lunes, 24 de enero de 2022

¡AINHOA!, URDANGARÍN, LAS COSAS QUE PASAN ...



Y de repente, ¡zoom!, ¡boom! ¡Alegría en las sonrisas ajadas, contenidas y oficialistas. De súbito, una chica rubia todo lo rompe y acaba con las nebulosas. Ella es una playa, su bikini, su piel, su rubiez, sus manos entrelazadas en una playa vascofrancesa, y todo el País salta por los aires y se pone como en un Sálvame de Disney, ¡patas arriba!

La trasgresión. Son jóvenes. Urdangarín es atleta. Alto y atractivo, suave, educado y sereno. La cárcel es jodida. Su mujer estaba en Suiza, y él, entrando de nuevo a la vida por los caminos de un gabinete de abogados en donde curraba otra princesa distinta y seguro que con el RH positivo. Casi como Clara Lago y Dani Rovira. ¡¡Oh, el amor!! ...

Mucho más la fuerza de Eros y de Afrodita que la Revolución de Octubre. Porque la belleza gusta, y las parejas se deslizan por nuevos caminos en pos del beso más sacro que una Realidad.

Pureza y playa. Sol. Cosas que pasan. Ainhoa es ahora la chica mala y maravillosa en la que se detienen las miradas de miles de chicas de todas las edades. Estaba tan casada, y consolidada aparentemente su relación con el marido, que éste al conocer la situación ha entrado en shock de desamor y se ha visto obligado a sufrir los males sentimentales. Está de baja. No esperaba ésto. 

Se malmete diciendo que cuando hay vida y amor, no hay escrúpulos, ni pasados ni futuros. Es lo que hay. Son cosas que pasan en las mejores o peores familias.

Urdangarín rompió fronteras. Quizás Suiza las puso. Su ya pasado amor la Infanta Cristina, lo supo todo solo por la tele. Asombrada un tanto, parece que pidió consejo a la experimentada madre Sofía. Sofía es sabiduría callada y vivencial. Sabe jugar fuerte a la Realeza, y madre e hija se sentaron juntas a valorar reacciones y a parlamentar. Interrumpen, sí, la relación los ya ex. Pero de momento es pronto para tomar decisiones ruidosas y profundas. Es mejor dejarlo todo correr. También hay dinero y mucha letra pequeña que rascar aquí. No se habla de una familia obrera, sino nacional y estatal. Es algo mucho más que cosas que pasan ...

Ainhoa ha incendiado más las redes españolas que la Pedroche o Miley Cyrus. Ainhoa es la libertad rubia. La matadora abogada que lanza los códigos a las arenas bravías de una playa demasiado bella. Ainhoa e Iñaki Urdangarín. Algo huele a Bonnie and Clyde. Algo siempre a esa vida loca, loca, loca, que es la loca realidad.

Solemnidad y Monarquía, consanguineidad y otros tiempos, muy poca estridencia y toda la ternura para todos los niños de ambos y de todas las Casas y casitas. Solo ha ocurrido un terremoto de amor en una playa ... ¿Alguien lo discute? ...

Iñaki y Súper Ainhoa se vieron en el trabajo. Se saludaron, se miraron y se conocieron. ¿Solo será dinero, o temblarán acaso Romeo y Julieta? ... El tiempo dirá si esa playa solo son dólares, o si el Emérito volverá a España, o si se suavizará lo de Letizia y Sofía, o si Leonor será finalmente la Reina de todos los españoles.

Cronos es sabio como una playa rubia y desinhibida. Como un bikini y unas manos unidas, como los kilolitros de gasolina para los bobalicones programas de corazón que tienen millonarias audiencias de gente que dice distraerse y mucho con estas cosas. Buen morbo.

Ainhoa es la chica nueva en la oficina, la Farala que es divina hasta con la mascarilla sanitaria de la discreción. Ahora, manda su nombre en este país que es como es. Un país que se mueve mucho en el placer y en el sol de las playas de moneyamor. ¿Money amor? Que sea lo tenga que ser. Cosas que pasan.

-Y NUNCA DESAPERCIBIDAS-
 

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