viernes, 24 de mayo de 2019

- NICETO -




Bajito, poca cosa y tremendamente vital. Sí. Lo que tiene claro Niceto es que vivir, son dos días. Que esto se acaba y te vas al hoyo sin remedio. Niceto es de mi tierra valenciana, pero procede de la inmigración de los sesenta. Origen manchego, rural, y apasionado terremoto siempre de aspecto tranquilo y habilidoso.
Si miras a los ojos de Niceto, no te llegan grandes noticias. Lleva la mirada de quien quiere pasar desapercibido, y que a la vez nunca desea perderse ningún sarao. Niceto ha sufrido mucho pero no es vulnerable. Un día me cuenta que se separó de su mujer, y que años después volvieron y siguen ahora juntos.
Niceto es un ser tremendamente social y fuertemente humanista. Fue enfermero. Echa de menos aquella actividad frenética, porque lo suyo siempre fue y es real y vocacional. Se enrolla como las persianas y te retiene, porque en el fondo es tímido a mares. Necesita que alguien antes haga el ruído y entonces Niceto saca sus reflejos y su ráfaga de saber estar. Pero nunca será quien dé el primer paso. Por si las moscas.
Le encanta el fútbol a Niceto. Pero yo diría, que más que el fútbol le agrada todo lo cercano y humano que lleva don deporte rey. Es amigo de algunos ex jugadores del Valencia, y también de familiares de ellos. En el fondo es un sensacional vividor que descubre las pillerías y las hipocresías del camino de la vida, sin hacer notoriedad ni estrépito.
Habla bajito, y su principal virtud es su capacidad para escuchar. Porque Niceto sabe y ha aprendido a dejarse de historias y a escuchar lo que le dicen, porque todas las historias le atraen.
La vida de Niceto se desarrolló al lado del amor y de la enfermería. Es astuto y tiene la mirada con memorias. Si mira a alguien, ya lo tiene en su agenda de sensaciones. Es paciente, y siempre huye de los líos y de las broncas.
Gusta de la gastronomía y es creativo y audaz entre fogones. Ha sabido casar su mundo de atrás con el nuevo panorama rápido y actual que se presenta imparable y que es el futuro.
Niceto se ha de apuntar a un bombardeo. No sabe estar en casa ni le da la gana. Es capaz de ironizar sobre el yoga y de ponerse a practicar pilates la semana siguiente. Niceto es divertido y cercano, intuitivo y arrollador.
Me hace gracia cuando al visitar antiguas y moras alquerías de mi tierra, destaca y se fija en las potentes estructuras que sostienen el edificio. Me dice que todo eso de la Historia, le atrae. Que, si los romanos, los árabes y hasta los egipcios y tal ...
Niceto es medicina y practicidad. De su tiempo ecléctico. Y en cuanto te descuidas se vuelve convencional y te habla de las marcas de los coches. Casi todos los coches le apasionan, aunque a algunos los defenestra argumentando a su modo.
El coche y la carretera. La vida. Los sitios. Las actividades contínuas y la libertad. Es de izquierdas pero nunca hurga, salvo que te vea de su cuerda. A la mínima, desvía hacia otro tema porque recursos vitales tiene a porrillo.
Niceto me dice que hace poco que perdió a su padre y que casi evita mirar cuando con su coche ha de pasar por la barriada paterna. Conoce el dolor, y precisamente por éso, se lanza a mil retos y consecuentes.
Niceto es práctico. Ha de ser práctico. Y me dice que sí, que oye, que esto va así y se acabó, que él ha visto cosas sorprendentes en los hospitales y en los quirófanos, que vio el límite entre vivir y morir, que eso está ahí y que se apañe el que no lo vea. Y que cuando la guadaña llega, entonces no hay mayores debates ni premios. Que, cuando uno dice adiós, el pobrecico se pierde muchas cosas y va y ni siquiera se lo pueden contar. Por eso Niceto tiene la bandera de lo que vive.
-TÍO VALIENTE-

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