martes, 1 de marzo de 2022

- DESDE OTRA PERSPECTIVA. -



Nací ciego. Nunca pude ver. Mis padres me tuvieron, agridulces. Por una parte, celebraron la alegría de verme vivo. Y por otra parte, con la lástima permanente de su tristeza por mi no visión. Soy hijo único, porque mis padres temieron que pudieran tener más hijos como yo. Y se volcaron sobre mí desde un principio.

Ni familia era acomodada social y económicamente. Y sintieron mi ceguera como una evidente decepción y casi como un castigo de las deidades. E hicieron todo lo posible para que yo tuviese algo de visión. Para ello, visitaron a los mejores oftalmólogos nacionales, y hasta algunos viajes hicimos al extranjero. Aquello les era muy difícil de aceptar. ¿Por qué iba a ser fácil acaso? ...

Yo me sentí distinto desde bien nene. Vivir a oscuras es imposible, y han de estar encima de mí. Me preguntaba qué sería eso de ver. Aunque poco a poco, empecé a desechar esa absurda idea para mí. Además de la vista, hay más sentidos. Y con el braille y otros adelantos, la vida puede que no sea tan reducida en alicientes.

Un día perdí el medio a estar solo. Recuerdo que antes no había la tecnología que hay en la actualidad y que es muy práctica. Pero aprendí mucho y rápido. Había que seguir para adelante, con apoyos o sin ellos. Tuve perro, bastón, y muchísimas horas para descubrir la practicidad y dejarse de melancolías. Ser ciego no es el fin del mundo. Es casi una experiencia especial de supervivencia. Y yo me lo tomé como una cura de vanidad y de humildad.

Siempre me gustó la voz de la radio, los sonidos de mi alrededor, la cercanía de las personas habituales, los pasillos novedosos de la ceguera y sus características y chicha. Ser ciego puede hasta molar y ser simpático. Sobre todo cuando aceptas tus límites. Es una aceptación continua y de repaso constante. Otra perspectiva diferente, e igualmente rica.

¿El amor?, ¿las chicas?, ¿todo ese mundo adolescente, erótico, sexy, y de pisar la cercanía de la verdad femenina? ¡Oh, bien personal y diferente! Yo no puedo ver los cuerpos de las mujeres, ni la puesta del sol, ni el amanecer, pero eso no significa que sea todo una putada.

¿Podría un ciego atraer a una chica? Todo es distinto. Has de deslindar muchas cuestiones y campos. Recuerdo la primera mujer que rozó con su mano mi piel, o la que acarició por completo mi cuerpo desnudo.

Es curioso que yo no tenga aspecto de ciego. Al menos, si no te fijas bien. Si me miras apresuradamente, ni te enteras. Pero luego, te das cuenta en función de la frecuencia y de la intensidad hacia mí.

Mis padres se separaron superados por su dolor hacia mi situación. Y yo me hice un joven alto y fuerte, y las hormonas se dispararon, y jugueteé mucho con diversas chicas. A unas les daba morbo un ciego pijo, a otras yo les daba curiosidad y hasta cientifismo dado que solo me estudiaban. Un ciego como yo podía ser un tipo raro. Los normales, ven ...

Me gusta el olor a chica, la voz femenina, mi tacto sobre las curvas de su cuerpo hermoso, toco su belleza y puedo hasta dibujar tal belleza y hasta pintar el cuerpo en un lienzo. Puedo muchas cosas. He sido nadador paralímpico, y sacado las mejores notas en la Universidad. Soy psicólogo. Debo luchar cuando mis pacientes me rechazan por mi ceguera, pero a mí me entra la sonrisa y me río mucho por adentro.

Tengo muchos proyectos. Incluso ahora que mi mujer se ha cansado de parecer una enfermera, y se ha largado por ahí con otro hombre y para no volver.

Es duro. Todo es duro. Y es necesario tenerse una potente autoestima. Yo no quiero ni querré enfermeras hermosas o inteligentes en mi vida. Sino una mujer que no le haga caso al hecho de la invidencia. Una mujer fuerte y con las ideas claritas y sin dudas. Soy fuerte como un toro, y en la cama como un superdotado que domina el tacto como pocos.

-SOY Y SERÉ CAPAZ DE AMAR Y DE QUE ME AMEN-
 

0 comentarios:

Publicar un comentario