sábado, 20 de noviembre de 2021

- DENTRO DEL SUEÑO. -



James Viktor tuvo un día muy ajetreado. A pesar de que su energía y también necesidad le permitía acometer tres trabajos diarios, hoy se sentía muy agotado. Es como si algo o alguien le hiciese ver que lo mejor que debía hacer era acostarse en la cama y ponerse a dormir.

En efecto, James Viktor se puso a ello. Cenó frugalmente,-cosa poco habitual en él dado que era un comilón irredente-, rápidamente se quitó la ropa, se puso el pijama y se acostó. Apagó el hombre toda luz, y a los escasos minutos Morfeo ya le tenía a su merced. Una respiración acompasada, rítmica y potente, hizo tener la absoluta certeza de que dormía profundamente.

Y así era. Y James Viktor comenzó a soñar. Y soñó con que le entraban unas tremendas ganas de dormir. Y seguía, y seguía el sueño. Y soñó finalmente que,-a pesar de hacer mil esfuerzos para no quedarse dormido-, no podía evitar caer en dicho sueño definitivo. Y se dejó ir. Y no sintió nada. Como si fuera un cuerpo muerto. Un ser sin vida, y muy alejado de la vitalidad y dinámica que se produce al despertar. 

James Viktor no se dio por vencido. Y comenzó a soñar,-en sueño REM-, moviendo los ojos rápidamente, que cabeceaba de un lado a otro para salir del hueco u hoyo de su sueño vencedor. Y siguió soñando el bueno de James, que lograba salir del sueño inmovilizador, frustrante y asfixiante, y entonces ya pudo soñar con muchas cosas más activas y bien diferentes.

Soñó ahora Viktor que empezaba a recuperar la sensación de los latidos de su corazón y que caminaba sudando pero feliz por unos senderos montañosos. Y el hombre se sintió muchísimo mejor, y le pareció que una hermosa muchacha le seguía coqueta haciéndole guiños alegres por dichos senderos de montaña. Y que la mujer era rubia, esbelta, de largas piernas y extremadamente amable y graciosa.

De pronto, pareció escucharse un ruido en la habitación. Como el de una puerta al cerrarse, o como si se hubiera desprendido de la pared un objeto metálico. O, esa sensación le dio a un James Viktor, el cual seguía durmiendo y soñando.

Muchísimo más tranquilo, el hombre pareció agradecer el efecto sonoro que debió haber acontecido. Y acabados todos sus sueños, James Viktor reparó en que aunque ya no soñaba, seguía durmiendo y durmiendo. Y al día siguiente debía levantarse temprano, y James comenzó a soñar que si seguía sin despertarse, podría llegar tarde al más tempranero de sus trabajos.

Algunas horas después, James abrió los ojos y dio tres puñetazos furiosos sobre la cama. Se había despertado de un tremendo mal humor, agotado, sin haber recuperado sus fuerzas, y bien frustrado. Y dio cuatro puñetazos más encima de la cama, y blasfemó sin miramientos.

Trató de calmarse antes de tomar su potente desayuno. Y lo logró. Pensó que la cosa no era para tanto. El día acababa de comenzar y no era cuestión de mostrar enfado. Tiempo tendría de ponerse crispado a lo largo de los sucederes del día. Y James Viktor logró serenarse tanto, que empezó a notar una especie de pereza para levantarse de la cama. Hacía fresco, llovía afuera, y en dicha cama se estaba de maravilla. Y como había dormido mal, a James comenzaron a cerrársele los ojos con el tremendo peligro de dormirse de nuevo y casi definitivamente.

Mas tuvo suerte. Afuera, en la calle, alguien nada cívico había decidido darle al cláxon de su automóvil una y otra vez, con el objeto de que un compañero suyo que vivía en la finca de James le oyese la insistencia para que bajase y se metiese en su coche para ir juntos al trabajo en un Polígono industrial. James Viktor no lo dudó esta vez. Se recuperó, saltó de la cama, corrió por el pasillo y se puso a desayunar. Se le estaba haciendo tarde.

-UN POCO MÁS, Y SE VUELVE A DORMIR-


 

0 comentarios:

Publicar un comentario