Dentro de unos años, nadie sabrá quién es Eliud Kipchoge. Pero lo que sí recordaremos es que en algún día allá por 2019, alguien rompió por vez primera la barrera de las dos horas en marathón y que ahora empieza un nuevo tiempo en la mítica carrera de Filípides. Eso, sí se recordará. Y a partir de ahora habrá un gran empujón y estímulo para decenas de profesionales de la larga distancia, que querrán emular la hazaña de Kipchoge.
Kipchoge no es mediático, es de Kenya, africano puro, y dominador absoluto del marathón en los últimos tiempos. Pero ya sabemos que Kenya es el carisma del negro fondista y de la gran tradición, Se dice que la hazaña se asemeja a cuando se bajó de cuatro minutos en la milla,o cuando la magia imparable del mito Usain Bolt y su velocidad supersónica.
La 1h, 59´y 40 segundos del circuito de "El Práter" vienés, no es homologable porque ha sido el resultado del correr de un colosal atleta pero con decenas de relevistas contratados por un magnate para la ocasión. Pero, sea lo que sea este experimento televisivo, deportivo, triunfante, mediático y carismático, lo que ha pasado es un hito. Dan igual los 41 relevistas, el coche cortavientos y todas las parafernalias estratégicas. Porque nadie ha empujado a Kipchoge hasta la hazaña y el mito. ¡¡Solo ha sido él!! ...
¿Tiene más mérito un récord extraterrestre como este en una marathón convencional que en la experimental de Viena? ¡Muy discutible!... El bajar de las dos horas, estaba muy cerca. El propio Kipchoge lo había demostrado en muchas carreras. Era cuestión de esperar un poco más. El mordisco a las dos horas se habría producido igualmente. Pero ahora todo es renovada ilusión en el atletismo. Ha terminado el tiempo de luto en el atletismo por la retirada de Bolt. ¡Todos felices, e importa menos la no homologabilidad de la hazaña! ¡El marathón vuelve a reinar como el sexy del atletismo y ha crecido su épica! ...
Para mí, lo mejor ha sido la emocionalidad humana. Kipchoge, en los últimos kilómetros. Ahí en donde se llora la derrota o se euforiza el éxito, me he concentrado en el rostro del nuevo y ya veterano mito del marathón.
El negro, hacía gestos pícaros. Naturales. Se estaba creyendo que lo iba a lograr. Sí. Su gestualidad en esa concentración de los 2 minutos y cincuenta segundos clavados por kilómetro, parecía más que cómoda. Su mente le decía: ¡fe! Que, sí. Que esta vez iba a lograr algo histórico que trasciende hasta lo deportivo. Y coincidiendo con el día en que Colón topó sin saberlo con América. Una fecha preciosa con luna llena. El día más esperado de toda su vida. ¡El día del éxito! ¡El inolvidable y el histórico! ¡¡El antes y el después!! ...
Kipchoge, iba bien. Demasiado bien. Se relamía de gusto por adentro, y desde sí extraía una sonrisa elocuente. Tenía temor a quedarse a nada de la hazaña, pero era un miedo humano y racional. Miedo de responsabilidad y de defensa del orgullo. Y el valiente keniata, no cayó en ninguna tentación y se capó los alardes. Fue obediente consigo mismo y no se movió de su posición de chupar rueda a sus compañeros, y solo en el último kilómetro explotó de alegría y se fue directo a su Olimpo ahora ya sí de leyenda. ¡Enhorabuena! ¡Qué fantástico héroe! ¡Vaya hito! ...
Llegaron las entrevistas. ¿Qué iba a decir? Alegría. ¡Toda la alegría! Y agradecimiento para todos sus 41 relevistas. Y, afirmando que su 1h, 59 minutos y 40 segundos, también sería batido.
¡Sí! El deporte no solo es fija competición. El sexy y el impulso que lleva a uno a la gesta límite e histórica, tiene mucho de impacto común. Global. El ser humano siempre es inconformista. Necesita serlo. Todos lo somos. Todos hemos sido un poco Eliud Kipchoge. Hemos hecho fuerza. El marathón ya no será lo mismo. Quien gane sin bajar de dos horas ya no será un triunfo tan apoteósico. El marathón tiene un subidón. Tenemos todos a quienes nos apasiona el fondo, un subidón. Se ha roto una barrera puñetera. Ahora pasará mucha gente por esta puerta que se ha caído hecha añicos. Y el deporte seguirá siendo superación y alegría. Y una búsqueda constante del reto siempre tan humano.
¡¡ 1 hora, 59 minutos y 40 segundos !! ...
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