No la vi en su momento, y la revivo hoy. Solo es ternura y emoción. El mágico payaso Benigni triunfa a todo ingenio al lado oscuro de las botas de los nazis. ¡Oh, la Toscana! ...
Sí. Todo ternura. ¿Qué se puede hacer cuando parece que hay poco que hacer? ¡Mucho! ¡Tutto! Guido percibe que hay que jugar, y que en el mundo acorazado de los salvajes, siempre habrá necesarios escapes y artimañas creativas.
¡Dios! ¡Y, l´amore! ¡Y el bambino! Y toda la vida. Porque cuando Noa canta esa entrañable canción, se entiende mejor el contenido de su letra. Juega, sí, y salta, e inventa, y no te des por vencido y ama,y ríe, y el payaso es un alimento más que sabroso, el ingenio es blindaje y la esperanza una matriz de eterna primavera.
Exacto. La vida es bella, sí, signore Benigni. Y ha de hacerse bella, y parirse inevitablemente hermosa, y construírla positiva y recia, astutamente emocionante, que cada lógica se tambalee ante una nueva sorpresa o ante un maravilloso disparate; que nunca nadie tire pronto la toalla ...
Guido está completamente loco de vida, y por eso Dora se fija en él. La vida sitúa más vida e imana el bien. Y la risa es absolutamente trascendental, y hay que correr como locos en una bicicleta,y comediar seguridad desde el amor, y besarse hasta caerse de culo, y nunca mirar qué diantres pasará unas horas después.
¡Nunca! Siempre, concentración. Vivir el momento con astucia y convicción. Y así la vida contará contigo. Y aparecerá una bella princesa a la que sorprenderás gratamente, y la princesa olerá la colonia de tu ternura y no podrá sino decirle que sí a tu mirada. Y completarás tu paso pleno y feliz. Y entonces el contexto será casi una puta anécdota.
Nazis y ternura. Magia frente al vil. Inventarse un universo de amor protector. Tener un niño con Dora y decidir proteger y dar todo el amor. ¡Sí y sí! L´amore. La protección, la galaxia imparable de la dulzura, que te llamen absurdo y extravagante, pero que solo haces genialidades en extremo humanistas y necesarias.
El niño aprende pronto los cuentos fundamentales del padre, y es todo complicidad y confianza. Porque la vida es bella, ¡coño! Y necesita serlo para que los ojos vivarachos del bambino descubran su oportuno y filial Disney. No hay que tomarse en serio a los bestias porque no lo van a merecer. Porque la vita è bella ...
Te clavas en este film inolvidable de los noventa, y no te levantarías de la silla. Y lloras como un maravilloso imbécil porque tienes sentimientos y porque te da la gana que todo eso te nazca del corazón.
Suéltate y vuelve a ver esa película. Y dite si ha pasado el tiempo o si todavía sigue siendo siendo el minuto uno del partido. Estrenar. Estrenarse. Revivir. La vida es vivir y revivir, y decir que no hay razas ni leches sino seres humanos, y que todo lo demás son cuentos bastardos, vanos, y oscuramente fofos y embusteros.
La vita è bella, es una de la películas más emotivas que yo he visto desde siempre. Incluídas las del maestro Chaplin. Porque salen continuamente niños pequeños y grandes, y la fantasía no tiene fin, y porque es una pura lección de vida oportuna y sabrosa.
Todo en la vida es el amor y el protegerse con la mejor de las sonrisas. Lo otro es hosca falacia. Sinsentido irreal. La no vida. Por eso permitidme, amigas y amigos, que me emocione desde este escrito y que os recomiende nuevamente el visionado de esta joya sin tiempo.
Me lo ha tocado todo. Desde la vil metralleta cuyo sonido te hace sentir lo peor, hasta la nueva esperanza de la vida que nunca se ha de detener entre las cosas del niño Giosuè y del amor de una madre.
Y siempre vendrá la paz tras la tormenta, y la calma tras el vendaval, y la comida rehará al hambriento, y el viento y la lluvia serán los efectos especiales de la fuerza imparable del vivir.
¡GRAZIE, BENIGNI!
0 comentarios:
Publicar un comentario