miércoles, 7 de julio de 2021

¡NO DISPAREN SOBRE LUIS ENRIQUE!


 

 "Lucho" desafió a vientos y a tempestades. Va de sobrado, huraño y breve. Mantiene con el periodismo un pugilato eterno. Siempre el seleccionador nacional de fútbol es una mosca cojonera para los poderosos y sabedores de fútbol. No hay ni un solo español que no afirme saber y mucho de este deporte. Parece Lucho nuestro rival a batir. Nuestro gran malo. El que nunca nos representará a nadie. Nuestro chivo expiatorio escondido. La antítesis de lo que nos produce el Marqués de Del Bosque. Uno de nuestros grandes objetivos. 

A la prensa no le pasa ni una. Se siente el puto amo. Y en este extraño Europeo de Selecciones, ha vuelto a callar bocas. Luis Enrique Martínez es fueguino y visceral. Sarcástico. Pero también es hombre de fútbol. Es un tipo vivido de fútbol, nacido en el fútbol, que ha jugado en el Madrid y el Barça. Que nos conoce bien. Que no anda con preámbulos ni milongas. Se le acusa de prepotente, distante y arrogante. Pero a veces, estos defectos se tornan virtudes. Fuera de mi país, se le admira más y se valora su creatividad y su energía. Parece estar hecho un chaval.

Lo que sucede es que desconcierta. Se ha traído a la Eurocopa a jugadores que inicialmente no sabíamos ni quiénes eran, ni cómo se llamaban, y siempre los desconciertos  crean sumo escepticismo.

Luis Enrique ha demostrado que sabe de fútbol como el que más. Conoce a los chicos y trabaja muy bien  con ellos. Los sabe llevar. Y eso que empezamos sin crédito, sin que nadie diese un euro por nosotros, jugando desesperadamente mal, y sin ganar a nadie.

Morata montó el cirio. Comenzó a llorar en los twits y en los medios, y afirmó que un grupo de watsap le amenazaba de muerte a él, a su mujer y a los suyos. Y todo por fallar goles estrepitosamente. Lo que tiene el exceso de la pasión. Luego, marcó un golazo a Croacia y otro a Italia. Y lo de Morata acabó siendo una anécdota que el asturiano entrenador capeó bien. Ahora, le acusarán de haber fallado en semifinales contra Italia un penalty en la tanda final. Y Morata volverá a ser ese obscuro objeto de deseo y críticas. Pero pocos podrán decir que no es un gran jugador. O, que Luis Enrique no es un brillantísimo Seleccionador.

Fútbol es fútbol. No se entiende sin la pasión. Luis Enrique tuvo flor en los momentos oportunos. La suerte famosa de los campeones. La baraka árabe. Y de un equipo sin padrinos ni estímulos, logró construír un boceto de equipo prometedor para venideros torneos y con gente joven.

Ha emergido en la portería, Unai Simón. Un gato. Un tipo con una agilidad envidiable. En la defensa ha mantenido brillantemente al también bilbaíno Laporte. En el centro del campo, Sergi Busquets ha dado una nueva exhibición de talento, colocación y personalidad, pese a su veteranía evidente. Arriba, ha brillado la clase de Morata y el físico de Olmo. Y entre los destacados, alguien especial porque tiene dieciocho añitos.

Se trata de Pedri, nueva perla de la escuela canaria que produjo talentos como Valerón o Silva. Un chavalín del Barça, que atesora una clase envidiable. Es la gran figura del equipo. Juega como un veterano a pesar de ser un chaval, posee una técnica y un sentido del juego de asombro, y es junto al lesionado Ansu Fati la gran esperanza de futuro de la Roja. A Pedri se le compara con el dios Iniesta. Quizás no le alcance a su creatividad, pero su visión de conjunto es más que similar. Estamos ante un grande si mantiene el nivel. Y lleva tiempo manteniéndolo.

Sí. Luis Enrique ha triunfado a pesar de no jugar la Final. Ha sacado una nota altísima, y sus detractores volverán a tener mojada la dinamita. Buscan lío, joderle, quitárselo de encima, pero el asturiano es un tipo al que le va la marcha. Hay que aceptarle como es. Su equipo nos ha entretenido más de la cuenta en este inicio del verano, mostrándonos emociones y pasión a raudales. España no ha defraudado a nadie aunque Italia nos haya echado de la final por penaltyes. Haya tranquilidad. Estando Luis Enrique aquí nadie se rinde. Y el astur planta cara a todos. A los de su cuerda y a los que no lo soportan.

¡GENIO Y FIGURA!

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