martes, 10 de enero de 2017

- "GERMANI". -



Alto, fuerte, en la marginalidad, moreno, teatrero italiano, comediante, seductor, eficazmente gestual, superviviente nato, simpático, abierto, natural, listo, aparentemente indiferente, desengañado y más que abordable.
De Urbino, cerca de Florencia, cuarentañero, y apartado de los suyos y de casi todo por razones que no parecen saberse, agria actitud consigo mismo, duerme de sigilo consentido en uno de los bajos comerciales abandonados a la especulación, ayuda a almacenar productos de un bar próximo, y sobre todo, "Germani", como concede llamarse, se dedica a la chatarra, a remozar máquinas viejas y desechadas, y seguramente a no pensar demasiado si es que esto le es posible.
No es que yo le caiga bien a "Germani". No. Lo que sucede es que somos vecinos y el italo larguirucho de buenas espaldas no quiere ninguna tensión. Se lleva bien con todo el mundo porque lo que desea es sobrevivir. Su objetivo.
Pero, naturalmente, "Germani" quizás no sepa que huye de sí mismo. Y su discurso es lógico y variado. Habla más que decentemente el castellano, y desde ahí lanza su magia y su estrategia. Es sagaz, suele estar muy bien informado, no traga con las verdades oficiales, no cree en un Sistema que le olvida, y es discursivo y potente su oratoria cuya finalidad es que le cojas simpatía, aburrirte con su verborrea de sabihondo a la fuerza, y que te vayas de ahí y le dejes hacer.
"Germani", ha creado un personaje. Quien es, y quien parece. Su misterio personal, y su actividad cotidiana basada en la laboriosidad de labores menores y al margen de lo constituído. Tiene una risa familiar y acogedora, miente de modo astuto, te intenta hacer creer que los burros pueden volar y a tu favor, te entretiene, no puede negar que es de cerca de Florencia, y cuando le ves en acción y en simpatía puedes imaginar a comprender cómo Marco Polo hizo ruta comercial entre lejanas gheisas o temibles mandarines.
Sí. Alto y desgarbado. Casi como un base un tanto tosco del palacanestro. Pero con su pelo rizado y su físico bello y descuidado, podría seducir señoras a poco que se lo propusiera.
Tengo dos claves acerca de "Germani". Dos claves de pura hipótesis. Una de ellas tiene que ver con su reacción cuando le hablo acerca del atractivo y de la belleza de las mujeres. Y a pesar de que no parece homo, "Germani" se pone escéptico y distraído, no agradece la sugerencia, no avanza acerca de su opinión sobre estos temas de relax y atracción, confiesa que naturalmente que tiene no novia sino amigas, y en cuanto te das cuenta ya te ha llevado con su labia efectiva al precio del latón o a la diferencia de los metales en el valor de mercado. De su mercado menor.
Pero lo más riguroso,aparte de la laboriosidad de "Germani", es su silencio bien llevado y su repliegue hacia sí mismo. No solo es que se ponga a fumarse porros únicamente sentado en una silla recurrente y excesivamente pequeña para su constitución física, sino que necesita entrar en su catatonia y hasta perplejidad de sí mismo.
Le ves desde la calle de espaldas, y parece que esté orando. No es así porque es ateo, y solo podría parecer meditativo o reflexivo. "Germani" entra en su silencio tranquilo y apartado, y goza desconectando sin que apenas nadie se percate del hecho.
El italo necesita pasar mucho tiempo inmóvil, casi en un yoga heterodoxo, y es como si esa paz y calor que nota le dieran fuerzas para seguir subsistiendo. Y así cierra la persiana del bajo comercial abandonado, y se va, y vuelve, e iza nuevamente la persiana metálica, y va y viene, y hace itinerancia casi de personalidad sobre una barriada que necesita futuro y renovación. Yo, a veces, me pregunto si tuvo novia en Urbino y si no ha podido superarlo.
-VAYA USTED A SABERLO-

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