domingo, 20 de diciembre de 2020

- NAVIDAD INSÓLITA -



Mazapanes, turrón, gambas, medias, aglomeración y coronavirus. Jamón, mallas, langostinos, tradiciones y estupefacción. Lo de ahora es insólito. Va a llegar el hijo de Dios casi al mismo tiempo que la vacuna quasi mágica e imprescindible. La vacuna se ha hecho para salvarnos de una peste bestial e indomable, que se percibió en Marzo, sigue contagiando y matando, y ha obligado a la emperatriz Merkel a confinar a toda la potente Alemania.

Luces y motivos navideños por todas partes, y mucho personal desinfectante de la limpieza en nuestras fiestas más familiares. ¿Alguien vio algo igual en la historia reciente del mundo? Toco madera. Que yo sepa, ni me he contagiado ni me han tenido que ingresar en un hospital. He salvado el pellejo. Sigo vivo. Y ahora me sobreviene la estación Navidad.

Tradición contra sorpresa. Convivimos los sanos con los enfermos. Sin tocarnos y guardando las medidas sanitarias. El virus debe estar frotándose las manos. Todo encuentro emocional y familiar, implica menos distancia y más bajada de tensión defensiva frente al patógeno.

Vanesa habla con Sergio. Y Sergio se caga en todo. Y Julián dice que eso de séis personas es una putada. Y que hay que divertirse, saltar en la playa, ponerse acaramelados, romper la discoteca y estrenar el ocio de una vez. Que, ¡todo esto es injusto! ...

¡Lo es! El virus es injusto. El virus es un canalla. Y por eso es que hay que atajarlo y volatilizarlo. Hacerlo trizas y pasado. Y de paso, reflexionar sobre el porqué está con nosotras y nosotros intentando a la mínima acabar con nuestra salud y hasta con la vida.

Teléfonos móviles, digitalidad, compras por internet, circos apagados, calle triste, campos de fútbol vacíos, familiares a los que este año ya no podremos ver. Y otros familiares que andan lejos, y a los que tampoco podremos recibir y con el cariño que se merecen.

Cifras de muertos. Ropa preciosa en las Grandes Superficies, el capitalismo espantando moscas con las manos, llueve a tristeza endémica, severa y decepcionante. Desde aquí siento cómo la gente está llorando. Por adentro, por afuera; por muchos sitios ...

Inesperado todo este tiempo. Pero Lydia está preciosa en su sonrisa porque en nueve meses se ha conseguido que podamos vacunarnos. Y un rey mago y sanitario se va a presentar un día de estos en esas terribles y abandonadas al lucro residencias de ancianos, y entonces sí que va a llegarles a los viejitos por fin la buena nueva de la protección de su salud. El día en que en estos sitios ya no mueran ancianos por coronavirus, empezaremos a tener cifras realmente felices y de fiar. Y ese marcador o indicador, nos dará a todos la gran confirmación de la alegría y de la seguridad.

El entretanto. Mucho antígeno y mucha prueba elitista e inane. Se gastan el dinero por miedo, y porque lo tienen. Pueden despilfarrar para fingir después su reality social. Y, chucherías, y las chuletas de cordero, y la gastronomía con olor a navidad.

Pero, nada de nada. En las casas se hablará de muchas cercanas y pequeñas cosas, y el espíritu navideño podrá ser una quimera. Habrán humanos besos y abrazos. Y muchas sillas vacías y disimuladas en el corazón. La navidad removerá y repateará nuestras tripas y pondrá a prueba nuestra estructura mental y de sentido común. Y el alcohol será un peligroso refugio.

Fiestas ilegales, tangas rojos, vino, cerveza, champagne, las doce campanadas a media noche, ¡qué modo de toser, Pascual! ¡Vámonos de aquí! ¡Si te vas ahora, para mí estás muerto y enterrado! ...

Ha sido un encuentro entrañable, pero no acerques mucho. Sé cerebral y no lúdico. Masócate fuertemente los deseos inevitables, y no te muestres demasiado. Ama a los demás como a tí mismo, y ponte la mascarilla. Los reyes de la vacuna ya asoman por el arenal. Los magos.Y el verano del 2021 será maravilloso. Podrás revancharte de toda tu actual represión.

¿ACEPTAS EL RETO?
 

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