La revolución en el seno del Psoe, está servida. Y en el deseo de reformular un gran partido en el actual hazmerreír, está la idea de homogeneidad ideológica la cual se ha "titanizado" haciéndose trizas. Hay mala conciencia en muchos sectores por aquella abstención que le puso la alfombra roja a Mariano Rajoy y a su PP pútrido.
Y también y sociológicamente, una necesidad de izar una bandera de reubicación. ¿La izquierda o el centro?, ¿una izquierda ruidosa y reivindicativa como postula el herido Pedro Sánchez, o una izquierda formalista y continuista en la socialdemocracia ligth que pregona la favorita Susana Díaz? Ahí es y está la cuestión y la duda.
La izquierda tradicional, se echó al sofá y se puso a dormir. Y entonces el neoliberalismo insensible penetró por todos los poros flaqueando el Estado y neutralizando los intereses de las clases más vulnerables.
Por eso apareció el 15-M de Podemos. Porque el obrero y el trabajador convencional se vio empujado a la menoridad, y sorprendido e impactado ante un Psoe decepcionante y que viraba inmóvil hacia ninguna parte. El Psoe parecía bunkerizado y en babia, mientras recortes y más recortes se cernían sobre las clases más bajas.
Pedro Sánchez y sus predecesores cosecharon unos resultados paulatinamente pésimos, y el PP nadó en la comodidad electoral. Indignados, unos chicos universitarios se presentaron a las elecciones y sacaron en dos años más de 70 escaños. Eran los españolitos que no tragaban con el conformismo y con la indiferencia. Eran Pablo Iglesias y Monedero, los cuales le daban un corte de mangas ético al estado de las cosas.
Maniobras orquestales en la oscuridad de una democracia débil en la actualidad como es España, aconsejaron sacar a Sánchez en bochornosas decisiones y construír otro modo de hacer que supusiera fastidiar de la pugna y de la oposición de las cosas de Podemos y los suyos. Muy feo.
Susana "ambición" Díaz, tomó el triunfo genético en Andalucía, y optó por el tirar para adelante y desembarcar en Madrid. No traga a Podemos, y no aguanta a Pedro Sánchez. Apuesta por un hipotético Psoe cosido y a su disposición vencedora y de encuestas favorables. Quiere un cambio social pero sin estridencias y sin hurgar demasiado en las causas de los fracasos estructurales en el Partido. El, "más vale que me quede como estoy y ya veremos a ver ..."
Pedro Sánchez ha cambiado y no quiere ir por ese sendero. Prefiere la osadía verbal y hasta el grito, porque lo que teme es que Podemos le adelante por la izquierda definitivamente y nunca pueda afirmarse con voz convencida que el Psoe es de izquierdas.
Esa es la gran noticia y el gran drama de un Psoe que parece especialista en hacerse el harakiri y partiendo una y otra vez desde los fracasos. El día del resultado final de las primarias, puede que sea otro día más de broncas y escisiones internas. Y la causa es revolucionaria y demoledora. Se está jugando y defendiendo lo que va a ser ahora la izquierda honesta y auténtica, y todos quieren subirse a ese caballo.
A lo mejor ya llegan demasiado tarde gane quien gane. A lo mejor resulta que tanto Pedro como Susana y ha mucho, ya han sido rebasados y hasta substituídos por Pablo Iglesias y los suyos. Porque el Psoe no parece ya uno e indivisible, sino dos facciones plenamente discrepantes.
-ES SU DRAMA DE FUTURO-
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