente tenía ya muchas ganas de cambiar el rumbo de sus vidas.
Invasiones napoleónicas. ¡Los franceses! Curro Jiménez suponía el jefe bandolero y bueno de un grupo de héroes valientes que luchaba a su modo contra la invasión, bajando desde las montañas de la Sierra a lomos de nuestros preciosos y trepidantes caballos. ¡Qué hermoso es un caballo al galope! Tiene ritmo y propone mil enfoques y dinámicas.
"Curro", era el jefe. Fue la consagración definitiva de Sancho Gracia. "Curro", estratega y conquistador de las chavalas. Por cierto que en cada capítulo aparecían la flor y nata de las bellezas del cine y hasta de la canción. "Curro Jiménez", como la vida, necesitaba de nuestras beldades y el vino, que le daban glamour a una serie espléndida y bien próxima que se nos hacía familiar e imprescindible. Cómplice.
"El estudiante", Pepe Sancho, era el intelectual, el astuto y el pensador, siempre leal y brazo derecho de "Curro".
Pero, ¿qué pasaba si las estrategias se complicaban y debía aparecer el músculo físico? Esto era cosa de "el algarrobo". El fortachón y simpático a la par que gran actor Álvaro de Luna, se encargaba de los mamporros. Calvorota, desaliñado y fuerte como un toro, "el algarrobo" alzaba sus puños contra el francés y solventaba los entuertos.
Nos reíamos con los puñetazos del "algarrobo". Era un personaje inocentón y noble, el soldado imparable con los puños y a la vez vulnerable ante las bromas cariñosas del "Curro"o de "el estudiante". Bonachón y pegador contumaz. Todos los franceses al suelo uno tras uno tras los castañazos que arreaba "el algarrobo".
Muy conseguido todo. Muchos directores, y a destacar la de Joaquín Romero Marchent. "Curro" triunfó para siempre, sellando esa serie. Pepe Sancho no quedó tan marcado. Y "el algarrobo" fue y era versátil y podía hacer e hizo mil personajes en su extensísima carrera. Actor de raza. Todos, unos grandes actores.
Pero, dejadme bajar a ese tiempo de mi vida. Porque cuando más desanimado o aburrido estaba yo, entonces llegaba un francés napoleónico a traición y podía poner en jaque la integridad de los bandoleros españoles. Y en ese rápido y oportuno momento, aparecía la leche del "algarrobo" y este mi país se ponía satisfecho y sonreía encantado.
Como "Curro", ídolo de todas las masas y de las máximas simpatías con su mujerieguismo en escena y hasta en la vida real. Porque para muchos de nosotros y por fin, toda aquella serie era vida real. Y nos gustaron mucho las buenas críticas y el enorme éxito de esta serie. Pero lo que nos molaba era ver las castañas del "algarrobo" o la picardía justiciera del gran "Curro" y sus caballos. Teníamos derecho a desear y soñar, y lo pudimos hacer.
-ADIÓS AL GRAN "ALGARROBO"-

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