Las estrellas nacen y brincan, y deben pasar por los autógrafos o selfies consentidos y promocionales. ¡Dales gusto, Chanel! ¡Dales ritmo con tus caderas vertiginosas! Con tus nalgas prietas, con la velocidad gimnástica y trepidante de tus piernas de chica cuidada. ¡Cómete el mundo! Aunque sea por unas horas, meses o años, ¡pero no dejes que tu gloria campee indiferente!
Eléctrica, al ataque, con tu perfecta coreografía, tu O.T. fue Turín de Eurovisión. Pudiste ganar porque eres artista, guapa y de hoy.
Y, ¡tu pelo! Tu hermosa cabellera se lleva más que enamoradamente con el flash de las luces y de la puesta en escena de la modernidad rabiosa. ¡Vive el hoy! Goza de toda la magia que a veces es reality y que nada importa lo que los demás piensen.
¡Porque tú eres Chanel! Tus fans están ahí para lo que gustes mandar. Ahora eres la reina del espectáculo de la tele. Porque la música también está en la tele aunque a veces no lo parezca.
Chanel se ha entrenado bien para los Juegos Olímpicos de Eurovisión. Es bailarina, actriz, cantante, linda, sexy, hermosa, danzarina y sensual. Hace espectáculo y se mueve bien ahí delante de todos a los que les salen los nervios. Chanel quiere ser mucha Chanel, y le pueden quedar muchísimos retos por delante si muestra su voz y se diferencia de otras chicas emuladoras de un estilo.
La fama no es la discoteca de una noche loca, o los besos encendidos de un morenazo de ojos verdes en una noche de primavera excitante. La fama está en la capacidad de pasar de promesa a realidad. Y eso es un abismo que Chanel debe cuidar.
¡Está muy bien el fenómeno Chanel! Se oían gritos cuando la lanzaban los doce points de éxito. Pero en el éxito cada point puede durar años y hasta décadas. Y todos sus fans pueden dejar de enamorarse de ella si no se lo monta bien, o cae en los excesos inmaduros de Rosa de España.
De momento está todo muy reciente, y caliente, y espectacular. Y la gente vibró como hacía años. Y para nosotr@s ha ganado y tiene todos los récords y parabienes. No en sus esculturales piernas, sino en sus agentes artísticos estará la clave de su éxito o de su volatilidad fugaz.
Cuando alguien empieza ídolo, el estrépito del músculo del fracaso suele ser potente y muy excesivamente sonoro. Aún no conocemos a Chanel los del otro lado del mundo joven y digital. Ahora vendrán las entrevistas pelotilleras, y el escudriñar en su personalidad, y hurgar en sus defectos y ahondar curiosos en sus virtudes.
Aún no podemos saber apenas nada de Chanel. ¡Todo a su tiempo! También descubrimos a Bisbal o a Chenoa, o a los grandes supervivientes del show mediático del éxito de masas.
¡Disfruta, Chanel! ¡Aprovecha estos momentos en los que todavía eres un misterio por descubrir! ¡Ama ese anonimato real! ¡Luce tu cuerpo, tu carisma y tu éxito! Y no hagas caso a los carrozas como yo. ¡Ninguno!
Ahora toca vivir para regalar magia a tus fans. Duerme y descansa. Y al despertar, a melena batiente, salta mágicamente desde tus piernas torneadas.
¡FUERA COMPLEJOS!
0 comentarios:
Publicar un comentario