lunes, 17 de junio de 2024

- FERMÍN NO SE ENCUENTRA. -



De Enguídanos me confiesa ser el viejo Fermín, mientras espero sentado en un banquito a que abra un bazar de chinos. Hora pues, temprana, soleada, agradable y primaveral. En ese mismo banquito, un hombre discapacitado trata de hacerse entender además de con su gestualidad y afán.

El viejo Fermín, parece conocer al discapacitado. Ambos se saludan y sonríen. Y a continuación Fermín me aborda con naturalidad. Me nota tranquilo y decidido, y decide confiar en mí.

Se le nota a Fermín el acento y hasta el sobrio porte y estilo conquense. Y sobre todo, que ya él se siente pasado. Porque su presente parece demasiado previsible para no notarle agotado de vivir.

Fermín es bastante alto, corpulento, paleto, incapaz de salir de sus apriorismos y estigmas, y me empieza al  contarme su vida, que un día en su Enguídanos pudo ver y tratar a su prima Concha. Llegó la postguerrra Civil y la necesidad, dejó de resinar en los pinos de su pueblo natal, y se afincó en Castellón en donde se casó.

Un día, tomó el tren de Castellón y se escapó a Valencia con un único objetivo: encontrar a su prima Concha. Yo diría, que más que su prima, la tal Concha fue realmente su verdadero tiempo de amor y deseo. Concha, podría representar tal deseo, la libertad, la búsqueda de la vida de la capital valenciana, el Mercado Central, la calle Ruaya, la Plaza de la Virgen, y otras mil cosas diferentes. Fermín nunca logró encontrar a Concha.

El hombre corpulento, campesino y campechano, trufa sus decires con pausas para él inevitables. Y Fermín mira con deseo a todas las guiris turísticas que se van acercando con sus móviles y faldas cortas y talles esbeltos, para visitar sus zonas más destacadas y gozar así con el clima del calor y del tiempo del sol.

Fermín ríe con ironía queda, y se dirige al discapacitado, hablando de las mujeres como si fueran hembras objetos de deseo sexual y jaleando su cuerpo. Su represión es el postfranquismo y su gran fracaso personal. No ha sido feliz con su mujer. Yo, le espeto a Fermín:

- "¿Y logró encontrar usted a su prima? ..."

Y un no breve y conciso, sella la respuesta a la pregunta directa. Fermín no solo no logró jamás  encontrar a su hermosa prima, ni aceptar que no fuera su cantinela de que todos los políticos son unos mentirosos que solo están ahí para llevarse los dineros y para dar por saco.

¡Franco! ... Mientras le esucho y me cuenta que no tuvo suerte en la vida y que ya es mayor para tonterías, Fermín confiesa su vacío y soledad sin querer. Me asegura que hace tres años que murió su mujer y que para él ya todo terminó hace tiempo.

Fermín ha tirado la toalla. Si su líbido sigue en pie, se buscará cuando ya no pueda más a una prostituta y se relajará en la cama. Pero su llanto interior no cesará. Fermín forma parte del ejército de hombres sin esperanza, el cual irá tirando por las calles turísticas, intentando pasar lo más desapercibido posible. Y cuando el calor empiece a arrear, entonces se meterá en su piso de Valencia donde quizás haga la siesta, y se pondrá todos los partidos de la Eurocopa de fútbol 2024.

Nunca verá a Concha, ni gustará de hacer amigos de verdad, se siente inactivo y acabado, vive en otro mundo que ya no existe, cuando España meta un gol lo cantará fuerte en su salón comedor, cuando suene el Himno nacional meditará sobre su juventud, y siempre pensará que su vida pudo haber sido otra cosa si no hubiera nacido en Enguídanos, si hubiera escuchado mucho más la música de Perales, si su mujer no hubiese sido tan coñazo de tía, y sobre todo si su prima Concha hubiera sido por él localizada.

Al lado del Mercado Central de Valencia, a mi lado y al lado de un conocido suyo que sufre discapacitación, Fermín ha vomitado su tremenda y oscura soledad. Un volcán de vómito vital, una sensación de absurdez emocional, un puñado de pena, y un porte elegante, elocuente, pero aparentemente contenido, práctico y castellano. Su España, su ser y su salud, apenas le importan.

-SOLO DESEA VER TETAS DE GUIRIS. -

 

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