lunes, 21 de enero de 2019

- EL "TÍO" LUCAS. -




El "tío" Lucas es valenciano y realista. Está jodido y lo sabe. Su mujer se separó de él al poco de darle a su hombre un ictus que le paralizó gran parte del lado izquierdo de su cuerpo. El amor dejó paso a la obligación y la enfermería. El "tío" Lucas se negó a los choques por pena y libertades.
En ese lío rupturista se salvaron pocos de su familia. Tiene setenta y pocos años, pero es un abuelete eternamente joven. Hace tiempo que va a la suya. Ama de la vida y de la libertad, y tiene cara de bueno travieso. Su mirada es aguda a la par que respetuosa, y si le echas una sonrisa de alegría franca y abierta, más todavía. Te corresponde y le caes bien.
Su mirada es su todo. Lo demás son secuelas y circunstancias. No puede hablar, pero gesticula con potencia y emite sonidos substituyendo a su voz por una aguda ironía explicativa e imperativa.
Usa bastón el "tío" Lucas. Cojea mucho por el ictus, y su desesperación la disimula con acciones heterodoxas e inesperadas, las cuales si no le conoces pueden sorprendente.
Cuando llega al Hogar del Jubilado, se gasta cuatro perras, come barato y no hace ostentaciones, por lo que podría pensarse de él que anda tieso de dinero. Pero en el pueblo saben que tiene pasta por un tubo. Tierras heredadas, y una más que holgada pensión. Pero es tan tacaño, que marea ...
¿Por qué el "tío" Lucas muestra en efecto esa tacañería? Pura venganza y temor. ¿Y si pasa algo y pierde más sus dineros y bienes? ...
Bonita sonrisa la de Lucas. Bonachón. Mujeriego deseoso. Cultura de huerta y de andar de cara y sin complejos. Razona claro, y lo blanco es blanco y viceversa. Al "tío" Lucas hay que observarle sin que se dé cuenta cuando juega al dominó, en donde tiene fama de imbatible. Sabe concentrarse bien en medio de las fichas. Mira rápido y te intuye los movimientos. Sus rivales del juego imponen diferentes ritmos. Unos son lentos al mostrar sus activos lúdicos y otros precipitadamente rápidos y acelerados.
El "tío" Lucas anda quieto y callado mientras practica su afición preferida. Y desde la mirada de sus rivales, empieza a hegemonizar su dominio del juego. Y para disimular, comunica que lo que pasa aquí es mero azar y chiripa.
El "tío" Lucas ama el placer, y si no puede bailar se inventa los autobailes, y cuando yo hago como que toco el violín, entonces él percibe mi correcta imitación y no puede evitar que su rostro se ilumine a causa de su risa escapada y abierta.
A Lucas no le hables de mujeres de su edad. Teme que todas sean sus enfermeras cuidando las secuelas de su ictus. Se mete por internet, y quiere vencer por dinero en busca de novias latinas y bien jóvenes a las que halla en las páginas de contactos. Las ofrece a cambio de una boda real, dinero y toda la tranquilidad económica del mundo. Cuando le ven el careto y su circunstancia, las jóvenes huyen y renuncian a casarse con él. Pero el "tio" Lucas es intuitivo como los canes, y despeja su fantasía de sexo bien pronto con nuevos proyectos.
Muchas veces convence a gente para que le lleven a un cercano puticlub de gran lujo. Una vez allí, se deja hacer e ir. Le gusta el sexo, y el dulce, y el cacao, y la paella, y sabe lo que es bueno. Viene de la sabiduría de la tradición. Si hurgas, hay mucha veta de talento natural en él. Y de modestia tímida.
El "tío" Lucas supo de peque lo que es la dureza de la labor en la Huerta, y en cuanto pudo se alejó de ella y se metió de técnico muy mañoso en la Ford de Almussafes. Le vino el ictus y todo al carajo. Pero Lucas se resiste a su martirio cotidiano y se aferra a la practicidad. Y cuando nadie quiere, él canta, y ríe, y grita, y hace el niño grande, y trata profundamente de ser feliz y de mostrar un gran orgullo y una evidente dignidad.
-Y PORQUE SÍ-

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