Jugaré al cambio y al Halloween. Carnavalizaré mi yo y lo mutaré en otras cosas que nunca seré. Me pintaré los cabellos y me haré nariz de clown. Y saldré a la calle a lucir mi nuevo look. Y todos mis sueños y fantasías reinarán tranquilas en una tarde de otoño con cambio climático que camina hacia la oscuridad invernal.
Seré un rey y tendré mil barcos y mil puertos con princesas, poseeré un paraíso de placer y de money. Me sumergeré en mi búnker de pasión.
Y ahí meteré al arca de Noé, y a Monica Bellucci, y a Papá Nöel, y a docenas de parejas animales y sapiens, y bucearé a lomos de un submarino enigmático e ilocalizable y sacaré el periscopio a todas horas para cotillear toda la vida de los demás.
Seré tu zombie enamorado, y abrazaré el capitalismo de gángsters, y gritaré con horror los efectos devastadores de tu distancia y de tu olvido.
Optaré por sedar y juguetear un balón como hace Iniesta, machacaré el aro como Lebron James, tendré la furia de Nadal y el glamour de Federer, bajaré de las dos horas en el marathón de Boston, te compraré la lencería más cara de la tienda más prestigiosa y pija, y tú me la aceptarás con un movimiento pícaro de lengua Jagger y con la magia de tus encantadoras sonrisas de mujer eterna.
Y seré cuento, y villano, y cabrón, y marginalizado, y boxeador de acero en Las Vegas junto a cientos de chicas que me acosarán la vanidad. Destrozaré en el ring mandíbulas y sueños, y nunca habrá nadie como yo.
Se pegarán los medios por ofrecerme entrevistas, todo el mundo tendrá mi apellido en su boca, y seré presidente de los gobiernos más poderosos y super jeff de las multinacionales más colosales e influyentes. Y mi reino no tendrá fin.
Nunca seré mayor; siempre un eterno corderillo con ojos chispeantes, y me mediré en retos aparentemente imposibles e inalcanzables. Les diré a los dioses que yo soy más esencial que todos ellos, y luego me iré a tomar unas birras y a hacer unas fiestas prohibidas en el monte de un planeta con docenas de diablos. Y habrá sexo tabú y cañero, y no habrán reglas, y el desnudo será el rey. Mi rey.
El mundo será otro. Y no habrá nadie que pueda detenerme. Solo podré parar cuando mis ojos topen con unas kilométricas piernas de una señora de cualquier edad. Seré tu pelele y tu tirano, tu machista y tu mantenido, tu yin y tu yang, y haremos el amor en el mar y en los montes himalayos sin pasar ni frío ni calor.
Durante unas horas, toda mi locura será franca y posible. Y seré más feliz que una perdiz, y más dictador que el del bigotillo vienés, y demostraré que dos más dos son séis, y haré magia y milagros, y convertiré a los niños en una sonrisa tierna y con chuches rellenos.
Calabacearé el terror como el miembro de una secta de fiesta, y haré un guiño de thriller al mito Jackson, y la sal sabrá a azúcar, y la prohibición se volverá alfombra roja, y la hipocresía en una verdad científica y filosófica.
Las jirafas seran liliputienses como las hormigas, y las mariposas competirán en tamaño y belleza con los flamencos y las gaviotas. Y levitaremos todos sin darnos cuenta camino de un mundo mejor. Y los sustos uhhh de la noche serán estímulos para reírnos y enamorarnos. Sencillamente, para vivir ...
¡UHHHHH!
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