Lleva gafitas. Ahora se llama Lucas cuando antes Raquel. Fui a ver su conferencia de Valencia en el IVAM. El mundo trans es complejo, individual, denso, existente, humano, y en estos días, festivos como todos los orgullos que se celebran.
Lucas Platero abrió un melón apasionante. Porque no hablaba de otra cosa que de la felicidad y de la libertad. La diversidad. Su discurso era dulce, educado, duro y realista. Revolucionario. Cuestionaba absolutamente todos los asertos y tabúes, y en este caso trans, no solo señalaba a la moralidad religiosa sino a la Medicina la cual les toma por disfóricos y les etiqueta patología. La ONU, tampoco acepta del todo a este mundo trans. No les llama enfermos, pero les define como incongruentes.
Esto sin duda es una evolución. Ahora, 2018, no se ven las cosas como en los setenta. Ahora ya se aceptan legalmente y todo, a las lesbianas y a los homos. Bastante menos, a los bísex, trans, u otras formas de elegir sexualidad.
Insisto en la idea que me formé acerca del trans. Mucho tabú, mucha desinformación, temores, y muchísimo camino por recorrer. Por discurso, me pareció lo de Platero más que apasionante. Todo podía ponerse patas arriba. Su mundo no es este. Su mundo es valiente y arriesgado.
Cuerpos, necesidad o no de cirugías para ser otra cosa, derechos, DNI, trabas, todo el temor y toda la inquietud que en el fondo es apasionante. Platero hablaba de un mundo sin fronteras reales, y que cada persona pudiese ser lo que deseara. Derecho a elegir. Derecho si les dejaban y aunque no les dejen, a ser felices. Impecable, deseable y educado planteamiento.
Y entonces me vino el miedo y pensé en los paraísos ya descritos y definidos. Ya más o menos se ha diseñado el plan general mental de la sexualidad oficial y general. ¿Cómo se hace para salir de ese mundo construído y sin apenas tiempo para la reflexión queda y tranquila? ...
Con garra y con convicción defendía Platero sus ideas. Con suavidad y con firmeza. Hablaba de dar visibilidad, de casos de personas concretas que antes podían parecernos menores y que con el tiempo han ganado la respetabilidad.
Había mucho joven en la sala de la conferencia. Es un tema chocante y duro. Es un tema contra. Hay que tener tiempo y ganas para detenerse en él, y no acorralarlo hacia el armario, el rincón o la marginalidad.
Mi sensación es que el barco debe llevar ese rumbo. El del esfuerzo y la continuidad. Habrá gente que jamás podrá aceptarles. Otras y otros, les dirán siempre en público de todo menos bonito. Las cosas parecen blindadas de un modo que quiere ser definitivo para los trans.
Fue una conferencia muy significativa la de Platero, y llena de datos. Es el mejor combate: ante lo inédito o sorprendentemente inicial, datos y argumentación.
Curiosón, me decidí y le pregunté a Lucas Platero acerca del papel o posición que ocuparía la Psicología cuando este tema trans le llega a alguien.
Lucas, ex Raquel, también psicólogo, me dijo que la labor ha de ser siempre de acompañamiento. Seguramente los trans saben de su experiencia que les sucede más que los propios profesionales. Por lo tanto, comprensión, asunción de las familias de los trans, y reivindicación de estas personas que deben huír de todos los esquemas proyectados para poder ser plenamente felices en su identidad elegida, cuerpo y destino. Vi mucha humanidad en el discurso novedoso y rompedor.
-LOS TRANS TAMBIÉN EXISTEN-
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