La lucha fue paralela a la tensión. No había jogo bonito, se acababa la Champions y hasta la Copa del Rey. Un ridículo Mundial por en medio, y toda tensión ...
Lewandowski salvó muchos muebles. Hasta que comenzó a flojear su regularidad y a pasar inadvertido. Como Ferrán Torres ... Pero Xavi tomó la manija y empezó a ganar experiencia y claridad. A falta de unos lesionados Pedri y Dembelé, o de la creatividad, solo quedarían los bemoles del toro Gavi. Un novillo asombroso pero sin esa magia creativa.
Xavi decidió añadir un centrocampista más y dejarse de orlas. No se brillaba, pero un sensacional Der Stegen seguía parándolo todo. Se retiraba roto Piqué, pero Araújo y finalmente Cristensen le ponían consistencia a la zona de atrás. Koundé se confirmaba como un excelente fichaje.
No. No había juego. Pero sí, coraje y resistencia. Y el Real Madrid perdió muchos puntos y le dio muchas ventajas a los blaugranas. Por lo menos, quedaba el orgullo de la Liga.
Gavi seguía luchando como un jabato enloquecido, y a nadie más se le pitaría por gandul. Rafinha estaba irregular, pero seco de goles. La carrera de Ansu Fati parece ajada por la lesión. Surgió el escándalo de lo de Negreira, y todo se manchó. Todo fue una locura emocionante y mucho revisor del VAR que no parecía saber de fútbol. Mas el Barça seguía embrujado en la potente concentración que suministraba el maestro Xavi. El de Tarrasa no entraba en el fuego enemigo, y sus palabras eran siempre de palmaditas de ánimo a sus futbolistas. Ni un solo enfrentamiento en el vestuario. Nadie lograba filtrar nada porque nada había. La templanza del gran Xavi se imponía. Si has sido jugador de fútbol, puedes penetrar en la mente de sus futbolistas y entender bien este negocio.
El Barça, flaqueó y preocupó. El Real Madrid, espoleado por sus éxitos en la Champions hasta la llegada del City, trató de seguir la estela del liderazgo azulgrana. Pero no lo logró. El Barcelona tomó consistencia y regularidad. Sin el más mínimo alarde, y ninguna concesión a la floritura. Apenas hay artistas, pero estaba todo el ánimo para vender caros los goles en contra.
El Madrid, se rindió. El objetivo se estaba logrando. Hasta que llegó el Español de Cornellá, y en media hora el Barça de Xavi Hernández alcanzó su título de Liga número 27.
Tras mucho llanto y zozobra, ahora el Barça es feliz. La Liga es siempre la competición más larga y marathoniana. El ganar este torneo siempre tiene un mérito que nunca se reconoce lo suficiente en tiempos de velocidades y de estrépitos.
Hay que darle la enhorabuena al sensato Xavi Hernández y a todos sus jugadores. Se despide el último mito Busquets, pero la vida sigue. Y los autobuses llevaron a los héroes emotivos por las calles catalanas y el espíritu de Canaletas. Había hambre de éxito. ¡Mucha! ...
La plantilla del Barça ha sido corta. Honrada y limitada. Después, el futuro de dineros, nubarrones o devenires, será. Tiempo habrá y se sabrá sobre los jugadores que partirán y de los que se quedarán. Pero eso será otra historia.
El Barça ha ganado la Liga por honradez, humildad, trabajo y concentración. Se ha sacrificado todo hacia lo más concreto que han sido las victorias y los éxitos definitivos en la competición más larga como es la nacional. Ahí, los de Xavi han defendido su palmarés y prestigio.
Lo de planificar, es tiempo venidero. También se va Mateu Alemany. Mas a Barcelona volvió la magia y el buen rollo. Can Barça necesitaba esa positiva energía, tras tiempos tremebundos y fallidos. ¡La enhorabuena!
¡GRACIES, XAVI!
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