domingo, 2 de junio de 2019

- EL LIVERPOOL RECUPERA SU CARISMA DE CAMPEÓN 2019. -




Champions 2019. Año de sorpresas. En el Wanda del Atlético de Madrid no hubo demasiada pelea. El Liverpool ganó con oficio al Tottenham. Lo también previsible en las apuestas.
Allá en donde esté, el gran Bob Paisley habrá vuelto a sonreír. Los reds, los carismáticos rojos, suelen ser así y asestar la gesta cuando pocos lo prevén. Es el equipo simpático y beatle de Inglaterra. Adormecidos los vecinos de Manchester o los pijos del Chelsea, reaparece un club con personalidad propia y singular, un rebelde entre mitos, y con un sabor a fútbol y a pasión absolutamente innegables.
Cuando el padre Bobby Charlton y compañía descansaron y abrieron el fútbol hacia el éxito fuera de las Islas, el testigo trató de recogerlo ese City ahora de Guardiola que juega bien y que parece gafado para la Champions.
Mourinho no solo no ha resuelto nada, sino que ya no existe. Como en aquellos maravillosos setenta y ochenta de Paisley, Dalglish y sus equipos ofensivos, atractivos y de talento, el Liverpool se crecía con tipos como Keegan o el propio Dalglish, con Rush, o Souness, o Kennedy, o centenares de ejemplos que lograron sus primeras Copas de Europa. Ver jugar a aquel Liverpool era gozar de salir a contemplar un fútbol organizado pero que era capaz de salirse de la ortodoxia para agradar un poco más y para sentirse superiores y demostrarlo.
El Liverpool tiene icono y mito aunque se crea que es un ente épico que  ha de esperar sentado a que los demás equipos de la Premier League anden mohínos o irreconocibles. Pero, no. El Liverpool, su color rojo, su historia viva y eterna,- que se contrae en su himno: "Nunca caminarás solo",- es mucho más que real.
El fútbol del Liverpool no está basado en el money, sino en la tradición sacra y en la creencia profunda en sus propias posibilidades, las cuales le llegan y vienen desde la raíz.
El rojo desparpajo de los de Anfield en la camiseta, da color y fans, prestigio y audacia, conquista y posibilidad. Aquel Liverpool mágico, superó la catástrofe de Heysel y juega en la esencia como el actual de Klopp. Sin temores, con pasión, pero también con una arquitecta calidad a la que si sumas un talento técnico individual tienes el buen proyecto asegurado. Ahora tienen a Salah, como antes tuvieron a otros jugadores decisivos. Pero la matriz y la decisión es la frescura y la personalidad. Un equipo noble y simpático, atractivo y esperanzador, y siempre dispuesto a reinventarse sin dejarse nunca atrás al pasado ni a su gente.
Pochettino es valiente y un gran ganador, pero no vio la manera de contrarrestar a la alegría y al azar de su rival. Y debió el argentino coach de Harry Kane, de felicitar a los nuevos campeones de Europa.
Los de Anfield la han liado. Han superado a todos los clubes este año, y han ganado su sexta Champions. La leyenda, sigue viva y ahí. Porque hay cosas que no mata el tiempo ni el dinero. El entusiasmo trufado de calidad y de lógica, suele dar frutos en este negocio.
Supporters y fans, festejan a cerveza y cántico limpio la gran gesta. Porque es más que merecida dicha fiesta. Porque los reds son capaces de alimentar al fútbol con la idea certera de que todo es posible. El Liverpool es como el innovador Ajax del Reino Unido, pero con su propio modo y saber de cocinar sus estrategias y proyectos. El Liverpool no tiene mucho misterio. Solo hay que tener ganas de llegar a ese club, de ponerse esa roja camiseta, de no tener nunca miedo a nadie, y de hacer que los demás sí les teman a éllos. Y, con todo el absoluto motivo.
CONGRATULATIONS, REDS!

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