domingo, 12 de noviembre de 2017

- NUESTRO INOLVIDABLE "CHIQUITO". -



Andaluz de música y supervivencia. El flamenco y las palmas. El cante. La laboriosidad y media vida casi en el anonimato.
Hasta que de repente alguien llama a Gregorio Sánchez a la tele. Y crea su personaje, "Chiquito de la Calzada". Giro corpenicano y fistro. Pecadora simpatía. Sorpresa y cachondeo. Risas populares. Todo el escenario para el de los ojos pícaros y educados y con sus movimientos rápidos y heterodoxos.
Chiquito fue España. Se la metió en el bolsillo como Torrente o La Macarena de los Del Río. Innovó improvisando casi sin darse cuenta. Entre olivas y fino, nos lanzó a su complicidad y a su risa. Tenía ingenio, y un gracejo andaluz y de gen al que añadió tics y recursos cercanos y a la vez contagiósamente cómicos.
Fistro, jarllll, pecadorrrr, comorrr, y todo un alarde de nuevo dialecto, que nos hacía reír y por la gloria de mi madre. España necesita reír mucho en la barra del bar o en donde sea.
Japón fue uno de los campos de su Andalucía en donde trabajó a destajo. Como el pueblo mayoritario que jornalea al paso de los señoritos y de los caciques de los olivares.
Chiquito fue normal y fistro, y quiso a su mujer, y cuando su señora se fue, la vida fue otra cosa.
Eso fue nuestro pecador de la pradera. Pueblo en el estrellato. Vida. Pura vitalidad que nos deja con la risa puesta a pesar de la pena que nos da que haya palmado. Ya era mayor.
Todo chistes, y cuentos de risa, y ruídos casi extraños pero eficaces, y sexo casi sin hablar de él, por la gloria de mi madre. Todos pecadores y fans del singular artista de Málaga. De tanto salir y repetir, se nos hizo conocido y simpaticote.
Diferencia de sociedad. De esconder la vianda en el sobaco, a ganar pasta y toda la popularidad ya en sus últimos años de carrera fistra. La paradoja de esa vida que es una ruleta en la que no sabes nunca lo que el destino puede llegar a depararte.
Calvo y con pelillo por atrás. Bailarín y gamberro, fiel y excesivo, popular hasta la médula como el carnaval de Cádiz. Chiquito de la Calzada, nuestro Condemorr que ahí llegó, nuestro Cantinflas, nuestro Jerry Lewis cañí, un tiempo inolvidable, como la serie eterna Verano Azul de nuestras vidas y milagros. ¿Te das cuén? ...
Un huracán obediente y laborioso fue Chiquito. Chiquito de España, y de Viriato,y de Portugal, y de la selección de Iniesta, y de nuestros nietos, y de nuestros padres y abuelos, y la comidilla de nuestras santas mujeres, madres y abuelas.
¡Cómo nos reímos con Chiquito! ¡Coño! Y ahora vamos a esperar a que salga otro monologuista como este inesperado genio de los platós. Será complicado, porque Gregorio el malagueño bordó su estilo y no es comparable.
España es risa y sorpresa. Mi país es así. No podemos estar demasiado tiempo serios y sin reírnos. Necesitamos la nota, que alguien se mueva para aquí o para allá, romper diccionarios y vocabularios, y gesticular los músculos faciales hasta cansarlos.
Chiquito de la pradera y la llanura, Chiquito del Quijote y Sancho Panza, Chiquito, Cruyff, Maradona o Messi. Chiquito de la tele y el "internés". Chiquito tierno e inolvidable. Chiquito, que, ¡ahí queda éso, torero! ...
Chiquito del optimismo y de la humildad, Chiquito popular y un grande, Chiquito un hombre y un señor de los pies a la cabeza. Chiquito de aquí y solo de aquí. Chiquito fue carpetovetónico, surrealista e interplanetario de nuestro país. Nuestro recurso necesario y nuestra excusa para demostrar vida abierta.
¡HASTA LUEGO, MAESTRO LUCAS!

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