En el Bernabéu, se escuchan las potentes carcajadas del ausente matador Cristiano. Huele a nostalgia del goleador portugués. A desilusión y a bronca.
El mismo día en que el arisco luso levantaba la última Champions tras derrotar al Liverpool en Kiev, anunciaba una tremenda crisis y ausencia. Se iba. Y, se fue ...
Años antes ya llovía feo sobre el Real Madrid. El brillo de las sucesivas Champions consecutivas, acallaba las bocas y los descontentos. Pero había mucho de coyuntural y de irrealidad. Cuando en Liga no se funciona bien, es que algo pasa. Es la competición de la regularidad y el gran termómetro, y en ella no cabe la sorpresa sino la consecuencia.
¡Coño! ¡Si Cristiano se iba, habría que haber hecho paliativos! No se hizo. Antes incluso, se hablaba del mal juego del Madrid, de si el portero debía ser o no Keylor Navas, o de la baja forma de Karim Benzema ...
Hasta nuestros días. Florentino Pérez decidió no relevar con dinero la ausencia de su histórico goleador tapacrisis, y solo fichó al excelente portero Courtois.
Zinedine Zidane es un ídolo para un vestuario lleno de gallos vanidosos. Y como en su época de jugador, Zizou generaba respeto y admiración en sus jugadores. Y ese carisma, hacía que las cosas se mantuvieran más o menos amarradas. Y las entrevistas del entrenador, mostraban una filosofía irónica de una convicción imparable y peculiar. Su flor. Zidane no sería pues el culpable de nada. ¡Ni hablar! ...
Se fue Zidane. Escapó de la quema. Llegó un ambicioso Lopetegui, que fue capaz de dejarse a pocas horas del comienzo del Mundial de Rusia a la Roja, para embolsarse la tentación dinérica y hasta sorprendente del dios Florentino.
Lopetegui, falló. No conectó con nadie, y los negativos resultados se lo llevaron en seguida al olvido. ¡¡Bye!! ...
Subieron a Solari. Era extremo rápido y corajudo como jugador, y llegó a vestir además de la albiceleste camiseta argentina la blanca del Real. Los resultados amenazan seriamente ahora al nuevo entrenador. No le echan porque no saben a quién traer. Lo que pasa es que en Enero, El Madrid ya está a diez puntos del líder Barça y huele a temporada para olvidar.
Puñetazos. Castañas. Pegada, ¡Goles! Traca. Concreción. Bale es de cristal y fue un error renovarle, como en su día lo fue el desprenderse de Morata, James o Kovacic. Benzema, está huérfano de todo ahora ...
Falta, gol. Le falta mucho gol al Real Madrid. Y, jugadores de clase, y defensas duros y concentrados. El drama es que hay poco, porque no se han sabido cubrir los huecos.
Por tanto, la gestión deportiva del Real ha sido verdaderamente calamitosa. ¡Un desastre! Y lo que pasa ahora es consecuencial. No se pueden fichar Cristianos, pero sí tipos que la enchufen y sin vanas comparaciones nostálgicas. Hay algunos pocos todavía por ahí...
Hay quien sueña con la fantasía Disney y carioca del genial niño Neymar, pero me da la impresión de que el talento exhuberante del brasileiro no se expandería en el frío y exigente Santiago Bernabéu. El Madrid es poco de sonrisa glamurosa y hasta casquivana. El Madrid es un equipo de soldados de los pesos pesados. Y darle kilos de nuevo a la blanca camiseta, va a costar.
Hay quien, desesperado, se lanza o apela a la vía del Mourinhismo en busca de la testosterona del puto amo y de su experiencia profesional. Pero Mou parece una ruina pompeyana de quien fue. Y muchos le señalamos con el dedo como generador de lo que hoy pasa en el palacio de Florentino. El gran Jefe ...
La fuerza del Real Madrid siempre es imparable y de éxito. Por eso la transición actual es impotencia, sangría dolorosa, ansiosa, y depresivamente extraña. Pero habrá que tener mucha paciencia para que vuelva el sol a solidificarse.
¡TODA LA PACIENCIA!
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