jueves, 1 de febrero de 2018

- LA DIOSA -



Y de repente en el Olimpo de las deidades, surgió una Diosa fuerte y potente. Golpeó la luna en alarde, y mostró en su figura y forma curva un punto de vindicación y heterodoxia.
No era una mujer. Era una madre, y a la vez el todo. Marcaba unas nuevas reglas del juego, y en su benevolencia y justicia se apartaba de los machismos, del pecado y de los akelarres audaces.
Se llamaba, Diosa. Ese era su nombre. Y se hizo carne, e idea, y abstracción, y vino a nosotros. Y su reino magno desconcertaba a las sociedades, acostumbradas a los patriarcados y a las figuras superiores masculinas.
Ante el descreimiento de los potentes y hegemónicos dioses masculinos, el cuerpo y el ser de la Diosa se posicionaba rebelde y con la fuerza inflexible del acero mágico y contundente. Ahora golpeó a otros planetas para hacerse creíble y fuerte ante los humanos. Se avalanzó sobre las fuerzas de la gravedad, las inutilizó por unos segundos, y logró detener todos los tiempos ante el gran asombro general.
No podía ser lo que estaba pasando. La verdad no podía ser una deidad femenina y hercúlea, capaz, mandadora e inteligente. Pero el reto estaba lanzado. Y la Diosa se mostró a través de su palabra y de su acción evidente. Y lo dijo todo. Dijo toda esa verdad que nunca se produce y que jamás es efectiva.
La Diosa valiente enseñó toda sus sabiduría con su voz y acento distintos a todos los demás dioses. Habló a los niños, a los hombres, a los abuelos, a las mujeres, a los homosexuales, a las estructuras convencionales, y habló y siguió hablando de la necesidad de un mundo mixto y equiparado.
Ahora golpeó Júpiter. Porque la sabia Diosa necesita convencer con acciones concretas todo su excelso poderío. Y la Diosa habló de la vida y de la muerte, y de la verdad, y del sexo libre, y del placer, y de la libertad, y de la amistad y de la fraternidad.
La Diosa no excluyó a nadie. Explicó todos los conflictos y sacó de su Grial quasi mágico el principio femenino esquilmado por la oscuridad disfrazada de aparente normalidad. Y luego la Diosa se replegó temerariamente, y dijo que no sería un busto, o unas curvas, o una feminización unívoca de la verdad sacra. Y se volvió a mostrar reivindicativa y justa, y afirmó que la mujer ejercería la ceremonia religiosa como un hombre, y que el niño y la niña estarían en el mismo escalafón, y que todo era conciencia mutilada y escondida.
Y para ello volvió a golpear y a trocear los grandes planetas y las grandes referencias físicas y generales. Y el Universo se postró a sus pies. Y el paradigma se tornó evolutivo y cambiante. Y a continuación, todo el orden gravitatorio y de paz volvió a su exacto lugar. Y su huella ya no tuvo fin.
La Diosa nos reconcilió con todos, mostró el bien y la verdad, el error de la violencia y el placer del amor definitivo. La Diosa fue sabia, mediadora, comprensiva, aglutinadora, equidistante, buena, admirable, sol, luna, estrellas, alegría, ciencia, paz, más amor, y todo el liderazgo de la convicción.
Y a partir de la Diosa vencedora y venerada, el mundo se volvió sabio y justo, perdió el mal, y los diablos huyeron para no volver. Y los humanos saben que nunca la desesperación podrá superarles. Porque ahora ya está ahí por siempre su Diosa magna.
-AMÉN-

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