El otoño se pone actualidad, y decide que ahora toca cubrirse los pies y dejar los tirantes de las chicas para una demarcación más interior. El otoño transforma el rojo del verano en el ocre mágico y natural de las hojas de los árboles. El otoño es un ámbar de la nueva cotidianeidad. Su aire el limpio y sano, y fresco, y atrevido, y nos indica el camino del abrigo.
Otoño nos manda a la clase, al colegio, a la soledad en compañía, al fútbol de pago, al fin del descanso de los programas estrellas de la radio y la tele, a renovar los vestuarios y los escenarios, a llorar lágrimas de sangre por el asesinato machista de una nueva mujer, al cine a ver todo lo nuevo que no privatiza Netflix, y ordena que nos cambiemos las condiciones de la casa y corrijamos el horario.
El otoño es un tiempo aparentemente discreto, triste y meditativo. Pero lo que hace es substituir a la sandía por la manzana, a un tanga por unas medias explosivamente atractivas, y le da elegancia al descuido postural del descanso veraniego.
Quizás en otoño conocerás a tu amor si no lo tienes, o una sorpresa negativa cierre tu sonrisa camino de la depresión, o seas capaz de mejorar tu inglés, o de perfeccionar la calidad de tus fotografías, o apuntarte a tu primera carrera de fondo, o a volverte aún más sedentario y hogareño al ser derrotado por la pereza del confort del hogar familiar.
El otoño te pondrá a prueba. Se moverá y avanzará camino de la casi desaparición precoz de la tarde, y podrás seguir siendo social e ir con tus amigas de tiendas a ver qué hay, o te quedarás sin expresión afectiva mientras das de comer a las palomas en la Plaza de la Virgen para poder dar un poco de amor y de bien.
Porque otoño reinará tres meses. Y en el norte y en muchos sitios, lloverá. Y comenzarán los fríos. Y el otoño y el invierno se harán amigos antes de hora, y podrá nevar en cualquier mes.
Podrás mandar a ese hombre que no soportas al rincón del adiós. Y lo cambiarás por un amigo con sonrisa eterna que te hará mucho más feliz. Y las terrazas serán substituídas por los interiores de los baretos, y una vacuna más y adiós al coronavirus para siempre.
El otoño gritará salud. Manzanas, granadas, frutas con más carnosidad, y descubrirás que el caminar es una de las aventuras más extraordinarias que hay. Y te harás pacíficamente al monte hasta las cinco de la tarde que amenazará noche, y te pondrás unas chirucas y desafiarás los desniveles que encontrarás en los mágicos senderos.
Serás chica Ipanema e Instagram, o morenazo de Facebook, y jugarás con tu pelo y con tus ojos al maquillaje pasión. Y verás más lunas al abrigo de tu amante y su calor, y no perderás de vista que el cambio de hora también puedes ser tú.
En otoño vas a inventar, a crecer más, a cansarte menos, a ser mamá, a lograr esa paternidad que tanto ansías, viajarás a los lugares más imposibles bien dispuesto y sin temores, leerás libros que los magos de la escritura pondrán a tu disposición, encenderás la estufita de los chinos para los pies, comerás un buen puñado de castañas asadas, y te divertirás camino de donde están las cestas y las setas. Y si te quedas en la ciudad rutina los findes, siempre habrá un rastro castizo, un gol de Benzema o una mirada soñada de Scarlett Johansson. O, sencillamente, tu derecho vivo a soñar con ser feliz.
-TE LO ASEGURO-
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