lunes, 17 de diciembre de 2018

- CINE= THE RIDER, DE CHLOÉ ZHAO. -




Caballo blanco con brío. A toda vitalidad. Caballos y vaqueros. La América interior y profunda. El sabor de ese mundo tan peculiar y carismático. El orgullo del vaquero de hoy y toda su tradición.
Y en medio de esa panorámica fuerte y exigente, peculiar y sugerente, aparece la adversidad y la vulnerabilidad. El macho vaquero se rompe el cráneo en uno de sus populares "rodeos", y no puede seguir triunfando en aquello por lo que sueña.
La adversidad para el machote es una sorpresa sin gracia pero que ha de resolver. El vaquero de Dakota es como un torero español con prestigio y guitarra de música country. Es, su mundo. Su dura  y real cotidianeidad. El terreno en el que se mueve y por el que apuesta.
Preciosa la poética de la directora china Zhao. Incorpora lirismo y extraordinaria belleza a todo lo natural. Las praderas, los antiguos indios reconvertidos, la roca alta y pelada, más paisaje y todo el retrato y el oxígeno épico de la dinámica y de la estética.
Las riendas. Tomar la riendas. Los huesos rotos y el orgullo han de dejar paso a otras vías cuando lo imposible ha de volverse fatal y peligroso.
"Brady", el personaje protagonista, ya sabía lo que era el gran batacazo de la vida desafortunada. Su hermano queda mermado ya para siempre. Pero él trata de luchar por ser el mejor vaquero de los rodeos, del éxito y de su goce personal deseoso.
Si no puede triunfar en los "rodeos", entonces domará caballos porque su ancestro le va a guiar ese camino. Estampas recalco que bellísimas, y que vencido el tiempo quedan en la memoria de la retina. El toque oriental de su directora, se deja ver con plenitud. El hombre y el caballo,y la luna, y la sangre, y la violencia, y los nervios y la cordura.
El vaquero ha de escupir al suelo y ser duro como las piedras. Les han enseñado su cultura así. Todo es agreste y realista, y hasta los menores inocentes tienen en su discurso la crudeza pero también la llave de muchas cosas.
A veces hay que renunciar. Y una renuncia a tiempo es una victoria. El vaquero "Brady" no podrá andar por el terreno de su tradición. Pero ha de aprender a saber parar. Ha de ser noble. Esa nobleza innegociable. Esa línea roja inteligente que jamás ha de sobrepasarse. Y acaba logrando su éxito desde la renuncia. Lo primero será su salud. Joda, o deje de joder.
La doma, los caballos con la velocidad al viento, la libertad, el entusiasmo, la pobreza que resiste desde la supervivencia, y más esfuerzo y más juego de riendas y medidas.
Miedos y dominios, acercamientos osados pero pero necesarios, amistad entre lo animal en el hombre y la naturalidad en el caballo. Espectaculares escenas vitales. Porque la vida también es límite y son normas. 
La vida no se trata de modo desbocado. Eso, no acabará bien. Hay datos y pruebas. Zhao nos lo sugiere. La vida se siente, se hace sucesiva, en el día a día, en la reflexión del porqué hay que dejar sueños patológicos y ser consecuentes.
América en el medio de las interiores praderas y clásicos espacios. Pero que también es hoy. La pasión será buena si genera sanidad, pero si concede dolor no debe aceptarse. El Oeste y el vaquero protagonista decide pensar, matizar, reflexionar a su estilo y con acierto, todo es hoy y siempre, y bello, y lírico, y majestuoso y a destacar.
-COMO ESTA PELÍCULA-

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